Comunidades de la presa “Miguel Alemán“ están marginadas

Temascal, Oax. 27 de febrero de 2013 (Quadratín).- Al menos 15 comunidades del vaso de la presa “Miguel Alemán” presentan, en la actualidad, una serie de carencias y necesidades por lo que, ahora, se les debe atender y ofrecer mayores atenciones, dijo, Beto Ramírez, el presidente de la CNC, en San Miguel Soyaltepec.
“No se les puede dotar de mayor energía eléctrica u otros beneficios a las comunidades que se localizan en tierra cuando nuestros hermanos de las comunidades enclavadas en la presa no cuentan aún con los servicios necesarios”, dijo.
Se debe ser justo y equitativo en la administración de los recursos y obras para que se nivele la balanza de desarrollo relativo y para que los indígenas mazatecos no se sientan marginados, opinó.
Y es que en la década de los 49 las comunidades que permanecen en el vaso de la presa resultaron víctimas directos durante la construcción de la presa “Miguel Alemán” y es más que justo que perciban algunos beneficios, si no de los gobiernos federales y del Estado, sí de los gobiernos municipales, dijo.
Cuando, en 1940 el gobierno federal de esa época decretó la construcción de la hidroeléctrica “Miguel Alemán” – para producir, generar y vender electricidad a los Estados de Puebla y Veracruz, unos 22 mil mazatecos fueron afectados directamente.
Fueron obligados a abandonar sus 47 mil hectáreas de tierras obligándolos a emigrar hacia otros lugares dejando atrás las tierras que los vieron nacer yendo casi a mendigar y a causar lastimas en otros Estados, comentó.
Fueron obligados a cargar sus pocas pertenencias y a decir adiós para siempre a las 47 mil hectáreas de sus mejores tierras, unos para dedicarse a otras actividades y otros a ir a sobrevivir en lugares extraños, dijo.
Indígenas de unos cinco municipios les fueron expropiadas cerca de 52 mil hectáreas de sus mejores tierras. Actualmente, de este número de hectáreas la hidroeléctrica o la presa “Miguel Alemán”, cubre 47 mil hectáreas.
Por todo esto, a las generaciones actuales de esas comunidades, que sobreviven a ese etnocidio de los 40, se les debe atender como se merece y no es justo que todos los beneficios correspondan a las comunidades localizadas en tierra.
Efectivamente, estas comunidades resultaron también afectadas pero por su condición de cercanía con los gobiernos municipales han resultado un poco más beneficiadas y no así a las comunidades del vaso de la presa que presentan muchas carencias, dijo.