La Constitución de 1854 y la crisis de México
México, D.F. 30 de junio 2012 (Quadratín).- Como en ninguna otra jornada electoral, los partidos políticos y la clase gobernante lograron la indigestión de la sociedad por la cantidad y mala calidad de las campañas y la basura propagandística que saturó al electorado.
Se logró, sin duda alguna, una democracia chatarra que engorda pero no nutre a la sociedad, que la entretiene, pero que no la educa, menos la forma, y de ninguna manera la compromete. Basura en spots repetidos hasta la saciedad; basura en todo tipo de objetos que difícilmente podrían archivarse o guardarse.
Mucho plástico, muchos recursos dilapidados en todo tipo de objetos desechables para promover a los candidatos y hacer creer que la gente, con ese alimento, sea capaz de decidir a quienes han de conducirla como país, como nación.
Grandes cantidades de chucherías acompañadas de palabras aisladas que no forman oraciones y menos argumentos o ideas. A esta dieta electoral se sometió a los mexicanos, estén o no con capacidad para votar.
En una sencilla acepción, chatarra es la escoria que deja el mineral de hierro. De acuerdo al diccionario de la Real Academia de la Lengua, se refiere al conjunto de trozos de metal viejo o de desecho, especialmente el hierro, sin embargo, también tiene el significado coloquial de máquina o aparato viejo, que ya no funciona, o bien, es usado como sustantivo para definir que es de muy baja calidad, es como la comida chatarra.
Usualmente nos referimos a basura o desechos para identificar a todos los materiales sobrantes que aparentemente no pueden prestarnos más utilidad. Las campañas políticas dejaron en calles, puentes y mobiliario urbano solo en la ciudad aproximadamente mil toneladas de basura, de la cual solo se podrá reciclar cuando mucho el 50 por ciento, aseguraron diputados, industriales y dirigentes partidistas, quienes instaron a todos los institutos políticos del Distrito Federal a hacerse responsables de su propaganda y someterla al mismo tratamiento. Ésas mil toneladas equivalen a 40 por ciento de la basura electoral que, se calcula, se genera en todo el país durante los procesos electorales cada seis años, de acuerdo con información de la Comisión de Medio Ambiente de la Asamblea Legislativa del DF.
Los organismos electorales indican que un total de 358 candidatos buscan ocupar un cargo de representación popular y creen que la mejor forma de obtener el voto es con la autopromoción. Fotos retocadas, sonrientes en miles de pendones, gallardetes y mantas, y el reparto de volantes, en las 16 delegaciones políticas.
La propaganda electoral plástica es la más tóxica para el medio ambiente, pero también la mas ineficaz para formar ciudadanos. Es superficial: se compone de una fórmula de tres elementos: imagen (foto del candidato), símbolo (partido político) y slogan (frase de campaña). Como regla general, estos anuncios no plantean ideas o propuestas, ni incitan al debate, simplemente afean las calles y transforman la política en un asunto de marketing vulgar que impone la imagen sobre las ideas. La propaganda electoral tiene un importante beneficiario: la industria del plástico, que obtiene millones de pesos por la fabricación de pendones y lonas. Eduardo Martínez Hernández, presidente dela Asociación Nacional de Industrias del Plástico (ANIPAC), aseguró que 2012 sería el año dorado para su sector, ya que la propaganda gastará al menos dos mil 500 toneladas de polietileno y PVC. Aunque la autoridad electoral exige desde 2009 la utilización de plásticos reciclables conocidos como termoplásticos, que deben contar con certificación sobre la calidad de la resina para su producción.
El resultado es que una alimentación de este tipo solo puede producir una democracia chatarra, que llena, pero no nutre.