El trabajo, entre el dolor y el deber
Oaxaca, Oax. 29 de marzo del 2012 (Quadratín).- Como en cualquier deporte hasta el último segundo cuenta, la veda en la propaganda gubernamental empieza hasta que lo determina la ley y no antes.
Podrán cuestionarse los resultados cualitativos y cuantitativos de los programas gubernamentales federales, pero no el derecho y la oportunidad de usar hasta el último minuto previo a la suspensión de la propaganda a que obliga la ley electoral.
Hay una contradicción en la obligación del gobierno de informar a los mexicanos acerca de su trabajo y el silenciamiento mediático a que la coyuntura electoral obliga. Este problema exacerba las posiciones porque al partidizarse la discusión se entrampa en el absurdo.
Previo a la veda se desata un afán propagandístico que satura a los medios y hastía a la población y luego se entra en un silencio desesperante que también resulta absurdo.
Al presidente Calderón se le vino una andanada de críticas por su informe previo a la veda. El gobierno federal cumple a las familias más pobres del país con políticas de rostro humano, a fin de concretar la aspiración de una sociedad solidaria, afirmó el presidente Felipe Calderón.
Así se despidió el mandatario
pero en el discurso que ofreció al reunirse con beneficiarios de los tres principales programas sociales de su sexenio: Oportunidades, 70 y más, y el de Estancias Infantiles expresó que su gusto fue el reunirnos este día, en que es el último día que la ley nos permite a los gobiernos de todos los niveles, poder hablar o poder publicitar, más bien, porque a eso se refiere la ley, hacer propaganda de los logros que tenemos.
Calderón llamó Política con Rostro Humano del Gobierno Federal a su política social y entregó un reconocimiento a la familia 6.5 millones del Programa Oportunidades, al beneficiario 2.5 millones del programa 70 y Más y la constancia número un millón de Estancias Infantiles.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la pobreza extrema se redujo 23 por ciento en los cinco años tres meses de su administración, mientras que la desigualdad también descendió de 48 a 43 puntos.
Mi gobierno se hace responsable del destino de la gente más pobre, ese es el sentido de la política con rostro humano del gobierno federal. Hacernos responsables del destino del más pobre, es apoyar a la gente mayor con 70 y más, apoyar a las mujeres, en especial a las mamás solteras, con las estancias infantiles, subrayó.
Agradeció la colaboración de quienes en esta administración han ocupado la titularidad de la Secretaría de Desarrollo Social, el actual secretario, Heriberto Félix, así como a sus antecesores, Ernesto Cordero y Beatriz Zavala Peniche. Porque han hecho posible precisamente en este gobierno que se cumplan metas tan anheladas; que la gente más pobre de México haya podido enfrentar los momentos más graves de la crisis internacional, financiera y de alimentos, explicó.
Recordó que los mexicanos sufrimos una crisis gemela que vino de fuera. Por un lado, la crisis financiera terrible que quebró a varias economías del mundo; y por otro, la crisis del precio de los alimentos, que los elevó en toda la Tierra. Casi se duplicaron en los últimos siete años, por razones ajenas a la voluntad de los mexicanos y, desde luego, del Gobierno.
Eso provocó que aumentara la pobreza en todo el mundo y, en México.: Por supuesto que la sufrieron las familias más pobres. Pero, gracias a los programas sociales de la Política Social con Rostro Humano, de los gobiernos humanistas, pudimos contener este embate de las crisis gemelas internacionales: la financiera y la alimentaria.
Los datos son opinables, dado que hay quienes están convencidos que más que avances hay retrasos, pero lo que dominará es la discusión de si su gobierno actúa a favor de la campaña del PAN en detrimento del PRD y el PRI.
Saturados los medios ahora la población queda indemne frente a los millones y millones de spots que se le endilgarán en las próximas semanas con muchas palabras, pocas propuestas y casi ninguna idea.
Son los tiempos electorales y, ni modo, ajo y agua hasta que la población diga ya no más.