Economía en sentido contrario: Banamex
Ánade
corre el agua
patas de sonido
¿Qué busca el sinónimo?
nadar nada
hacerse
pato
Las primeras palabras del dialogo fueron estas: “De carácter emotivo y sicológico”.
El que escribe se abandona.
¿El que escribe?
Por favor, habla con propiedad, completa las partes de tu enunciado o menciona las palabras precisas para que sea comprendida tu expresión. Estamos hartos de los políticos y su media lengua.
El escritor se abandona
¿A qué? ¿en qué?
A las palabras.
¿Puedes dar un ejemplo de tu dicho?
Sí, claro, cómo no.
El patrón de la cosa precede a la cosa, dijo Nabokov Cualquier registro de la literatura no es verdadero, dijo Susan Sontag. Acá traemos ya la paradoja. La pregunta inicial para acercarnos al lenguaje literario podía ser esta: ¿desde dónde se escribe? Se escribe desde la furia. El trabajo es inmenso, uno debe en un primer momento desentrañar lo que uno quiere comunicar. Aunque parezca fácil, lograrlo es un conflicto. Permita usted explicarme: no siempre lo que escribo precede de aquello que quiero comunicar, en la mayoría de las veces las palabras saltan desbocadas, sin orden, en tropel. Tienen alma. Y desde ese cúmulo uno deberá leer el sentido -enterarse- del tema. Eso lo recomendó Juan Rulfo, que mencionó en alguna ocasión su método de trabajo: canibalizar su escritura hasta escuchar en aquel bagazo aquello que le significaba algo, su tema.
Habla usted del cuajo que mencionó Bukowski.
Si, a eso me refiero.
El que habla no es el que escribe y el que escribe no es el que es, dijo Barthes.
Si, la escritura implica ejercicio político, la ideología.
Por favor, cuente usted un poco más.
Estoy predicando para el coro. La letra se guía por los sonidos que uno carga en su almacén de palabras. Mire, crecí frente al mar y -desde los primeros años de mi vida- me atrajo la palabra escafandra. No podría explicar por qué esa palabra está en mi memoria, pero aparece en cuanto me siento a la máquina. En la mayoría de las ocasiones solo funciona como bandera que lleva la guerra, pero maldita la cosa, no sé para qué más me sirve esa palabra, nunca la he utilizado en mi trabajo.
De acuerdo, pero debo de recordar acá que el sentido viene por parejas, de dos en dos. Las escuelas del marxismo, el sicoanálisis, la hermenéutica y el feminismo. Una palabra sola, implica algo más que el fondo insondable de su alma, que por lo demás a nadie le interesa. De acuerdo, pero sumo este comentario a su dicho: el gran conflicto del lenguaje literario es encontrar pareja a las palabras que vienen con los registros previos, las palabras nuestras.
¿Aquello que hace clic y suena?
De acuerdo. Diré más. De dónde se obtiene la otra palabra. Algunos dirán que encontrarla es el resultado de la forma, de los géneros literarios, esto es de la convención que acuerda qué es un cuento, una novela o un poema. De un grupo de obras ya analizadas, del arte y su forma. Pero, si me va a preguntar por esa parte le diré que no creo que sea así. Entiendo la escritura como algo físico, como la huella digital o la transpiración o el orgasmo. Algo tuyo, digamos aquello que aflora sin remedio, inabarcable.
No me dice mucho.
Bien. El lenguaje se forma por parejas, así lo decodifica nuestro cerebro. Leemos de dos en dos las palabras. El trabajo del escritor se basa en buscar y encontrar esa palabra que falta. La pareja de la palabra que imborrable te acompaña está en el no saber. En aquella condición que marcha en sentido contrario de la escritura, aquello que no significa y se percibe con la piel, el olfato, el tacto. Los oídos. La lengua. Los miedos. Está en tus papilas gustativas, en tu saliva o en la grasa que humecta tus huellas. Del mundo que no importa viene, de lo que se olvida y uno carga en la punta de la lengua sin alcanzar a recordarla. De un retortijón viene, de lo importante que se olvida, de lo que ya no importa.
Suena usted como poeta.
De la poesía viene la palabra que hace falta para formar la pareja, el dúo dinámico. Los poetas en la sociedad tienen mala fama, padecen cierto tipo de desprecio. Cuando bien les va son ignorados. Y ahí, en ese hecho del desprecio está la palabra que corrige la pata coja de las palabras. Funciona como una suerte de desquite o venganza. El aditamento. La prótesis. El sentido se forma en una suerte de espejo, viene del reflejo de aquello que se percibe al sesgo, lo dicho sin intención o por ignorancia. Como muestra bastará un botón, la literatura de Juan Carlos Onetti y el fracaso rotundo de los escritores españoles, que tanto desprecian a Cervantes.
¿Podríamos decir que proviene de una suerte de religión?
Exacto, habrá que recordar a Mircea Eliade, el origen de la religión está en el rito, en ese instante en que se repiten las palabras que dieron origen a la vía y las cosas.
Eco, ya.
Si.
Así.
O así.
Por cierto, ¿qué sabe usted quiere decir ánade?
Pato.
Cuac.