La puerta del diálogo
Oaxaca, Oax. 27 de diciembre de 2009 (Quadratín).- El paquete de reformas que propuso el presidente de la República para modernizar la vida política del país registró una furiosa respuesta de los legisladores y las dirigencias de los partidos políticos que se reparten el botín del poder sin contrapeso.
El excesivo y abusivo poder que se concentra en el Congreso de la Unión encaminó peligrosamente al país hacia la partidocracia; es decir, el mandato de las minorías organizadas en cofradías electoreras que lo mismo regaña a los ministros de la Corte que retan y ningunean al Presidente de la República, es decir al representante del Poder Ejecutivo.
Para nadie es un secreto que el Congreso se ha convertido en el principal obstáculo para la modernización de México, la reforma energética, la reforma económica, la reforma fiscal y ahora la reforma política han sido secuestradas por camarillas pendencieras que se oponen a todo, pero no resuelven nada.
Los diputados y senadores son esclavos o sicarios al servicio de las dirigencias de sus partidos y todos revisan sólo la conveniencia de sus intereses y cada acción, cada paso, están dirigidos a conservar sus privilegios y para seguir lucrando con el jugoso negocio de la representación popular.
Más allá de la reelección de legisladores y autoridades municipales, la propuesta del Calderón busca la desaparición de 100 escaños en la cámara de diputados y más de 30 en la cámara de senadores bajo el principio de la representación proporcional.
En contraparte, el presidente propone que se permitan las candidaturas ciudadanas, es decir, que cualquier ciudadano pueda llegar a un cargo de elección popular sin que tenga que pertenecer a las mafias electorales que tienen secuestrado al país.
Dicho de otro modo, el paquete permitiría que el Poder Legislativo sea realmente una representación del pueblo de México y no un circo, que sea un espacio para el debate nacional y no una remedo de pulquería en donde se ensalza a los pendencieros, el pandillerismo político, las ofensas o la deshonra pública y privada amparados bajo el manto protector del fuero constitucional.
El coordinador de los diputados federales del PRI ya condicionó el análisis de la iniciativa y de entrada la descalifican, en tanto que la dirigencia y los lideres más visibles del PRD la rechazan en automático la iniciativa aún cuando las propuestas son las mismas que ellos mismos han planteado durante los últimos 20 años.
La pregunta es ¿Y a ellos quien les dio el poder de decidir sin consultar con el pueblo de México? En teoría los legisladores son representantes populares y en ésta, como en todas las demás discusiones importantes para la Nación nunca regresaron a sus distritos para preguntar cómo deberían comportarse o cual sería el sentido de su voto.
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