Educación para el desarrollo
Oaxaca, Oax, 07 de junio del 2011 (Quadratín).- Muchos pensadores pasados y contemporáneos señalan que la historia de las sociedades se repite. Es decir, parten de un punto y de nueva cuenta vuelven a él. De esta forma tenemos la errónea concepción de que la historia tiene un movimiento cíclico y que los acontecimientos que se presentaron hace muchos años se volverán a presentar más adelante, no se sabe cuándo pero que indubitablemente tienen que acontecer. Dentro de esta posición ideológica encontramos no pocos adeptos pues siempre hay quienes quieren perpetuar a la sociedad en la que se vive, argumentando que nunca se podrá cambiar o sustituir por otra mejor y; otros fundamentan su posición diciendo que los acontecimientos sociales se repiten. Sin embargo, ni las sociedades ni los acontecimientos socio- histórico se repiten, cada uno de estos fenómenos engendra sus propias causas que le dan origen, su ulterior desarrollo y, al final, su extinción total o parcial en el devenir histórico.
Hay muchos, por ejemplo que se preguntan ¿Volverá a suceder en este gobierno Gabinista lo que paso hace seis años? Y algunos consideran que sí, por los sucesos que contemplan en los corrientes días. ¿Creería usted, esta postura? Le describiré un pasaje tragicómico de nuestra historia. Debe creerlo; ¿Usted, puede pensar y recordar aunque sea un momento, los hechos pasados y actuales de nuestra sociedad oaxaqueña? Sí lo recuerda, Reflexione un poco y verá que algunos de los movimientos sociales de nuestros tiempos se nos presentan como una verdadera hipocresía tragicómica, tan absurdos como irracionales.
Supongamos que estamos viviendo lo que pasó hace seis años, momento considerado como coyuntural en el que se decía por el personaje tragicómico, el cual pugnaba como consigna principal hacer caer al gobierno; dicho personaje activo de la historia y los mentores en su auxilio decían ya cayo, y con ello se afianzaba más su lucha popular, créame, este personaje y seguidores contaban utópicamente con tener el apoyo popular de la sociedad oaxaqueña entera, de ella eran sus representantes omnisapientes, de las bases o de las masas su mesías.
Hoy el pueblo Oaxaqueño no debe olvidar lo que se pregonaba en ese entonces, porque aplicando lo que dijimos al principio nos querrán engañar en los próximos años diciendo que ahora sí hay que instaurar el gobierno del pueblo, hay que quitar a los que están en el poder para que el pueblo gobierne Oaxaca así es como decían los conspicuos representantes de dicho movimiento revolucionario. Y ahora ¿Dónde han quedado todas estas sabias frases revolucionarias?, ¿Dónde está el cambio en Oaxaca? ¿Dónde están ahora los principales mentores y el mesías de las bases? Y, como durante largos años a la gente no se le ha enseñado a pensar, porque pensar está prohibido, hasta el momento, dichos representantes de aquél movimiento fantasmagórico creen que al pueblo se le han olvidado las promesas que hicieron.
En días pasados de nueva cuenta se sigue diciendo que se lucha para bien del pueblo; año con año se pregona estoy; ¿en donde están los resultados en beneficio del pueblo?; sí esto fuera cierto, ya se habría aminorado la pobreza y, sobre todo, elevado el nivel de la educación. Tal vez, por esta razón pensaran algunas personalidades que los acontecimientos sociales se repiten. Otros en gratitud de encabezar dicho movimiento tan solidario con el pueblo trabajador han quedado incluidos en el gobierno que anteriormente rabiosamente criticaban. Convirtiéndose con esto en parte de la estructura gubernamental, es decir, en la misma institución que antes querían derrumbar.
Por la postura que han tomado los mentores y su fiel acicate de un lado y el gobierno por otro; se ve que no querían ni quieren cambiar la situación social ni económica del pueblo trabajador. No les preocupa la creación de empleos o mejorar éstos para la sociedad; los cuales hoy en día están mal pagados y en decrecimiento; se muestran insensibles en que no haya suficiente inversión en la vivienda para la gente que no tiene, no hay la necesaria inversión para cubrir las necesidades de obras y servicios sociales que hacen falta en las colonias aledañas a la ciudad y en los pueblos, aunque el gobierno diga que sí.
Todos estos esperanzadores apoyos para el pueblo únicamente son sacados del olvidado almacén de antigüedades solo cuando se presentan las campañas electorales y son utilizados de una u otra forma desde hace muchos años por los pasados y presentes candidatos; como manido y putrefacto discurso de lo que siempre sea dicho.
En esta parte podemos encontrar la tragedia de la vida cotidiana de nuestra historia, aquí se sintetiza lo que un escritor señalaba en nuestra sociedad, decía, el secreto consiste en que a los hombres se les puede llegar a ser como bueyes o los asnos y quedarse impasibles cuando se les apalea o aguijonea, siempre que hayan podido rechazar dentro de sí todo instinto de rebelión. Algo así pasa en nuestra sociedad, no solo en el terreno electoral; pues el pueblo sigue creyendo en los lideres de los partidos políticos a pesar de que siempre canturrean las mismas propuestas de apoyo para los pobres y aún más, reciclan a los mismos candidatos amparándose en las facultades que le otorga la ley, la cual, les facilita postularse para no sé cuantas veces más como candidatos a un cargo público.
En estos tiempos también escuchamos desde la cámara una siniestra voz, alguien que desde la curul de la Cámara de Diputados del nuevo Gobierno se pavonea y hasta hace alarde de propuestas sobre educación ¿Cuándo ha visto usted, que un asno haga otra cosa distinta que no sea rebuznar? Y, sin embargo, en nuestra sociedad todo se puede, quemar carros, tráileres, autobuses urbanos, edificios, etc.; y aún, sobre todas estas cosas salir premiado, ser diputado. Valga la expresión, ¿En qué sociedad ha visto usted que suceda este tipo de cosas, tan absurdas e irracionales? En nuestra sociedad, el que actúa violentando todos los derechos individuales y de la sociedad, se le felicita, se le condecora casi con todas las medallas que pueda haber, falta alguien que salga a pregonar, que se le canonice, faltaba más.
Aparentemente se cree que los acontecimientos sociales que suceden en nuestra sociedad se pierden y se olvidan en la inconsciencia del pueblo, pero eso no es así, pues el pueblo lo registra y guarda para tiempos mejores; pero también tiene que aprender de los errores para no cometerlos hacia adelante, para ello es indispensable que se eduque políticamente para que no se deje engañar por quienes dicen ser sus defensores. No se vaya a repetir la historia, primero, como una inequívoca tragedia y, ahora, cada año la presenciándola como comedia.