Cortinas de humo
Libros de ayer y hoy
[email protected]
En el absurdo retrotrae el gobierno español el caso de la prostitución, de la que se pretende “no decir su nombre”, como diría Wilde de otras situaciones. Ante la avanzada para eliminar esa actividad de las calles y recintos de su país, a ese gobierno se le debe haber olvidado la firma de España del Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena, adoptado por la ONU en diciembre de 1949. Este fija las reglas determinantes del Abolicionismo de la prostitución y sanciona la trata y la explotación sexual.
Fue firmado por ese país en junio de 1962, al que se agregaron también en esa época 44 países. Y siguieron las firmas por largos años. México firmó antes que España, en febrero de 1956. La existencia de ese convenio es fundamental, tras una larga historia que venía desde la antigüedad y en la que la prostitución y su explotación fueron parte de los problemas sociales y de salud. En una postura avanzada para la época, la ONU reconoce el derecho de las mujeres a su cuerpo y rechaza el uso externo con fines utilitarios del quehacer sexual. Ya hemos mencionado en otras ocasiones uno de los libros más completos sobre el tema La Prostitución, (Editorial Diana 1973), del penalista Ricardo Franco Guzmán, que plantea el abolicionismo como el sistema más firme para defender a los que usan su sexo para vivir y penalizar a los explotadores llamados lenones en la legislación mexicana.
Esquema importante, mientras el estado resuelve los problemas que conducen a esa actividad.
EL ABOLICIONISMO PLANTEA LA NO TIPIFICACIÓN PENAL PARA SEXOSERVIDORES
Las protestas en España de los aquí llamados sexoservidores, incluyendo varones, suben de tono no solo en Madrid sino en varias ciudades de España a pocos días de que la ley prohíba el acto de prostituirse, así sea a nivel personal y sin presiones ajenas. Por lo que trasciende, todo parece indicar que aunque hay quienes hablan de abolicionismo, se confunde el término porque lo que se trata en España al abolir prohibiéndola, es la propia prostitución y el derecho de ejercerla. La idea expresada en la convención de 1949, que se basó en propuestas de la Sociedad de las Naciones de 1937, es considerar libre la prostitución pero sancionar su explotación. O sea, diferente de lo que pretende el gobierno español de prohibir la prostitución e incluso penalizarla, llevado por un presunto proyecto social de eliminar la actividad de quienes tienen que vender su cuerpo para vivir. El asunto se retrotrae a la vieja
historia del prohibicionismo, que fue eliminado por un reglamentarismo que si bien afianzó la situación, todavía mostraba huecos por el control sanitario, social y jurídico que se hacía de las mujeres. Esto llevó al abolicionismo total de la prostitución como delito y la aceptación de que las mujeres pueden hacer ellas mismas con su cuerpo lo que quieran siempre que no se desprendan delitos ajenos. Ahí se delimitó claramente el caso de la trata. El PSOE, desde su gobierno, en un tema en el que que lo acompaña el izquierdista Unidas Podemos, aparentemente llega a la solución del abolicionismo, pero pasa por la prohibición, lo que genera gran descontento e injusticia en un país en el que se habla de 45 mil sexoservidores activos y cuando la trata como en otros países está en aumento.
NI PROHIBIR, NI PENALIZAR: RESOLVER EL PROBLEMA SOCIAL A SEXOSERVIDORES
Por las posturas en encuentros y leyes, en nuestro país se plantea que la mejor solución es resolver los problemas sociales y económicos de los sexoservidores a través de empleos y educación, y penalizar duramente la trata, como se sostiene en la ley especial de la materia.
Es Ia idea que tiene el gobierno español aunque la plantea con prohibición. Siguiendo la ruta de las convenciones en las que México ha participado, la prostitución en México es legal. Lo que se sanciona es el uso de personas ajenas en la explotación sexual, la trata, que ha ido en ascenso en los últimos años cuando se disparan las agresiones sexuales y feminicidios..
En el libro de Franco Guzmán, se aborda ya la etiología de esa actividad desde varias miradas, a veces descarnadas y conservadoras. Y la pobreza, la misoginia, el moralismo impuesto por las religiones, que siguen presentes en estas épocas. La actividad se analiza desde la época primitiva, la colonia, hasta el siglo pasado siempre partiendo de los peligros de las enfermedades sexuales con auxilio del Código Sanitario. Pese a ello se permitían las casas de tolerancia que no solo limitaban la prostitución a recintos, sino fijaban límites a la libertad de los servidores. En el camino se topan convenciones internacionales, con términos que afloran como los mencionados arriba y el humanismo de algunos funcionarios y galenos que impulsaron las firmas de México al abolicionismo. Después de éste, lo que queda es
solucionar los urgentes problemas de esas personas y castigar la trata. Solo eso puede eliminar el flagelo de la venta del cuerpo.