Día 24. Claudia: forjar su hegemonía, no la de AMLO
CIUDAD DE MÉXICO, 24 de mayo de 2016.- En Estados Unidos le llaman ‘Cold Cases’ a aquellos casos criminales que nunca han podido ser resueltos a pesar de haber pasado lustros o décadas de haber ocurrido. Existe inclusive una serie de televisión dedicada a este tipo de asuntos, especialmente aquellos en los cuales ha sido posible atrapar a los culpables gracias al uso de las nuevas tecnologías.
En México tenemos muchos casos de ese tipo -como el de los asesinatos del candidato presidencial del PRI Luis Donaldo Colosio o del secretario general de ese partido José Francisco Ruiz Massieu-, pero sin duda se halla también el del cardenal de Guadalajara, Juan Jesús Posadas Ocampo.
Justamente, este martes se cumplieron 23 años de que el arzobispo fuera acribillado por un grupo de pistoleros. Posadas llegaba al aeropuerto internacional de Guadalajara a bordo de su automóvil Grand Marquis blanco, para esperar la llegada del entonces Nuncio Apostólico Girolamo Prigione.
Resultaría inverosímil, pero -a pesar del largo tiempo transcurrido-, hasta hoy nadie ha sido condenado por este crimen que sacudió a México y fue el inicio de una escalada de tensiones e inestabilidad.
La muerte de Posadas marcó el inicio de un período de inestabilidad económica, política y social que incluyó el levantamiento zapatista del 1 de enero de 1994 en Chiapas, la muerte de Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo siguiente en Tijuana y el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, en la Ciudad de México, luego de presidir un acto público en el Hotel Casa Blanca, el 28 de septiembre de 1994.
El cardenal emérito de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez, aún insiste en que es mentira la tesis del entonces procurador general de la República (PGR) Jorge Carpizo McGregor, quien primero afirmó que Posadas murió en un “fuego cruzado” y luego dijo que fue confundido con Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, por pistoleros de los hermanos Arellano Félix.
Posadas recibió 14 impactos, pero su auto fue alcanzado por 57 proyectiles. Además del cardenal, murieron 6 personas más en el enfrentamiento ocurrido a la entrada del estacionamiento del aeropuerto de Guadalajara.
Sandoval Íñiguez insiste en que esa versión esgrimida por el entonces procurador general Carpizo no se sostiene y que se trató de “un crimen de Estado” en el que estuvieron involucrados el propio Carpizo y Rodolfo León, ex director de la Policía Judicial en 1993.
El purpurado -ahora en el retiro-, divulgó hace pocos días un video a través de las redes sociales, en el que recapituló las investigaciones e insistió en su versión contraria a la tesis del gobierno, aunque todavía no queda claro quién específicamente ordenó el asesinato y por qué.
Una versión atribuida a José María Hernández, obispo de Nezahualcóyotl, señala que días antes de su muerte, Posadas Ocampo fue invitado a una comida en la residencia oficial de Los Pinos, por el entonces presidente Carlos Salinas.
En ella, el vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, le habría reprochado airadamente al mandatario que su familia se hallaba involucrada en el narcotráfico.
Lo cierto es que después de una investigación en la que participaron varios fiscales especiales, en febrero de 2006 un tribunal colegiado de circuito ordenó reponer el proceso debido a la existencia de irregularidades y omisiones.
El expediente del caso consta de 65 libros -mide unos 2 metros de largo y 3 de alto-, que se amontonan todavía en el Juzgado Quinto de lo Penal, en Puente Grande, Jalisco, donde se ubica una prisión de alta seguridad de la cual, en enero de 2001, se fugó ‘El Chapo’ Guzmán.
Entre los acusados figuran Francisco Murillo ‘El Güero Jaibo’ y Edgar Mariscal ‘El Negro’, pero ninguno ha sido condenado. Empero, resulta irónico que con la muerte del arzobispo naciera también la leyenda de ‘El Chapo’ Guzmán, quien hasta entonces era un hombre medianamente conocido, sin mucha fama o fortuna. Pero cuando se supo que los hermanos Arellano Félix, poderosos jefes criminales de Tijuana habían ordenado matarlo, pero lo confundieron con Posadas, su prestigio subió como la espuma.
De este modo se volvió uno de los hombres más buscados por la justicia de México y Estados Unidos y hoy en día encabeza un imperio criminal con ramificaciones en más de 50 países y al que se atribuyen entre 2 mil y 3 mil asesinatos.
Uno de los detenidos por la muerte de Posadas Ocampo, Jesús Alberto Bayardo Robles, alias ‘El Gory’ señaló en su declaración que tenía la encomienda, junto con varios sicarios, de acabar con un tal ‘Chapo’, es decir Joaquín Guzmán Loera.
Sin embargo, en 1997 ‘El Gory’ fue trasladado a Estados Unidos y años más tarde, confesó que en México lo obligaron a mentir. Dijo que la muerte del cardenal fue un asesinato directo y que estaba relacionada con documentos que poseía y en los cuales se involucraba a jefes del crimen organizado y altos funcionaros.
Esa otra hipótesis tampoco ha sido comprobada, aunque hay muchos que todavía insisten en que murió debido a un fuego cruzado porque se hallaba “en el sitio equivocado, a la hora incorrecta”, justo en el campo de batalla donde se iban a enfrentar los Arellano Félix y el Cártel de Sinaloa.
Sin embargo, esto no explica el por qué de la saña contra el cardenal. Vale la pena señalar que el propio Prigione defendió la tesis de Jorge Carpizo, a pesar de que tuvo información de primera mano sobre el suceso. Se dijo que una ocasión lo fueron a buscar los Arellano Félix, quienes -según las versiones divulgadas por la época-, le informaron que ellos no habían dado muerte al cardenal.
Lo increíble es que en esa ocasión el gobierno no movió ni un sólo dedo para arrestar a los delincuentes y les permitió huir con toda impunidad.
Según informaciones periodísticas, el sacerdote Gerardo Montaño fungió como enlace de la reunión entre los Arellano Félix y el nuncio apostólico, en 1993.
Montaño radicaba en Ensenada, Baja California, y luego tuvo que huir a Estados Unidos cuando se supo que propició el encuentro entre los Arellano y el Nuncio. De hecho, fueron dos reuniones con el entonces representante papal: la de Ramón Arellano el 1 de diciembre de 1993, y la de Benjamín Arellano el 16 de enero de 1994. Luego los propios Arellano Félix relataron al diario Excélsior que pidieron al embajador del Vaticano interceder ante las autoridades mexicanas, para que no se les siguiera acusando de la muerte de Posadas Ocampo.
El punto central, a 23 años del atentado, es que aún persiste el misterio sobre quién realmente asesinó al cardenal Posadas y por qué motivo. Hasta hoy, el hecho realmente sigue siendo un verdadero ‘Cold Case’.
GRANOS DE CAFÉ
El pasado 29 de abril el ex diputado federal y ex subsecretario de Gobernación César Augusto Santiago envió una carta al gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, y su postura se suma a las otras voces críticas y respetadas preocupadas por la grave situación que impera en el estado.
En la misiva, secunda las estimaciones de expertos según las cuales Chiapas es el estado con mayor número de pobres en el país (78 por ciento) y con mayor desigualdad que enfrenta una paradoja terrible pues mientras está llena de recursos y potencialidades y cuenta con una población preparada, la población joven está desaprovechada.
César Augusto Santiago asegura que “el Gobierno Federal ha entregado a Chiapas volúmenes cuantiosos de recursos, magnificados a contar de la irrupción del EZLN, que ha tenido resonancia internacional.
Desafortunadamente -dice-, los últimos gobiernos estatales no han aprovechado ni el potencial ni los recursos federales; más bien, han privilegiado el asistencialismo, la entrega de dádivas, el salario de pobre, y los programas populistas, como única alternativa para la sobrevivencia de la gente.
“Debe alarmar, porque en el sexenio anterior, esta práctica se llevó al extremo, con imposturas, mentiras, programas que solo existieron en la publicidad, derroche, con los resultados que ahora están a la vista de todos.
“Si antes no existió el impulso institucional para desarrollar la actividad productiva, la agroindustria y la economía de capital en la entidad, ahora se complica aún más, por esa perversa obsesión de la política chiapaneca que solo piensa en las elecciones, en los cargos públicos y en la selección de grupúsculos que a cambio de su obediencia acrítica puedan beneficiarse de los dineros públicos quedar las posiciones donde puede decirse pueden hacerse negocios millonarios con el dinero público”, comenta en su misiva dirigida al gobernador Manuel Velasco Coello.
El ex diputado -a quien siempre se ha reconocido su gran capacidad intelectual, preparación y experiencia política-, se declara alarmado sobre el número de jóvenes y niños “que deambulan ya por las calles de las ciudades importantes, sobreviviendo precariamente y sin futuro alguno”.
Informa además que le ha enviado un documento a los titulares de Sedesol y Hacienda, para mostrarles la cruda realidad que vive el estado, con “reflexiones y algunas otras que provienen de voces ciudadanas que me hacen el favor de comentar sus preocupaciones”.
Finalmente, el político chiapaneco -quien es también reconocido como un excelente orador parlamentario-, auspicia un impulso institucional “para cambiar la ola asistencialista en boga por otra que aproveche el potencial de Chiapas, que desarrolle la agroindustria, que se ocupe, bien, de la frontera sur”, entre otras cosas, y “no estar como ahora con la mano extendida para que el Gobierno Federal acuda, le ayude a pagar sus deudas, sus sueldos y sus excesos”…
…Para quienes pensaban que el fin de la veda electoral reactivaría la economía nacional, hay que decirles que muy lejos de ello, el gasto público -fundamental para el logro de ese objetivo-, no solamente no aumentará, sino que seguramente se reducirá o “ajustará”, para utilizar el lenguaje tecnocrático, para ratificar a los mexicanos que lo peor de esta interminable crisis aún está por venir.
El anuncio de Fernando Galindo Favela, subsecretario de Egresos de Hacienda, augura un segundo semestre peor que el primero, lo que ya es decir mucho, puesto que sutilmente ha dicho que habrá una “revisión” de todos los presupuestos asignados para este 2016, lo que -dicho en otras palabras-, significa una nueva reducción del gasto para equilibrar las finanzas nacionales que no terminan de asimilar el desplome de los precios del petróleo, a pesar de que se ha señalado que la economía mexicana no está petrolizada y que la renta petrolera desde hace años tiene una mínima participación del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
Sin embargo, a la luz de los ajustes presupuestales del 2015 del 2016 y muy seguramente del 2017, esa visión del México despetrolizado resulta endeble, porque no se puede entender que aún con los seguros de garantía de los precios del crudo, se anuncie que ante la escasez de recursos fiscales también se revisarán todas las estructuras del gobierno federal, lo que implica que los despidos en el sector público continuarán quizá sin el sigilo que se ha mantenido hasta la fecha y que le ha costado el empleo a miles de burócratas de bajo perfil que han pasado a engrosar las filas de desempleados que inútilmente tratan de reincorporarse en la economía formal.
De resultar cierta la afirmación del subsecretario Galindo Favela, dada a conocer por algunos medios capitalinos, primero debieran revisarse los descomunales sueldos de la alta burocracia, que son los que verdaderamente se llevan el gasto corriente.
Y si han de realizarse ajustes a todos los programas que no están funcionando, habría que empezar por los programas sociales “electoreros” a los que se han canalizado la mayoría de estos recursos para simular la mejora de la economía popular, especialmente en los estados que este 5 de junio habrán de cambiar gobernador, alcaldes y congresos.
A nadie sorprende que el anuncio del subsecretario de Egresos ocurra a escasos 15 días de la contienda electoral, cuando desde el amanecer de este año se hizo público el recorte presupuestal que ha impactado principalmente en las entidades donde no habrá comicios, porque en las otras, hasta los programas de empleo temporal han repuntado y con ello la economía local.
Lo cierto es que -aunque por supuesto las autoridades hacendarias no lo admitan-, los programas sociales habrán de “achicarse” éste y el próximo año, para satisfacer las pautas dictadas por el Fondo Monetario Internacional vía Banco de México.
Sin embargo, habría que preguntarse ¿por qué en lugar de recurrir a la consabida guillotina a los fondos públicos, no se instrumentan otras medidas recaudatorias como dejar de condonar recursos a los grandes empresarios y consorcios internacionales, que se han adueñado de la riqueza nacional y del país entero?
Ah, y lo más importante: ¿por qué no se decomisan las fortunas de miles de políticos de todos los colores y tamaños del gobierno federal, estatal y municipal, que sin vergüenza ni recato alguno se han hecho multimillonarios en los últimos años, y que en libertad gozan de esas insultantes riquezas en un país donde coexisten millones de mexicanos en la miseria? Sus comentarios envíelos al correo [email protected]