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Periodistas del New York Times podrán utilizar IA de forma legal
Oaxaca, Oax., 19 de diciembre de 2011 (Quadratín).- Ayer iniciaron oficialmente las precampañas para las elecciones federales del año entrante y el contexto en el que se desarrollan -tanto nacional como local- es de pronóstico reservado. El escalofriante escenario que transitamos determina esta contienda, sus componentes son diversos: Un país ensangrentado, confrontado y empobrecido que desoye promesas y busca culpables; un amplio sector de nuevos jóvenes electores potenciales (más de 34 millones) ignorado y manipulado por el abandono y la necesidad; y miles de oaxaqueños que no entienden la utilidad del voto de castigo-confianza que se aplicó en 2010, pero que no ha dejado los réditos esperados.
La imagen de los partidos y la fama de los presidenciales implanta las condiciones para los aspirantes a cargos de elección popular. Los priistas traen al favorito pero no terminan de entender que su peor enemigo son ellos mismos, la confrontación interna los aniquila. Designar candidatos sin valorar la vulnerabilidad de los mismos es regalar motivos a sus adversarios para enlistarle el escándalo siguiente a su candidato presidencial. Los panistas atraviesan por su peor momento. Calderón es un símbolo de irritación social y sus precandidatos y precandidata a la presidencia no gozan de condiciones competitivas reales; la agenda social va por un lado y ellos por el otro. La izquierda carece de candidatos sólidos en la mayoría de los distritos pero su fortaleza reside en la solvencia del mensaje y lo oportuno que éste resulta para las desastrosas circunstancias de nuestro país. Aunque López Obrador sigue provocando pasiones encontradas -los inspirados por la inducción mediática y los que se identifican con él- su liderazgo dota de oportunidades a sus candidatos.
La tarea que tiene el gobernador como posible gran elector no es nada fácil, el abanico es igual al de sus antecesores: elegir entre compromisos y afectos. El ingrediente adicional en este gobierno es la complejidad de los compromisos políticos. Ha trascendido que el mandatario estatal respaldará a los candidatos (as) -pertenecientes a los partidos políticos que integraron la alianza electoral de hace un año-, pero los criterios de esta decisión son peligrosamente ambiguos. Se dice que se apoyará a aquellos (as) que representen una ventaja comparativa basada en un posicionamiento electoral en sus distritos. Pero no se les aclara cual será el método de investigación y quien lo efectuará, tampoco se dice con que grupo político se entenderá en cada partido político, ni que variable determinará ese supuesto apoyo (si será económico o político). Adicional a lo anterior, la coyuntura es particularmente complicada: una gran mayoría no quiere oír el prorrogado discurso de que los culpables siguen siendo los que se fueron y que el cambio ya viene en camino a un año de distancia.
¿Qué le responderán al elector desanimado ante la impunidad prevaleciente que es promovida desde la inacción?
Resulta absurdo intentar aparentar con posiciones intermedias en una entidad como la nuestra que no se presta para caminar en dos pistas a la vez, el gobernador lo sabe. Él lo vivió hace 6 años cuando aspiraba a la candidatura para el Senado de la República después de haber protagonizado una alianza pluripartidista (semejante a la anterior), en aquella ocasión recibió ofrecimientos de representar la formula no sólo de su partido (entonces Convergencia) sino también del PAN. Pero el gobernador Gabino tomó la decisión de ser candidato de la izquierda, lo que años más adelante le brindó la base social con la que llegó al Gobierno del Estado. Él sabe que en política no se puede vivir de prestado, que la especulación contamina y desgata, sabe que el tiempo no se deja gobernar y que termina por imponerse.
EL AFECTO. Es de dominio público los vínculos de afecto y agradecimiento que tiene el gobernador Gabino Cué para con el ex gobernador Diodoro Carrasco, quien se perfila como la mejor carta que tiene el PAN oaxaqueño para competir por el Senado de la República. Es oportuno señalar que acción nacional no goza de buena salud electoral en el estado, nunca ha tenido un senador por mayoría, sus registros históricos no le conceden optimismo. Sin embargo, la figura del exgobernador le proyecta fuerza al PAN en el estado, no sólo por la cercanía con la actual administración sino también por la generosidad que el tiempo le otorga a los políticos, les desvanece las marcas y les resalta alcances. Hoy hay nuevos electores que no tienen elementos vivenciales para evaluarlo, solo referencias. De ahí que surja la duda: ¿Insistir en la candidatura al senado del colaborador más polémico obedece a un sincero apoyo a la izquierda o se trata de contribuir al proyecto del amigo?
A la luz de las especulaciones, me viene a la memoria aquella idea que permeaba por algunas mentes al inicio de esta administración de importar el modelo chiapaneco. Simular democracia a través de la alternancia manteniendo la figura del jefe del ejecutivo como el máximo jerarca en la entidad dividiendo en tercios a las fuerzas políticas. El gobernador Cué ha sido más cauteloso y respetuoso, no se ha metido en la vida interna de los partidos. No sabremos si se intentó y no se pudo o nunca existió tal interés, pero en las alternancias la bomba de tiempo estalla cuando no se asume el rostro del gobierno ¿Afectos o compromisos?
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Twitter: @juandiazcarr
Maestro en economía, licenciado en derecho y consultor político.