Isidoro Yescas / La Cosa nostra notarial

14 de mayo de 2010

14:19

Isidoro Yescas

Oaxaca, Oax. 14 de mayo de 2010 (Quadratín).- El tema de la corrupción, el tráfico de influencias y el descrédito del Colegio de Notarios de Oaxaca es un asunto que en esta temporada de campañas electorales merece mucha atención por varias razones.
Primero, porque en el otorgamiento de los llamados fiats (patentes) notariales los gobernadores en turno han abusado de las facultades que les otorga la Constitución Política local para su otorgamiento.
Segundo, porque al actuar en forma discrecional y con criterios político-partidistas, los gobernadores con frecuencia han violado la Ley del Notariado de Oaxaca.
Y, tercero, porque el organismo que agrupa y ostenta la representatividad de todos los notarios de la entidad, es decir, el Colegio de Notarios, ni es autónomo ni mucho menos apartidista.
En el artículo 79, fracción XXII, de la Constitución Política de Oaxaca se establece como facultad del gobernador otorgar patentes de notario, con sujeción a la ley respectiva.
Sin embargo, en los dos últimos sexenios, los gobernadores José Murat y Ulises Ruiz solo alcanzaron a leer las primeras cuatro palabras de la citada fracción, olvidándose de hacer públicas las convocatorias así como aplicar los aspirantes los exámenes públicos de oposición, tal como lo dispone la Ley del Notariado de Oaxaca.
De este abuso de poder de los gobernantes de Heladio Ramírez a Ulises Ruiz- quienes se han beneficiado han sido generalmente abogados cercanos a los afectos del jefe del poder ejecutivo en turno, en ocasiones familiares suyos; exdiputados y exfuncionarios del gobierno del estado que pasaron de noche por la Universidad pero que poseen sus títulos de abogado, y un reducido círculo de familias, alrededor de 14, como en su oportunidad ya lo había registrado la periodista Nadia Altamirano en una serie de excelentes reportajes y entrevistas publicados entre febrero y marzo de este año en el diario El Imparcial, y como recientemente fue ratificado por el Notario Público Número 25, Alfredo Castillo Colmenares,en otro diario local (Tiempo, mayo 12 del 209).
De acuerdo a la investigación periodística realizada por Nadia Altamirano, de un total de 107 notarios que ha tenido Oaxaca, 75 están en activo, 18 ya fallecieron y 14 cuentan con licencia, entre éstos Genaro Vásquez Colmenares, presidente del Instituto Estatal de Acceso a la Información Pública de Oaxaca y Rosa Lizbeth Caña Cadeza, ex procuradora y titular de la Auditoría Superior del Estado.
Lo que más ha llamado la atención sobre el gobierno en turno es que, contra la costumbre de sus antecesores en el cargo, el gobernador Ulises Ruiz no se esperó a que concluyera su sexenio para premiar a sus amigos y recomendados.
Hasta la fecha ha extendido 36 patentes, cifra récord que no ha merecido ninguna explicación pública.
Entre los nuevos notarios se encuentran su exconsejero jurídico, Arturo Vásquez Urdiales, y Jorge Manuel Martínez Gracida Orduña, exdirector del Instituto Catastral de Oaxaca. Ambos exfuncionarios debieron renunciar a sus cargos luego del escándalo desatado con la presunta venta de patentes y la falsificación de firmas del titular del Jefe del Poder Ejecutivo.
Otra violación a la Ley del Notariado es la autonomía y apartidismo que debería caracterizar al Colegio pero que, en los hechos, se ha traducido en un instrumento de sus directivos en turno para ponerse a las órdenes de los candidatos del PRI y de los gobernadores. Así ocurrió con la notaria María Antonieta Chagoya Velásquez cuando se desempeñó como presidenta del Colegio y eso ocurre ahora con su sucesor, Gilberto Gamboa.
No hace mucho el Congreso local aprobó una iniciativa de ley enviado por el gobernador Ulises Ruiz para reducir la edad mínima de 35 a 30 años para quienes ejerzan el notariado. Lo hizo con el evidente interés de apoyar a esa élite de notarios en donde la profesión se ha convertido en patrimonio familiar, hereditario y partidista.
Castillo Colmenares acusa que hoy en día algunos colegas suyos ejercen sus funciones entre el desprestigio y el descrédito porque algunos fedatarios validan documentos falsos, suplantan personas, falsifican documentos y firmas por los cuales cobran cantidades exorbitantes.
Por desgracia, en esta temporada electoral, esas viejas prácticas de corrupción pueden tener otras implicaciones.
De acuerdo al contenido del artículo 235 del CIPPEO, el día de la jornada electoral los notarios públicos mantendrán abiertas sus oficinas para atender las solicitudes que les hagan los funcionarios de casilla, los ciudadanos y los representantes de los partidos políticos, para dar fe de hechos o certificar documentos concernientes a la elección.
Si hasta la fecha la mayoría de estos señores han ignorado el exhorto del Congreso local para exentar de pago alguno a los miles de ciudadanos oaxaqueños defraudados por las cajas de ahorro, ¿cómo se comportarán cuando sean llamados a dar fe de irregularidades que como toda elección se presentan pero que en ésta ocasión podrían generalizarse? ¿Les ganará su militancia priísta y actuarán con parcialidad? ¿Cuál será el papel de la directiva del Colegio de Notarios visto ya su compromiso público de apoyar la candidatura de Eviel Pérez Magaña?
Se esperaría que esto no suceda, pero todo parece apuntar que en el escenario de una elección tan competida y cerrada, a un sector de notarios, sobre todo a los que forman parte de la cosa nostra (las 14 familias), les gane la militancia y el pacto con uno de los aspirantes a la gubernatura.
Y sin autonomía, comprometidas en una doble línea de mando con el que les otorgó los fiats y con el que ahora se la jugarán, todo puede suceder.