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Xochitlalyocan, jardín que resguarda la memoria verde de México
Oaxaca, Oax. 14 de octubre de 2012 (Quadratín).- El padre de Adán Paredes era buzo de aguas profundas. Un día le obsequió una cruz que rescató de un barco naufragado en las aguas del Golfo de México. Esa cruz hoy cuelga en la galería La Telaraña como parte de la exposición Bitácora de viaje, una travesía por la memoria del autor, en homenaje al arquitecto Ricardo Legorreta, fallecido a principios de este año.
La muestra escultórica está conformada por tres lanchas, una de ellas con 366 botellas de vidrio que contienen mensajes secretos escritos por Adán Paredes; una maya de pescar hecha con ixtle natural, dos líneas de flotación con boyas de barro, tres faros de granito y un pupitre de madera con un cuaderno de notas sobre el cual pende, colgada del techo, la cruz hallada en el fondo del mar.
La muestra, comenta Adán Paredes, fue motivada por los recuerdos de las historias que le contaba su padre, buzo de aguas profundas, en su infancia. También tiene inspiración en el poeta Pablo Neruda que coleccionaba mascarones de proa, mientras que él le dio por coleccionar lanchas y otros objetos traídos del mar.
En algún momento me encontré un libro de la casa de Neruda en Isla Negra con los mascarones de proa; y yo ya estaba investigando desde hace cuatro años sobre el tema del mar, y a mí también me gustan mucho los mascarones de proa que son los guardias y ojos de los navegantes; con ese libro se me dejaron venir muchos recuerdos. Rescaté varias lanchas en cementerios de barcos, algunas las traje de San Miguel de Allende y otras de la Costa, explica el artista plástico originario del Distrito Federal con más de diez años viviendo en Oaxaca.
Mención especial, señala, merece la lancha Fabiola, que contiene un diario personal de Adán Paredes, a manera de Bitácora de viaje:
Las botellas son un diario: son 366 botellas porque es un año bisiesto; cada botella tiene dentro una hojas de barro-papel dibujadas y con un mensaje distinto; a algunos mensajes les tome fotos, pero a la mayoría no. para mí fue como hacer un libro, cuyo contenido será un secreto, porque las hojas de barro-papel las enrollé y luego las cocí en el horno.
Se trata, agrega, de una exposición en la que contó con el respaldo de artesanos de Atzompa y de Tavehua, que le ayudaron a realizar cada de las boyas en barro cocido. Agrega que la dedica al arquitecto Ricardo Legorreta porque fue un gran amigo suyo, y maestro.
Es una exposición que sale mucho de mi interior: está dedicada a mi padre de algún modo, pero más a Ricardo Legorreta del que prendí mucho. Había un tejido entre mi padre y él. Mi padre murió hace muchos años, y luego Legorreta, que también fue como un padre que apoyó mucho mi trabajo, expresa.
Como parte de una trilogía, la exposición Bitácora de viaje se extenderá los días 2, 3 y 4 de noviembre al atrio de la iglesia de Santa Ana Zeegache, donde a manera de ofrenda a los muertos instalará tres lanchas con una Santa Ana de barro, dedicada los migrantes fallecidos. En tanto que el 25 de noviembre colocará trece barcas con cuatro esculturas de madera en escala humana, en el patio de lectura del Centro Cultural Santo Domingo.