Este miércoles, cierra la primera fase de Champions League
Tras una prolongada crisis de resultados, el actual DT asumió en verano la responsabilidad de hacer un equipo competitivo de cara al Mundial de 2026.
La caída en la fase de grupos de la última Copa América precipitó la salida de Jaime Lozano, que en principio iba a estar dirigiendo al Tri al menos hasta la próxima Copa del Mundo, de la que el país será anfitrión junto a Estados Unidos y Canadá.
Finalmente, se impuso en los dirigentes federativos la idea de que era necesario un golpe de timón ante la acumulación de decepciones, que se iniciaron con el mal desempeño en el Mundial de Qatar. El objetivo era que en el margen de tiempo existente todavía hasta la próxima cita mundialista el vasco Aguirre fuese capaz de armar un equipo competitivo, para que Mexico pudiese contar en las apuestas para hacer algo significativo en el campeonato que coorganiza.
El desafío que enfrentaba el entrenador mexicano en su tercera etapa al frente de la selección era particularmente complejo, no ya por la situación de partida del combinado sino por la ausencia de partidos oficiales para afilar la competitividad del equipo (al margen de los de la Liga de Naciones de la Concacaf), toda vez que como país organizador México no tiene que ganarse la clasificación por el Mundial.
Además los escasos meses que lleva en el cargo no han estado exentos de turbulencias extradeportivas, con la salida del valedor del entrenador Juan Carlos Rodríguez de la FMF, que casi arrastra la del técnico por decisión propia. A lo que hay que sumar las recientes quejas de Aguirre sobre la poca colaboración de los clubes de la liga MX a la hora de ceder jugadores.
Más allá del ruido de fondo, que siempre acompaña a la selección, lo cierto es que si hay un capital que el técnico es capaz de poner sobre la mesa es su prestigio, que en primer lugar posibilitó nada menos que alistar como su segundo a un histórico como Rafa Márquez, que en esos momentos dirigía el prestigioso filial del Barça, y era un candidato viable a ocupar plaza como titular de un banquillo de club de cualquier gran liga europea.
Además, su credibilidad cala entre los grandes jugadores históricos del Tri como Guardado, quien recientemente lo ha ensalzado como el mejor DT posible. Aunque si hay algo que lo avale es su currículo, tanto en la propia selección que en anteriores etapas bajo su mando siempre mostro una veta competitiva, como en su trayectoria en diversos clubs, en particular en una liga de primer nivel como la española, donde se consolidó como entrenador capaz de imprimir carácter a sus equipos, y consiguió hitos como llevar a un modesto Mallorca a toda una final de la Copa del Rey.
Por muy mayúsculo que sea el reto de renovar al equipo con savia nueva, y conseguir que resulte competitivo para la cita mundialista del verano de 2026, no cabe duda que si hay un entrenador con credenciales para hacerlo ese es Javier Aguirre.