El entrenador triqui
Oaxaca, Oax. 11 de febrero de 2010 (Quadratín).- Las elecciones locales de Oaxaca adquirieron una dimensión insospechada por el terremoto que sacude las estructuras de los partidos que decidieron coaligarse para frenar el avance del PRI rumbo a los pinos.
Unas horas después de que la dirigencia de Partido Acción Nacional anunciara su adhesión a la coalición que encabezará aquí el ex priista Gabino Cué Monteagudo, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, anunció su renuncia al PAN, y aunque guardó sus razones casi todos intuyen que Oaxaca fue el epicentro.
Casi de manera simultánea otra distinguida panista, María de los Ángeles Abad Santibáñez hizo pública su renuncia a casi 30 años de militancia en el blanquiazul y con ellos no se descarta que los y las panistas de probada lealtad a ese partido puedan renunciar o por lo menos separarse de la contienda.
El partido del presidente está en crisis, no solo en Oaxaca, existen vientos de rebelión silenciosa en otras entidades en donde los experimentos electorales dejaron evidentes fracturas en el segundo partido histórico de México.
En los partidos de izquierda las cosas no son muy diferentes, Cuauhtémoc Cárdenas y decenas de los militantes históricos que vienen del Partido Comunista y el PSUM, los fundadores del PRD, tronaron contra el pragmatismo electorero o los destellos neo-radicales de su partido y ya trabajan en la conformación de otro instituto, el de la izquierda con principios y con afanes de reconstrucción nacional.
Los acercamientos entre los líderes de la izquierda y la derecha no son nuevos; Luis H. Álvarez y Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas y Manuel J. Clouthier, Salvador Nava, Rodolfo Elizondo, Jorge Castañeda y Adolfo Aguilar Zinser, protagonizaron sendas batallas contra el PRI en el norte de la república pero en ningún caso llegaron a plantear la cohabitación ideológica.
El analfabetismo político de la sociedad mexicana es la cepa de cultivo donde se fermentan los desplantes de la partidocracia mexicana y la falta de probidad ante sus militancias y los electores.
Los promotores de la coalición en Oaxaca no son ingenuos, sabrán capotear la tormenta y a pesar de que la elección fue una decisión cupular al más alto nivel la estrategia es llevar la contienda al nivel de los ciudadanos sin partido.
El asunto es que, al término de las elecciones, cualquiera que sea el resultado los ciudadanos no opinan en sus asuntos internos y tendrán que regresar a la militancia, a la identidad ideológica y la preparación de los pertrechos de guerra para la próxima contienda, ahí conocerán la dimensión del experimento Oaxaca.