Reunirá Culinaria Mexicana a 250 restaurantes en Oaxaca
Adviento, derivado del latín adventus que significa «venida», se enfocó en reflexionar sobre la espera del nacimiento de Jesús. Este tiempo también recordó la esperanza en la segunda venida de Cristo al final de los tiempos.
Alejandro Latapí Díaz, prior de la orden dominica que oficia en Santo Domingo de Guzmán, pidió no olvidar a las personas que son víctimas de la violencia y a quienes no tendrán oportunidad de vivir la Navidad en paz.
«No solo es el oropel ni las luces, la Navidad es el abrazo al hermano, el consuelo a la madre que tiene a una hija desaparecida, a quienes han sufrido pérdidas por la violencia», expresó durante la homilía de este domingo.
Llamó a procurar la solidaridad y la compasión entre quienes han tenido que sufrir un dolor, un robo, un homicidio, porque «para ellos no habrá unas felices fiestas».
Sin embargo, recordó que la gratitud y la buena disposición de la sociedad permitirá ese cambio que se busca, pues empieza desde el compromiso cristiano con la comunidad.
Las cuatro semanas del Adviento incluyeron un llamado a la oración, la conversión y la reflexión. Cada domingo se encendió una vela en la corona de Adviento, simbolizando la luz que guía hacia la Navidad.
La primera vela, conocida como «la vela de la esperanza», marcó el inicio de este camino espiritual. En las semanas siguientes, las velas del amor, la alegría y la paz completarán este símbolo.
En este tiempo, las familias y comunidades preparan nacimientos, decoran coronas de Adviento y participan en actividades litúrgicas. Estas prácticas fomentan la unión y la interiorización del mensaje de paz y esperanza.
El Adviento es una invitación a vivir la Navidad desde un enfoque más profundo, alejándose del consumismo y conectándose con el sentido original de esta celebración.