
Anatomía secreta de la inteligencia emocional
Oaxaca, Oax. 21 de junio de 2013 (Quadratín).- El tema de la reforma fiscal no ha dejado de estar en el espacio público desde hace muchos años, tantos que ya no me acuerdo. Al respecto he comentado la multiplicidad de diagnósticos sobre la problemática fiscal y la gran cantidad de propuestas de todos los sectores productivos, académicos, gremiales, empresariales, sociales, periodísticos y gubernamentales. De ahí la importancia de las propuestas más recientes y la del último diagnóstico.
Es conveniente insistir sobre ciertos aspectos básicos para una propuesta pueda ser viable, que reparta con equidad el costo del ajuste e introduzca mayor eficiencia al sistema tributario nacional. Recaudación, progresividad, simplificación, seguridad jurídica, sencillez, facilidad administrativa, viabilidad política y federalismo son elementos centrales para el diseño de cualquier propuesta exitosa.
Revisar los gastos fiscales, es necesario, evitando considerar que su eliminación implicaría automáticamente un incremento recaudatorio de la misma proporción. Por eso es que la propia Secretaría de Hacienda en su reporte sobre gastos fiscales, no suma los diferentes conceptos para evitar esa confusión.
En el caso de la eliminación o reducción de gastos fiscales por el lado de los impuestos indirectos, lo conveniente es crear mecanismos compensatorios, particularmente para aquellos sectores de la población más afectados por la incidencia del impuesto, en este caso el IVA, que tienen un mayor peso sobre los ingreso de la población de menores ingresos, que destina una mayor parte del mismo en el consumo. En la propuesta reforma de 2001 se contemplaban mecanismos de compensación: al respecto hay dos vías, en efectivo que sería el mejor- o a través de los diversos programas sociales.
No puede dejarse de lado el carácter federalista de un nuevo pacto fiscal, que traslade responsabilidades en materia tributaria a las entidades federativas con un alto potencial recaudatorio. No podemos dejar de lado lo que queda claro cuando se revisan las estadísticas tributarias internacionales, esto es, la fuerte concentración del potencial recaudatorio en el Gobierno central.
Por otra parte, la viabilidad política es fundamental, lo que implica un gran esfuerzo de concertación y consenso, y de armonización de las propuestas.
En cuanto a la participación de las entidades federativas, atraviesan por una crisis fiscal desde hace algunos años, tanto por el impacto de la debilidad de la recaudación participable, como por la de sus potencialidades recaudatorias, limitadas a unos cuantos impuestos. Hay varias vertientes para incrementar la capacidad impositiva de las entidades federativas, que empiezan en el regreso de algunas con potencial recaudatorio importante, en el contexto de la reforma integral.
Al respecto vale la pena recordar algunos conceptos de Richard M. Bird, quien decía que la teoría tradicional sobre el federalismo fiscal prescribe una base gravable muy limitada para los gobiernos estatales y locales. Los únicos impuestos locales apropiados según se ha dicho, son aquellos que son fáciles de administrar localmente, que son gravados única o principalmente sobre los residentes locales, y que no dan lugar a problemas de armonización o potencia entre los gobiernos estatales y locales, o entre estos y el Gobierno Nacional. La única fuente de ingresos principal que se considera cumple con estos estrictos requerimientos es el impuesto sobre la propiedad, quizá con un papel secundario para los impuestos sobre vehículos. Lo anterior es consecuente con la renuencia de los gobiernos centrales a proporcionar a los gobiernos estatales y locales el acceso a los impuestos sobre el ingreso o sobre las ventas, que son más lucrativos. No es de sorprender que lo anterior se haya convertido en un lugar común (para regresarles potestades importantes), y esto es por lo que los gobiernos estatales y locales, casi en todas partes han sido exhortados a hacer un uso mayor de los impuestos sobre la propiedad y son criticados cuando no lo hacen de una forma muy entusiasta.
Habría que darle una revisada al Convenio de Adhesión al Sistema Nacional de Coordinación Fiscal e iniciar un nuevo proceso de descentralización basado en esquemas de responsabilidad fiscal.
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