Economía en sentido contrario: Banamex
La ciudad de Oaxaca atraviesa actualmente una de sus más grandes crisis en el suministro de agua potable, que está generando una creciente inconformidad social a partir de manifestaciones y bloqueos, en las áreas conurbadas a la ciudad capital.
El sector empresarial (hoteleros, restauranteros, inversionistas) ven con preocupación la escasez cada vez más aguda y su encarecimiento en el suministro cada 30 o 40 días, lo que genera costos adicionales en la operación a través de pipas.
Tan solo en lo que va del 2024 en la ciudad de Oaxaca los precios de las pipas de 10,000 litros se han incrementado en más de un 35% a 50%.
Y las de 15,000 litros en más de un 100%.
Lo que está generando un efecto inflacionario local en el precio de hospedaje, restaurantes y servicios a causa de la escasez de agua en la ciudad.
Adicionalmente, la época de estiaje ha motivado a distintas a instituciones a implementar acciones emergentes para regular el consumo eficiente, tal es el caso del IMSS, ISSSTE y Servicios de Salud, instancias que deben garantizar el suministro del vital líquido en cada uno de sus servicios a la ciudadanía.
Por ello es necesario pensar en la crisis del agua como un asunto prioritario en la agenda de seguridad nacional y atender la demanda actual con una proyección a los próximos 50 años.
Países como Israel, con características muy parecidas en orografía al valle de Oaxaca, han implementado esquemas estratégicos para superar la carestía de agua en el desierto de Neguev y Judea que los transformó en potencias hídricas.
Oaxaca requiere pensar de manera estratégica, sus recursos hídricos versus la densidad poblacional a futuro.
Y para ello, es fundamental, iniciar un plan de capacitación a la ciudadanía para aprender a disminuir el consumo de agua.
Segundo, aprovechar la totalidad de agua que recibimos y hacerla crecer a través de sistema de captación hídrica, cisternas y plantas de tratamiento en hoteles, hospitales, centros comerciales, universidades, entre otros.
Tercero regulaciones más estrictas para el licenciamiento de lava autos, lavanderías, tintorerías, hoteles, centros comerciales, restaurantes que favorezcan el reciclaje de agua y sancionen el mal uso de ella.
Así también, una importante inversión en sistemas de abastecimiento de agua, fundamentado en un sistema real de cuotas, para que pague más quien más consume. A fin de construir una infraestructura eficiente.
Por otro lado, el sistema de plantas residuales en Oaxaca es nulo.
Por lo cual, la inversión posible que pueda hacerse en los próximo 3 años, permitiría atender la demanda de riego de las zonas conurbadas que consume más del 60% del agua, a fin de lograr un equilibrio óptimo en beneficio de decenas de comunidades dependientes de este vital líquido.
Una mención especial merece la regulación de pipas en la capital. Adscritas a sindicatos de dudosa procedencia, cada día proliferan más y más servicios que abastecen a restaurantes y comercios sin ningún tipo de regulación sanitaria.
Es agua que no conocemos su calidad ni su grado de contaminación y que se comercializa sin distingo para el consumo humano.
Urgente es aplicar un protocolo sanitario que permita establecer criterios de calidad a este tipo de servicios a fin de evitar la proliferación de enfermedades.
Finalmente, la acción cívica es fundamental. Sin una ciudadanía activa y educada que ahorre y cuide el vital líquido será nula la capacidad del Estado para atender esta grave crisis.
De manera coordinada y activa se requiere trabajar juntos para aprender a generar esquemas de reservas que permitan la reducción del consumo de agua, la reutilización del agua para casos específicos y la revalorización monetaria de dicho insumo. A ello hemos llegado y es momento de actuar.