Yucatán y el país
En medio de la transformación de las tradiciones oaxaqueñas para conmemorar a nuestros muertos en un verdadero set de Disney que habrá que celebrar que en eso si han cumplido, vemos alguno que otro con asombro y estupefacción que como en algún sexenio pasado pusieron de moda diversos eventos masivos que iban desde “conciertos” con cien bandas de viento, desfiles de eso que llaman guelaguetza, a propósito que todo lo malo es culpa de los gobernantes anteriores, que ahora además de gastar millones de pesos en adornos plásticos para fiestas y conmemoraciones, está de moda pagar cantidades exorbitantes en grandes figuras con motivos de ocasión que en no pocos casos son verdaderos adefesios y copia malograda de los monos de calenda tan característicos de las verdaderas fiestas populares.
Como escuché a propósito del pasado reciente, los bailables de los lunes del cerro ya son también modelo y guía al menos de los bailables escolares y como muestra comento que escuché con asombro que un profesor de primaria regañaba a los alumnos que en bendita la hora ensayaban el baile del chapulín conocido como el jarabe mixteco al grito de: “No así no, bailen como lo bailan en la guelaguetza”.
No pocos turistas el año pasado pedían en verdaderas hordas entusiastas que se les llevara al pueblo de “mamá coco” como se vio en la película que ahora sirve de referencia inequívoca para los adornos y motivos no solo de tiendas y negocios sino que forman ya parte de los altares y figuras de las casas para parecer genuinas las celebraciones y ahora generoso lector podrá observar a los Ernesto, Mamás Coco y Migueles que los pintacaritas promoverán junto a las catrinas y zombis que pulularán en los hechizos desfiles y comparsas promovidas desde las oficinas del área que organiza estas carnestolendas dignas del museo del horror.
Hace ya más de treinta años que fue desapareciendo sobre todo para los externos el significado y sentido de las escenificaciones en los pueblos del valle de Oaxaca en que se montaban parodias en torno a un personaje a punto de fallecer en donde un guion básico preestablecido era el hilo conductor que servía como terapia comunitaria que en cada esquina del pueblo por donde transitaban los asistentes acompañando a los que la escenificaban, cualquier asistente podía contestar a las preguntas que giraban entorno a la enfermedad, el posible tratamiento y el fallecimiento finalmente del personaje con anécdotas, versiones, señalamientos y acusaciones que ya circulaban en secreto sobre las y los vecinos que los impugnadores tras una máscara eran celebrados con risas y asentamientos de cabeza liberando las tensiones y enfrentamientos personales en que la música, los cohetes y el mezcal servía de catalizadores para los integrantes de la comunidad participantes.
Hoy en el cambio inducido que equivaldría a verdaderos etnocidios tipificados como delito en la ley indígena de Oaxaca, se les ha impuesto y se les promueve cono una mercancía de disneylandia más como “muerteadas” por aquello de las callejoneadas que pusieron de moda en Guanajuato y que hoy se han vuelto un verdadero dolor de cabeza de los oriundos que hacia ya vamos, en que los turistas ocupan como grandes cantinas al aire libre que lo mismo celebran el triunfo de la selección de soccer que un desfile de delegación hechiza en Oaxaca.
Y todo esto a propósito que Tata Pancho de acuerdo a los boletines oficiales aseveró que las costumbres y tradiciones de Oaxaca y de los Pueblos originarios del mundo son uno de las mejores expresiones y formas de unidad que presentado en las aseveraciones promovidas por la administración pareciera solamente obra y gracia actuales, que da para la reflexión si el máximo jerarca de la religión católica por cierto identificado en su trabajo pastoral en su pueblo natal como “comunista” por el impresentable actual presidente de la Argentina, tendría alguna información o mínima referencia de los males y tribulaciones que padecemos y sufrimos los que aquí estamos que de acuerdo a las datos oficiales del secretariado nacionalde seguridad pública en lo que se refiere a los asesinatos cometidos en 2024, en enero se registraron 76, en febrero 66, en marzo 73, en abril 85, en mayo81, en junio 86, en julio 94, en agosto 94 y en septiembre 104, acumulando de enero a septiembre759 víctimas que dan un promedio de 3.4 por día por arriba de entidades donde el crimen organizado libra una guerra de exterminio no solo entre sus grupos sino con la población en general como en Chiapas que registra en ese período 683 víctimas y Sinaloa 481.
De todo esto parafraseando a la inolvidable Violeta Parra: “¿Qué dirá el santo padre que vice en roma, que le están degollando a su paloma?” y por cierto ¿se habrá concedido el permiso obligatorio para viajar al extranjero?
Gerardo Garfias Ruiz