Exhiben multipremiada cinta La Soledad de María Conchita Díaz en FIC
Cada muerte marca el camino de los vivos, elabora la imagen de referencia; perderemos el tiempo de la vida si no seguimos el camino de los muertos.
UNO
La mañana del lunes 16 comenzó temprano, luz por la ventana, olor a café, en la radio las noticias no traían informaciones, sólo reseñas de las pugnas entre el equipo gobernante, sus divisiones. La tarde del domingo estuvo en calma, café, galletas y escritura. Encontrar el orden para un puñado de poemas causa alegría; sólo bastó un “falleció Guillermo Rito” para que se confirmara, una vez más, que Oaxaca es la madre del asombro, las sorpresas.
El comentario sobre el fallecimiento del pintor samblaseño me llevó a la escritura de la tarde del lunes, comparto:
De Pacheco recuerdo su voz, las maneras suaves de leer en voz alta su poesía. También lo recuerdo viejo, encorvado. La memoria es un producto que fijamos con lugares comunes. Una mujer, un hombre mayor se relaciona con la sabiduría. No así un joven vestido a la moda. En la imagen José Emilio aparece con traje oscuro, lentes oscuros, cabellos revueltos, cigarro en la mano junto a sus labios. Se encuentra en Inglaterra, barbado tal como era el estilo de la época. Recuerdo Tlatelolco, el poema del 68. Desde la primera vez me pregunté cómo un joven podía expresar tanto compromiso en su poesía. En la imagen con el cigarro, guarda cierto parecido con Paul, el de los Beatles.
DOS
La expresión es de un cineasta: “Los muertos guían el camino”, estoy de acuerdo; los muertos y los viejos. La primera imagen que tuve de San Blas Atempa, municipio del Istmo de Tehuantepec, era de gente violenta; la segunda imagen que guardo es una noticia leída en el periódico, un pintor que llevaba mi apellido. Rito. La comunidad zapoteca pierde un destacado miembro de su expresión artística.
2
En la pandemia hablé con el cineasta Nacho Ortiz, sobre la muerte, la comunidad y los viejos. “No se pueden saltar los periodos, dijo, si uno lo hace provoca un desajuste en el futuro”. Con la muerte de Guillermo, la de Soid Pastrana, de Monterroza, pierde el Istmo, pierde Oaxaca.
La imagen del arte se difunde entre los jóvenes en los talleres, con el ejemplo de los maestros. Si los maestros llegan a faltar algo pierden las generaciones futuras, porque se ven obligadas al recomienzo; lo que conlleva a una pérdida de tiempo. Los maestros recorren rutas, innovaciones, búsquedas que comparten con su comunidad del arte. Cuando ellos faltan pierde la comunidad, pierde el futuro, los que empiezan.
TRES
Con Guillermo quedaron proyectos sin hacer, un festival de pintura y poesía en San Blas, un ciclo sobre Historia del Arte. Exposiciones, edición de libros. Sé poco sobre la causa de su muerte (sé mucho, pero no lo quiero nombrar), puedo decir esto: el artista vive con intensidad su tiempo en cada célula de su cuerpo, cada cabello, cada poro. Y encuentra la libertad de sus pasiones en su trabajo. Y también encuentra abismos. La vida no resulta fácil para todo aquel que siente.
Esta es la parte que se puede hablar con las nuevas generaciones, ¿cómo se vive en artista? ¿de qué forma aceptar mansamente quedarse en Oaxaca y trabajar sin que el sitio de nuestro origen nos pese tanto, nos consuma? De las técnicas, los periodos, las generaciones del arte se puede encontrar información en cualquier dispositivo; de cómo conservar la vida de manera lúcida y productiva, quizá no se encuentren referencias.
Perdimos a un artista de San Blas, el lunes 16 nos encuentra sumidos en la derrota; nadie le pudo dar una mano de apoyo a Rito, ninguno de nosotros tiene palabras para hablar con los jóvenes sobre el arte y la vida, la prudencia y el arte, el arte y la mesura; amanecimos como niños, deseosos de abrir regalos, dedicarnos al juego. Y la muerte nos dijo este lunes, “vengan conmigo, juguemos a ser artistas”.