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Reforma de maíz transgénico: ¿camino a soberanía alimentaria de México?
Oaxaca, Oax., 24 de febrero de 2012 (Quadratín).- La encuesta es una herramienta reciente en la política. El empoderamiento de las empresas que realizan encuestas va parejo a la influencia que los medios de comunicación, especialmente radio y televisión, tienen en la actividad electoral y en la comunicación social, pública o privada.
Originalmente, las encuestadoras se desarrollaron como herramientas para la publicidad comercial. Contribuían a conocer mejor a los consumidores, adentrarse en sus gustos y emociones. A medida que los políticos se improvisaron la influencia de la publicidad cobró mayor importancia en las estrategias electorales y de gobernabilidad.
El criterio de aceptación-venta, se apoderó de los políticos y gobernantes, quienes más allá de la conducción y crecimiento de la ciudad o del país que gobiernan, se preocupan exclusivamente de la aceptación de los ciudadanos.
Las encuestas son el mejor instrumento para la percepción, que hoy se cree o se ubica como la realidad, sea o no. Su participación se ha vuelto definitoria y definitiva. Tan es así que el PRD utiliza el método de la encuesta para seleccionar a sus principales candidatos.
Como en cualquier actividad humana, existen encuestadoras diferentes, unas mejores que otras; algunas con normas de ética flexibles, elásticas, amoldables a las necesidades del cliente; otras un poco más drásticas con la aplicación de sus principios o métodos de trabajo. Sin embargo, se les ha endilgado la fama de que responden estrictamente al interés y la conveniencia de quien la ordena
. y la paga.
El candidato perredista, Andrés Manuel López Obrador, critica a la mayoría de las empresas encuestadoras, sin reparar en que él obtuvo la actual candidatura ¡con una encuesta!.
El candidato priista, Enrique Peña Nieto, acaba de sugerir al presidente Calderón que cambie de empresa, porque aparentemente las que le sirven lo engañan, le presentan información fabricada, tendenciosa y falsa.
Todo esto surgió por la versión de que en una reunión de consejeros de Banamex, el presidente Calderón habría informado que el candidato priista, que hace unos cuantos meses tenía una ventaja inalcanzable, mantiene ahora sólo 4 puntos arriba de su más cercano perseguidor, la panista Josefina Vázquez Mota.
Con esta diferencia, los candidatos priista y panista estarían en el umbral de un empate técnico y se habría acortado, hasta casi desaparecer como le aconteció hace seis años al perredista, incluso antes del inicio de las campañas electorales formales.
Un verdadero cisma político-electoral generó esta guerra de las encuestas. Por supuesto, los propietarios de las principales empresas dedicadas a esa actividad, todos ellos convertidos ya en líderes de opinión y agentes mediáticos, se volcaron a comentar la información presidencial.
Por supuesto que la vocería presidencial rechazó las versiones y garantizó que el presidente Calderón es un jefe de estado y no el jefe de campaña de la candidata de su partido, de quien por cierto se ha dicho hasta el cansancio, no era su candidata.
Al puro estilo de no se hagan bolas, el consejero de Grupo Banamex, Eustaquio de Nicolás, al término de un encuentro privado –con un foro de unas 700 personas– con el jefe del ejecutivo, salió al paso de reporteros y declaró: Nos dijo que están muy parejos, que va a ser una elección muy reñida y que ya está entre Josefina y Enrique, a sólo 4 puntos. Peña Nieto, emplazó al Presidente a actuar como jefe de Estado y no ser parte de la estrategia que su partido tenga para apoyar a su candidata.
Sin embargo, el secretario de Acción de Gobierno del PAN, Juan Molinar Horcasitas, fue el encargado de posicionar la respuesta partidista y, afirmó que las declaraciones que habría formulado Calderón tenían como fundamento la encuesta divulgada por Acción Nacional en días recientes, la cual fue realizada por la agencia Mercaei entre el 10 y 12 de febrero, y reporta una ventaja de cinco puntos del priista sobre la panista.
Los datos de esta encuesta, que tanto escandaliza al PRI y que ha hecho mucho escándalo, que mucho les agradecemos, y que finalmente la están dando a conocer ellos, son de una casa encuestadora muy seria conocida desde hace 13 años, dijo Molinar en referencia a Mercaei.
Cabe recordar que la encuesta de Mercaei, dada a conocer por la dirigencia nacional del PAN el pasado 13 de febrero, reveló que Vázquez Mota obtuvo el 29% de las preferencias brutas de la población, mientras que Peña Nieto registraba el 34% de la intención de voto, sólo cinco puntos arriba de la panista.
Para Francisco Abundis, de Parametría, el dato dado por Mercaei, es fuera de rango. Ninguna encuesta pública trae una medición similar, dijo el encuestador y, añadió que es importante que, en estos tiempos electorales, toda la información que se cite debe tener nombre y apellido, y debe haber responsables por medio.
En su informe mensual, Roy Campos, presidente de Consulta Mitofsky, afirmó que, cuando se presentan los datos de una encuesta, siempre debe aclararse quién la hizo y quién la encargó, ya que en este caso no es posible distinguir si la encuesta a la que se hace referencia fue realizada o encargada por la Presidencia de la República.
Entramos en un problema legal y para evitar confusiones, el COFIPE establece que todo aquél que difunda encuestas tiene que decir al IFE, además de entregar un reporte completo sobre la encuesta, quién la encargó, quién la hizo y quién encargó que la difundiera señaló Campos.
El rigor, profesionalismo, ética y eficacia de una encuesta radica, para quien la encarga, en que sirva a sus intereses de posicionamiento o de reforzamiento de sus intenciones. Ese ha sido, en esencia, el papel de esa herramienta política.
Tan es así, que ya opinadores y analistas están conscientes de aquel refrán que decía: quien a hierro mata, a hierro muere, solo que, referido a las encuestas, sin señalar a nadie en específico: Quién a encuesta mata, a encuesta muere.
Foto:Archivo