La violencia generalizada en México
MÉXICO, DF, 3 de diciembre de 2014.-El balance que nos presenta el gobierno federal en el regreso del PRI y sus conocidas prácticas han resultado negativas para nuestro país. Ninguna de las expectativas positivas generadas por el Pacto por México que hoy cumple dos años de haberse firmado, se cumplió. De ser verdad a medias pasó a ser mentira completa.
El día de la firma del Pacto, en el Alcázar del Castillo de Chapultepec, asistí como parte de la delegación del Partido de la Revolución Democrática (PRD), al concluir el acto publiqué en mi blog y en mi cuenta de twitter:
Escéptico asistí a la firma del #PactoPorMéxico y pude decirle a @EPN lo que pienso. @eloivazquez
Inconforme con la secrecía que rodeó su elaboración y crítico de las limitaciones de su contenido, por ser integrante de la Comisión Especial nombrada por la Comisión Política Nacional del PRD, acepté la invitación de asistir a la ceremonia donde se firmó el Pacto por México.
Aprovechando que Peña Nieto pasó a saludar la fila en la que estaba, le dije: “Ciudadano Presidente, soy de los escépticos del PRD respecto de este Pacto, he venido aquí con el deseo de estar equivocado en mi escepticismo, ojalá lo cumplan.” “Yo soy bien pragmático me respondió- no te preocupes, todo se va a cumplir y haremos más cosas”.
“Creo que es suficiente para ser firmado, aunque insatisfactorio para los grandes problemas que enfrenta el país. Espero que se cumpla y que siendo esta una primera etapa, podamos seguir tomando acuerdos más trascendentes para la Gobernabilidad, la Reforma del Estado y el cambio de modelo económico”, le dije. “Todo va a salir bien y habrá nuevos acuerdos”- respondió. Dejé constancia de que existe una izquierda que está dispuesta a construir acuerdos con dignidad y manifesté las reservas de una oposición firme de convicciones, capaz de construir consensos, encontrar coincidencias y hacerlas valer al mismo tiempo que guarda una actitud republicana, de respeto institucional, sin caravanas ni lisonjas, demostrando emblemáticamente su independencia sin romper el protocolo.
Estoy satisfecho de ser parte de esa izquierda que en ese momento representé. El “Pacto no fue con Dios” y como dijo mi paisano Álvaro Carrillo: “pero a fuerza no será.” Así que cuando el Presidente, el PRI y el PAN lo rompieron al impulsar una Reforma Energética que nunca habíamos discutido y menos acordado, lo declaramos cancelado y nos retiramos; a defender la soberanía y el patrimonio nacionales. En el Informe que presenté sobre mi gestión como integrante de la Comisión Política Nacional del PRD y como ex miembro del Consejo Rector del Pacto por México, el punto relacionado con éste último lo titulo “Del beneficio de la duda, a la duda del beneficio”.
Ahora doce meses después, constatamos que hicimos bien en alejarnos. Enrique Peña Nieto no ha dado las muestras de mejoría que prometió durante su costosa campaña, su intención de “mover a México” se derivó en sentido contrario a las expectativas que despertó principalmente, entre los ciudadanos quienes confiaron en sus promesas de campaña enumeradas ante notario, encaminadas presuntamente a atacar y “solucionar” lo más apremiante para una sociedad que reclama a cada administración: la generación de empleos, seguridad, educación, y salud, en síntesis, el bienestar de sus familias.
Ante inversionistas e iniciativa privada ha quedado también en evidencia la fragilidad de su proyecto. El espejismo que significaron sus reformas estructurales se ha disipado rápidamente por la inacción mostrada por su gabinete ante los múltiples problemas que han expuesto su limitación operativa, especialmente en los rubros más reclamados por los ciudadanos.
Al tratar de imponer el modelo neoliberal a fuerza, es un México que aún requiere el combate a la desigualdad, sus pretensiones se han revertido y generado desconfianza de tirios y troyanos.
Las encuestas dadas a conocer el día de ayer en Reforma y El Universal, dan cuenta de la percepción que líderes y ciudadanos tienen de su administración, en el caso de Reforma la caída es estrepitosa, de una aprobación por parte de los líderes del 46% en su parte más alta en el mes de abril, ha caído al 21% en diciembre, mientras que los ciudadanos lo han calificado de un 50 % en agosto a un 39% en el presente mes.
Por su parte, en El Universal, la opinión revela que el 50% de los encuestados reprueban su gestión mientras que el 41% la aprueba. Sin embargo, un dato por demás revelador muestra que el 54%, es decir, más de la mitad de la población, considera que Peña Nieto se encuentra en su peor momento.
Como lo demuestran las cifras, Peña Nieto tiene el nivel de popularidad más bajo que ha registrado un Presidente de la República desde hace más de dos sexenios, superando lo gris que resultó ser el gobierno de Ernesto Zedillo, la frivolidad de Vicente Fox y la inseguridad desatada en el gobierno de Felipe Calderón. Actualmente, a la inactividad que ha presentado su gobierno hay que sumar el grave caso de corrupción que se ha destapado por la posesión de un cuestionado bien inmueble en la Ciudad de México y un lujoso departamento en Miami, Florida, mismos que se aduce, son propiedad de su esposa, así como lo presentado en su declaración patrimonial en donde se detalla que Peña Nieto es dueño de nueve casas, departamentos y terrenos, que han causado sospecha pública. Las propiedades de su cónyuge debieron aparecer en dicha declaración, sin embargo, se omitieron. Lo cual es causa de responsabilidad en cualquier servidor público según la ley.
El PRD asistió al Pacto por México con su propia agenda y logró darle a los contenidos un sentido democrático y progresista. Mucho habría que considerar como avance para el país. Sin embargo, con las leyes reglamentarias, el sentido progresista fue sustituido por formulaciones neoliberales y pro monopólicas en los temas económicos. Y autoritarias en las disposiciones políticas. La política social concebida como conjunto de acciones universales, devino clientelar y se prepara para ser el instrumento de compra del voto en el 2015 con Rosario robles y Héctor Pablo Ramírez Puga, como capitanes.
Ha sido claro en su posición desde el inicio de su administración, demostrando a la ciudadanía la falta de sustento real en sus múltiples ofrecimientos, que a la postre serían contrarios a las necesidades y carencias del pueblo de México, como la reforma energética, por ejemplo.
Actualmente ante los trágicos sucesos que se han venido a poner en entredicho la capacidad de su gobierno, mismos que han demostrado que no se han atendido necesidades básicas reclamadas por la población en situación vulnerable, como en el caso de Iguala, Guerrero, por ejemplo; en donde se conjugaron varias carencias que provocaron la crisis. Educación, pobreza, corrupción, e ineficacia de los cuerpos de seguridad estatales, e inclusive un destacamento del Ejército cuestionado, forman parte de le exposición negativa en lo que va de su mandato.
Por supuesto, crece exponencialmente al reproducirse éstos mismos problemas en diversos estados de la República.
Las movilizaciones que la desaparición de los 43 normalistas ha suscitado, han sido respondidas por el régimen con provocaciones, detenciones y golpizas que barruntan la regresión del régimen autoritario con prácticas copiadas a cuarenta años de distancia de la Dirección Federal de Seguridad.
El PRD ha pedido perdón por haber postulado a quien cometió un crimen contra la humanidad, quien está preso ya junto con su cónyuge y seguimos con las causas de la gente en la esperanza que la generosidad del pueblo reconozca que sabemos dar la cara y corregir errores así sean graves.
Pero el Presidente y su partido no ha entregado la cabeza de ninguno de sus alcaldes de la región, ni siquiera del presidente municipal de Cocula, cuya policía – según informe de la PGR- entregó los cuarenta y tres desaparecidos a los sicarios del cártel “Guerreros Unidos”. Esta es una aplicación estricta de la regla porfirista: “Al amigo justicia y gracia, al enemigo la ley a secas”.
Peña presumió el 2 de septiembre que éste es el México que ya se atrevió a cambiar, y esto se le puede cumplir o no, lo que es seguro como se lo dijeron padres de los desaparecidos: “Enrique Peña Nieto no es uno de los nuestros” “Peña no es Ayotzinapa”, ni es parte de un cambio progresista, sino de la restauración de lo más arcaico del viejo régimen porfirista-alemanista.
Peña Nieto tuvo la oportunidad de ser congruente con una política de consensos, que limitara la inmensa fuerza de los poderes fácticos: Las petroleras internacionales, las televisoras, al magnate de las telecomunicaciones y los cárteles, con ello fortalecer al Estado Mexicano para enfrentar a la delincuencia organizada con éxito a través de políticas consensuales que desmantelaran el lavado de dinero y los circuitos financieros de los cárteles, golpeando, en la columna vertebral, su mecanismo de penetración en la vida política, las candidaturas y los espacios gubernamentales: el dinero sucio, y con ello desarticular la fuente principal de corrupción.
Prefirió sucumbir a la tentación autoritaria de la autosuficiencia y a la seducción de la autocomplacencia y sus compromisos con los poderes fácticos lo han reducido a un Presidente cada vez más rechazado por la ciudadanía mientras su credibilidad, hecha añicos, no encuentra condiciones de recuperación. Por lo anteriormente descrito, el saldo con el que concluyó el primer tercio de su mandato es negativo a todas luces y ha mantenido la incertidumbre, la inseguridad y la corrupción en el país. Aún no puede declararse a México como Estado Fallido, pero reviste signos graves en esa tendencia, el pretendido golpe de timón de su último decálogo resultó ser el “parto de los montes” y habla más de su atadura a sus compromisos reales con intereses nefastos que de su creatividad para las soluciones de fondo.
Ni siquiera fue capaz de pedir la renuncia de su ineficiente Procurador que con aprehensiones arbitrarias lanza bocanadas de pretérita contrainsurgencia al estilo de la “Brigada Blanca”. Así maniatado verá sus próximos días crecer la inconformidad y dominado por la paranoia del “círculo cercano”, sus inamovibles, nos dejará sólo un costal de malos recuerdos, con altos costos para la nación.
Eloí Vázquez López es Consejero Nacional del PRD y Subsecretario de Comunicación Política del CEN.