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Ixtepec, Oax. 2 de agosto 2012 (CNNMéxico).- Al regreso de un exilio de dos meses, para enfriar las amenazas de muerte que denunció haber recibido por dar protección a migrantes, el sacerdote Alejandro Solalinde debe atender la petición del obispo de Tehuantepec, Óscar Armando Campos, para retirarse de su labor como misionero.
El obispo Campos Contreras explicó a CNNMéxico, que informó a Solalinde que en noviembre se reestructuran las comisiones de la Pastoral de la Movilidad Humana como cada tres años y el sacerdote tiene que quedar adscrito a una parroquia, porque es la única figura jurídica que tiene la Iglesia Católica para darle respaldo oficial.
El obispo dijo también que es factible que Solalinde continúe la labor que realiza en el albergue, a la vez de atender a la comunidad de una parroquia, incluidos los migrantes. Él puede mover a la evangelización y a la solidaridad a toda la comunidad, a favor de los migrantes, desde la parroquia en donde esté asignado.
Desde 2005, Solalinde dirige el albergue Hermanos en el Camino, adscrito a la Pastoral de la Movilidad Humana, que atiende a migrantes que cruzan México de forma ilegal para llegar a Estados Unidos,
Aunque Solalinde agradece a Dios ser sacerdote, lo esencial en su vida es ser misionero con los migrantes. Y lo seré el resto de mi vida, hasta que me muera, dijo a CNNMéxico.
Alejandro Solalinde, de 67 años de edad, fue párroco adscrito a la diócesis de Tehuantepec, en Oaxaca, hasta 2006 cuando solicitó un permiso para dejar la parroquia a su cargo y dedicarse de lleno a atender a los migrantes de Ixtepec, a los que conoció en sus viajes por la zona, y con los que quedó profundamente comprometido, luego de ver su sufrimiento y sus necesidades.
Yo iba a las vías del tren junto con personas solidarias, a repartir café un poco de pan a los migrantes que llegaban. Ahí me di cuenta de su necesidad, de que necesitan un lugar seguro para descansar, para asearse. Con la ayuda y donaciones de voluntarios, compramos un terreno junto a las vías del tren, un año después ya pude llevarlos al albergue.
Ha sido promotor de los derechos de los migrantes ante los abusos de autoridades locales y federales, documentados en informes oficiales como el de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. También ha denunciado que grupos relacionados con el crimen organizado reclutan o extorsionan a los familiares de migrantes en sus países de origen o en Estados Unidos. La Secretaría de Gobernación ha reconocido que los migrantes son blanco de estos delitos.
Actualmente, ocupa la coordinación de la Dimensión Pastoral de la Movilidad Humana en México, órgano dentro de la Iglesia Católica donde laicos y religiosos trabajan con grupos migrantes.
Debido a amenazas de muerte que ha denunciado recibir en su contra, el gobierno federal le ha asignado seguridad personal en el albergue donde trabaja.
En noviembre próximo termina el periodo que tiene autorizado para estar en la Pastoral de la Movilidad Humana, y entonces se puede renovar o retirar el mandato que sigue actualmente.
El obispo Campos Contreras sostuvo que el escenario al que actualmente se enfrentan los migrantes en su travesía, permeado por las acciones de la delincuencia organizada, Solalinde tiene que estar marcando la línea de la Iglesia, haciéndose cargo de administar una parroquia.
Con esta decisión, el sacerdote tendría que abandonar el albergue, que luego de cinco años de trabajo ofrece un espacio para que hombres y mujeres migrantes puedan descansar con los servicios mínimos: cocina, comedor, baños, lavaderos, un espacio para oficinas y una pequeña capilla. Al inicio, recuerda Solalinde, sólo teníamos unos cartones para dormir bajo una carpa improvisada.
Me interesa que cada albergue para migrantes esté en condiciones de recepción, que sean un oasis de vida espiritual, un respaldo de cierta tranquilidad y reposos para continuar, dijo en entrevista el Obispo Campos.
Añadió que el albergue para migrantes en Ixtepec es el más visto, el que más recursos tiene, y el presbítero Solalinde es el más mediático. Sin embargo dijo- el trabajo de la Iglesia con los migrantes dentro de la diócesis que encabeza se realiza también en los municipios de Tapanatepec, Zanatepec, Ixhuatán, Juchitán, Matias Romero y Palomares.
Ahí hay seis parroquias donde unos 10 sacerdotes que participan en programas de la Pastoral de la Movilidad Humana; en algunos casos con comederos y en otros con albergues pequeños.
En todos ellos aseguró- la Iglesia tiene que seguir colaborando, buscar las formas de ayudar, ver dónde está la dificultad, ser creativos y hacer modificaciones para continuar la exigencia de la caridad cristiana.
Para mí la esencia de la Iglesia es la misión de llevar y practicar las enseñanzas de Cristo con los sectores que lo necesiten. Si para él la misión es cambiar la mentalidad con rezos y con oración, con actos de culto y misa diaria, para él estaría bien, pero para mí no; mi tiempo es con los migrantes, y con ellos celebro la misa y la eucaristía cada domingo, afirmó Solalinde.
Si yo supiera que la gente es solidaria y empieza a ayudar a los migrantes, yo mismo sería el primero en decir: ya no soy necesario y me voy a otro lado, dijo, a ayudar a los migrantes pero en otro lado.
Solalinde considera que el aumento de la pobreza y la consecuente migración mundial hace necesarios un nuevo tipo de misioneros, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos que sean dinámicos, que estén constantemente abajo, palpando a la gente y a todos los sectores. Solamente así se van a dar cuenta que sufren los pobres, y van a trabajar por ellos.