
Salgado Macedonio: sé que no puedo ser candidato
México, D.F. 08 de mayo 2012 (Quadratín).- Respetable público: El vencedor de esta pelea es….. ¡¡¡Gabriel Quadri!!! Sin duda alguna, el Instituto Federal Electoral esta capacitado y tiene todo el reconocimiento del respetable para organizar una buena pelea de box, pero no para producir un debate (no nada más un programa de televisión o un talk show).
Fue un acierto del Consejo General del IFE el haber seleccionado a una edecán con las mejores calificaciones y curriculum para participar en el evento electoral más importante de la etapa de campaña de los candidatos a la Presidencia de la República Mexicana.
El nombre del patrocinador del evento apareció en pantalla en todo momento para dejar en claro que hay empresa, el Instituto Federal Electoral, para hacer la democracia.
Seguramente don José Sulaimán, el promotor de box más importante en la historia de México sintió envidia de la mala cuando comprobó que sus técnicas fueron empleadas para el combate escenificado entre Josefina Vázquez Mota, del PAN; Gabriel Quadri de la Torre, del Panal; Andrés Manuel López Obrador, del PRD; y Enrique Peña Nieto, del PRI.
La organización del llamado debate hubiera sido perfecta, dicen ya algunos de los observadores y comentadores del democrático acontecimiento si al inicio de cada tema, pasadas las réplicas y las contrarréplicas hubiera pasado doña Julia Orayen, la edecán contratada por el organizador del evento, como ocurre round tras round en las peleas de box.
De ese modo, la atención de los telespectadores se hubiera mantenido en su más alto rating, como ocurrió al principio cuando la participante distribuyó entre los aspirantes sus turnos de participación, ataviada con un elegante atuendo propio para un evento de carácter cívico como es también una pelea de box o un debate.
Para volver más interesante el ejercicio, podría premiarse vestido y simpatía, aspectos relevantes para la selección de aspirantes. En esta materia, el IFE contaría con el apoyo y la experiencia de los organizadores de los eventos de belleza, quienes podrían también contribuir en la elaboración de las preguntas sobre cultura general, los pasatiempos y objetivos más relevantes en la vida de los candidatos.
Por supuesto que ni Quadri ni López Obrador hubieran ganado en vestuario ni simpatía, por más que el perredista ya hizo caso a sus asesores de imagen en el sentido de que el pelo corto se revuelve menos.
Lo que si quedó claro en este combate es que, por primera vez, el ciudadano (así se autodefinió Quadri) hizo talco a los políticos, ya que en la vida real el resultado ha sido al revés, porque la ciudadanía hace lo que los políticos deciden con su trabajo.
Como en las peleas de box o en los deportes, en general, uno no sabe que está mejor, si el acontecimiento o las opiniones de los especialistas en el acontecimiento mismo. Lo que se denominó el postdebate.
Al finalizar el debate diversas encuestadoras arrojaron sus resultados y cada quien dio el triunfo a quien de antemano prefiere.
Esta confusión se evitaría si, como en las peleas, los jueces van acumulando resultados y, al final, simplemente se hace el recuento del mismo.
Pero eso sería demasiado avanzado para la democracia o para una institución que en el origen se concibió ciudadano y acabó atrapada en las redes de partidos y políticos.
Quadri, el candidato del Panal se exhibió y se fusiló de hecho el slogan de la candidata Vázquez Mota, pues dijo que él, es diferente. Los candidatos del PRD, PRI y la del PAN son políticos y él ciudadano. De ahí partió para ganar la batalla, lástima que ni su estrategia de abrogarse la representación ciudadana apenas le alcance, si acaso, para mantener el registro del partido que representa y no para ganar la Presidencia de la Republica. Al final, si eso ocurriera, sería un contrasentido histórico que los ciudadanos, ganaran a los políticos. Esto no ha ocurrido, ni ocurrirá. Aunque como en las novelas y en el mundo ideal, se vale soñar.