A 5 años, no dejemos solo a nadie
Huatulco, Oax. 15 de junio de 2009 (Quadratín).- Estamos a sólo algunas semanas de que los oaxaqueños celebremos la fiesta más importante que se realiza cada año en el Cerro del Fortín en la Ciudad de Oaxaca. La Guelaguetza, que tiene sus orígenes prehispánicos, fue suspendida en 2006 como consecuencia de un conflicto social que se vivió en la entidad.
En esa ocasión, los maestros y la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca bloquearon los accesos al auditorio de los lunes del cerro, incendiaron el entarimado principal y realizaron pintas en el escenario que por muchos años había sido testigo del festín más grande en Oaxaca.
Como alternativa a la Guelaguetza que los insurrectos llamaron comercial, surgió la popular, donde los maestros escenificaron a los bailes regiones que participan en la tradicional sin cobrar un peso alguno a los asistentes. Un gesto que parecía bueno por parte de los mentores, afectó enormemente a las personas que regularmente provienen de distintas partes del Estado para comercializar sus productos en la fiesta anual del lunes del cerro.
En 2007 la Guelaguetza fue celebrada por las autoridades en medio de fuertes dispositivos de seguridad para impedir que integrantes de la APPO lograran consumar un boicot contra lo que llamaron la fiesta de la Guelaguetza. Oaxaca, a pesar de tener una imagen muy dañada a nivel nacional e internacional, vistió nuevamente sus coloridos trajes regionales y escuchó las melodías provenientes de las siete regiones. Se dijo en distintos medios que en este evento pudo realizarse gracias al acarreo de personas del interior del Estado. Sin embargo, no pudo comprobarse.
Este año, el magisterio nuevamente ha amenazado con boicotear la Guelaguetza porque las negociaciones con el gobierno estatal aun no concluyen y no se logran acuerdos. Con estas intenciones y la manera de actuar, en medio de una crisis económica y de los grandes problemas que vive nuestra entidad, lo único que podemos leer de ello es que la Sección 22 sólo busca beneficiarse políticamente de la situación. Por ello, ha manifestado que la única alternativa que les queda es el paro indefinido, y que les queda decidir la forma en que el magisterio va a accionar en el proceso electoral del 5 de julio, y que realizarán un boicot a la Guelaguetza oficial, porque la popular se hará en las mismas fechas en que se programe la oficial.
Pero lo real del caso es que el movimiento social que impidió que la fiesta de la Guelaguetza no se realizara en 2006, estaba en su mayor plenitud. Hoy, las cosas han cambiado, la APPO está debilitada y los maestros carecen la fuerza necesaria para volver a cometer semejante grosería al pueblo oaxaqueño.