Mantiene Oaxaca éxito rotundo en el Festival Internacional Cervantino
Juan Arturo López Ramos / Quadratín
San Antonio, Texas, E.U. 6 de diciembre de 2010 (Quadratín). Para celebrar el Thanksgiving Day nos recibieron a Rebequita y a mí en su cálido hogar, nuestros estimados amigos Juan Ruiz Healy y su hermosa esposa Ana Patricia Núñez, cuya distinguida belleza la llevó a alcanzar el preciado titulo de Señorita México y cuya inteligencia la ha llevado a alcanzar en la Universidad de Texas los preciados títulos de Maestría y Doctorado en Historia del arte.
Y efectivamente, en la casa Ruiz Healy el arte nos envuelve, literalmente. Además de su experta conversación en el tema, en su sala, acarician nuestras miradas los trazos cubistas de Picazo, la sorprendente imaginación de Kandinsky, el color hecho poesía de Tamayo y las obras de otros maestros del arte universal, pero una sorprendente afirmación de nuestros anfitriones, sacude nuestros pensamientos y estremece nuestro orgullo:
El 80% de su vasta colección está formada por artistas oaxaqueños, y desfilan, como pasando lista, imágenes fantásticas de dos autorretratos de Toledo, los bellos colores del ya mítico Ocotlán de Rodolfo Morales, la deslumbrante imaginaria surrealista de Maximino Javier, la armonía cromática de Rolando Rojas, los destellos de líneas sobre rojos de Sergio Hernández, la primitiva pureza de Alejandro Santiago, la alegría de azules sobre rojos de Víctor Chaca, la maestría y rigor de Shinzaburo Takeda, los luminosos paisajes de Abelardo López y muchos, muchos otros nombres de artistas oaxaqueños, que construyen hoy lo que en el futuro será conocido como el siglo de oro de la pintura Oaxaqueña, como una vez le dije a Rufino Tamayo, en una memorable cena en el restaurante el Topil, al comentarle que más que una herencia material al dejar a Oaxaca el Museo de Arte Prehispánico y el Asilo que llevan su nombre, nos dejaba una gran herencia moral:
Su éxito en la pintura ha sido como si usted hubiese pintado el viento, que al recorrer los valles y montañas de Oaxaca, sembró el gusto y la afición por la pintura en una nueva generación… le dije, y el completo: Es cierto, yo le di su primera oportunidad a Morales, yo apoyé a Toledo… y la conversación con el legendario artista oaxaqueño fluyo deliciosamente, a tal grado, que Tamayo pidió un mezcal y una guitarra y todos disfrutamos enormemente aquella noche de otoño de 1988.
La fuerza de la belleza de Tamayo trasciende el tiempo. Juan Ruiz Healy y Ana Patricia nos confirman hoy, que iniciaron su formidable colección de arte oaxaqueño cautivados por el arte de Tamayo y buscaron en Oaxaca sus raíces a finales de los 80s donde encontraron la huella del maestro transformada en un Taller de artes plásticas con su nombre y con alumnos que harían honor al maestro, que con su propio regreso a su tierra natal motivo también el regreso de pintores como Toledo, Morales y Hernández, y los artistas, jóvenes y viejos, con o sin fama, amparados por los destellos hechos luz de Tamayo, iniciaron una nueva y fructífera etapa en la pintura de Oaxaca.
El espíritu de Tamayo, su enorme herencia moral, sigue rindiendo frutos a la tierra que tanto amó, a Oaxaca. El alma de Tamayo, vestida con los colores de las obras de los artistas oaxaqueños que tanto alentó, ha sido materializada por Juan Ruiz Healy y su bella esposa, en una solida e importante colección Ruiz Healy de arte oaxaqueño contemporáneo, que ha sido prestada para recorrer varias ciudades de Estados Unidos y Canadá: El Paso, Brownsville y Dallas, en Texas, Nueva Orleans, Las Vegas, Miami y Nueva York, en EUA, así como en Montreal, Canadá, en un período que inició en junio de 2010 y que durará hasta diciembre de 2011.
La exhibición en diferentes museos extranjeros de esta exposición de arte Oaxaqueño es muy importante para promover la imagen de nuestra entidad, tan deteriorada por los lamentables periodos que ha vivido Oaxaca.
Es urgente también promover más decididamente a nuestros artistas plásticos, que exportan talento y no brazos, y que son motivo de admiración en el mundo entero, por lo que todos los oaxaqueños debemos felicitar la iniciativa que el matrimonio Ruiz Healy ha tenido, de organizar y llevar a cabo, con sus propios recursos y por su admiración al arte oaxaqueño, esta importante exposición itinerante.
San Antonio está en auge, es la octava ciudad más importante de EUA, sus ingresos provienen en primer lugar de la Industria militar, con más de 120 mil efectivos ahí destacamentados, en segundo lugar por su industria medica y en tercer lugar por su industria turística con más de 8 millones de visitantes que se deleitan en el romántico Paseo del Río y la obligada visita a la pequeña construcción colonial del Álamo, que recibe anualmente más de dos y medio millones de visitas.
Además, en sus cercanías se han encontrado recientemente yacimientos de gas que auguran un boom económico adicional. Atrae la limpieza de la ciudad, sus calles bien cuidadas y la seguridad que se percibe, que son ilusiones y esperanzas con las que soñamos ahora los oaxaqueños merced al inicio del gobierno de Gabino.
No lo dejemos solo, luchemos con él desde nuestros hogares, oficinas o negocios, participando como oaxaqueños bien nacidos en tareas ciudadanas y sociales, en nuestra calle, en nuestro barrio, en nuestra ciudad, para hacer posible el renacimiento del Estado de Oaxaca, al que todos aspiramos.