¡Otra vez sin agua!, ahora por un percance vial en la ciudad de Oaxaca
OAXACA, Oax. 31 de diciembre de 2014.- En el último día del año, el centro de la ciudad de Oaxaca es bullicio. Por la tarde todo es alegría en los portales; los cafés y restaurantes llenos; los policías en descanso ante la ausencia de manifestantes… y un plantón de la Sección 22 sin maestros.
Una indigente, la única que pasará la última noche del 2014 a un lado del kiosco, en ausencia de mentores de la región Istmo, quienes deberían cubrir su jornada semanal.
En los andadores del Zócalo las familias caminan sin prisas, otros se toman un descanso bajo la sombra de los frondosos árboles, unos más se lustran los zapatos con boleros alegres, por tanta clientela.
“Uta mano… hasta que por fin podemos trabajar tranquilos”, comenta Benito, un aseador de calzado que tiene su silla frente al ala izquierda del Palacio de Gobierno.
El hombre está feliz, porque desde hace una semana no hay vendedores ambulantes; tampoco maestros por montones.
Eso sí, se duele de las realidades cotidianas. “Mira paisana, allá está una mujer y su perro; ella vive en esas cajas de madera y cartón, ahí pasó la Navidad y ahí va a pasar el año nuevo”, comenta.
Se refiere a María de la Luz, originaria del Istmo, quien fue corrida de su casa por sus familiares y encontró refugio en el plantón, donde vive, come, duerme, sin asearse. Una perra, su única compañía.
Benito se duele. Dice que pobre pero recibirá el año nuevo con su familia, saborearán pollo, pastel y sidra, sin uvas, porque están caras.
“Esos maestros son malos, se fueron todos y le encargaron a esa mujer el plantón; ya ni la amuelan”, dice.
Habla de la Sección 22, que después del 23 de diciembre redujo al mínimo su presencia, a pesar de la lucha que dicen encabezar a favor de los desaparecidos de Ayotzinapa y su ley educativa. El desinterés se palpa en módulos vacíos, anafres abandonados, tiendas de campaña sin gente; soledad.
María de la Luz se quedará con su pobreza y unas tlayudas; su cena para terminar el 2014 y recibir el 2015.
Benito irá a su casa, comerá de manera sencilla pero con calor de hogar.
“Qué le vamos a hacer amiga; lo único que nos queda es ser felices, aún con tortilla y sal, pero eso sí, a darle gracias a Dios porque estamos vivos y con salud”.