Cortinas de humo
MÉXICO, DF, 30 de noviembre de 2015.- Este 1 de diciembre se cumplen exactamente tres años de la administración del presidente Enrique Peña Nieto. Estamos ya inmersos en una nueva fase de la vida pública en México.
El balance para el país tiene importantes avances, pero también desafíos enormes por enfrentar.
Entre los activos para México, sin duda hay que comenzar por las más de 12 reformas estructurales aprobadas, que por décadas fueron políticamente imposibles y que hoy nos colocan en un renovado rumbo, de gran potencial para el país, con cambios sustantivos en materia educativa, de competencia económica, energética y política, entre muchas otras.
Sin embargo, así como se concretaron estas reformas, el entorno económico internacional se ha complicado, tanto en el aspecto económico como en el geopolítico, con creciente inestabilidad, debilidad en el crecimiento y fenómenos como la caída de los precios del petróleo.
Desde fines de 2014 se presentaron sucesos lamentables que nos recordaron a todos, con contundencia, la profundidad de los más acuciantes problemas de la nación desde hace décadas, relacionados con la Agenda Institucional del Estado Mexicano, como la violencia, la inseguridad, entre otros.
En estos temas radican los grandes pendientes de la segunda mitad del sexenio, junto con la implementación efectiva de las reformas estructurales.
La consigna es muy clara: los procesos electorales del 2016 y la carrera política hacia la sucesión presidencial en el 2018 no deben distraernos del reto de comprometernos a fondo, como nación, con las reformas, tantas veces pospuestas, por hacer de México un país donde rija a plenitud el Estado de derecho, la gobernabilidad democrática, con instituciones sólidas y representativas.
En la vertiente económica, el crecimiento anual promedio, de 2%, es marcadamente superior al de los primeros tres años de los dos sexenios anteriores (que enfrentaron crisis internacionales muy parecidas). También se ha logrado la menor inflación y la mayor generación de empleos formales, que casi llega al millón 900 mil
No obstante, hay que recordar que necesitamos crear un millón de empleos por año, además de que es preciso que haya muchas más plazas de calidad, con ingresos más dignos.
Lo que es claro es que no hemos logrado romper la inercia de bajo crecimiento e insuficiente avance en la lucha contra la pobreza, la cual se ha prolongado por más de tres décadas.
Un logro es haber conservado la estabilidad macroeconómica, aunque existen variables que nos preocupan, como el aumento de la deuda pública. El reto de tener un sistema hacendario acorde a las necesidades de México, sigue siendo uno de los pendientes. Esfuerzos como el Presupuesto Base Cero son loables, pero muy incipientes aún.
El gran desafío a corto plazo es impulsar con fuerza el consumo y la vinculación entre el sector externo y el grueso de las empresas mexicanas, que son las Pymes.
A largo plazo, hay que ser consistentes en la implementación de las reformas. Estamos convencidos de que en la medida que lo seamos, en que haya eficacia en esta tarea y avance en el terreno de las instituciones y el Estado de derecho, las inversiones aumentarán año con año de manera significativa. Junto con ellas, deberá crecer el mercado interno.
En lo relativo a la inseguridad pública, hay esfuerzos y avances notables en algunos temas, pero estamos todavía lejos de resolver el problema. No podemos bajar la guardia.
En algunas zonas donde la situación era delicada, ha vuelto una relativa tranquilidad, pero en otras regiones la violencia sigue siendo una constante.
De forma paralela, hay que ir a fondo en la creación del sistema nacional anticorrupción, y que empiece a funcionar cuanto antes, para empezar a poner coto a la impunidad que tanto lastima a la sociedad. Falta la legislación secundaria y la armonización con las leyes estatales, y hay que tener bien presente que apenas es el arranque.
El país y el Ejecutivo Federal demostraron una voluntad reformadora en la primera mitad del sexenio, sobre todo en el aspecto económico; en la segunda parte, se necesita de la misma capacidad en materia de legalidad y seguridad pública.
Es hora de renovar compromisos en el Ejecutivo Federal, pero también en el Poder Legislativo y los gobiernos estatales y municipales y en los distintos sectores de la sociedad.
En este camino, el compromiso de la iniciativa privada es completo. México cuenta con sus empresarios, y nosotros con México.