
Zedillo, jefe político de la intelectualidad de la derecha
Oaxaca, Oax. 10 de diciembre de 2012 (Quadratín).-Una de las medidas que más utilizan los gobiernos para evitar el mal uso de recursos públicos durante los procesos electorales, es la de los blindajes. A través de estos mecanismos, detienen el flujo de capitales destinados al desarrollo social, durante el tiempo en que se llevan a cabo esos procesos. Aunque son medidas necesarias para evitar el uso partidista de dinero destinado a la atención social, es cierto que en muchos casos eso genera problemas y quebrantos a las personas que necesitan esas ayudas y que en ocasión de los tiempos electorales se quedan sin ellas.
Es necesario, por eso, buscar medidas alternativas a los blindajes electorales tradicionales, para que tanto el gobierno como las organizaciones de la sociedad civil, e incluso los mismos partidos, puedan contribuir al desarrollo de forma eficaz y éste no quede condicionado a los vaivenes políticos o a los tiempos electorales.
Lo primero que se necesita son políticas de Estado. Hoy no podemos seguir pensando que el desarrollo social puede hacerse sin un proceso adecuado de planeación, y también sin tomar en cuenta no sólo las necesidades del momento de la población que vive en cierta condición de pobreza o marginación, sino las de mediano y largo plazo.
La falta de planeación provoca que cada gobierno invente sus propias políticas de desarrollo social y las ponga en marcha de acuerdo con sus ideas, sus intereses políticos y la experiencia empírica que posiblemente pueda o no tener, aunque sin saber bien a bien si esas inversiones tendrán algún resultado de mediano o largo plazo, o si serán efectivas para que la población en cierto momento pueda dejar esa situación de vulnerabilidad en la que se encuentra.
Por eso es necesario que sea el Estado quien tome las riendas del desarrollo social y lo plantee a través de ejes que sean más que el simple asistencialismo. Éste ha servido en muchos casos para generar clientelas políticas que son muy útiles para el partidismo, pero que sirven poco para verdaderamente contribuir al desarrollo de las personas, de las familias o de las comunidades. Sirve sólo en el momento dar dinero a la gente. Pero debiera haber perspectiva amplia para entender que sirve más que esas inversiones se hicieran también para ayudarlos a que tuvieran mejores condiciones para trabajar, para prepararse y para remontar las condiciones en que se encuentran.
Lo segundo que debía haber es responsabilidad. ¿Cómo pedir variaciones en los blindajes y en los tiempos electorales, cuando muchas veces el mismo gobierno condiciona el suministro de recursos a los tiempos del proselitismo, y lo hace también a favor o en contra de un candidato? Debía haber responsabilidad en todos para que los recursos destinados a las tareas sociales fluyeran permanentemente, sin condicionamiento de los tiempos, pero también para ser utilizados y entregados de acuerdo con los fines para los que fueron destinados, y no para subir o bajar a algún partido o candidato.
En fin, ahora que estamos a punto de que en nuestro estado inicie un nuevo proceso electoral, quizá sea momento para que temas como esos puedan ser revisados y puestos a reconsideración de quienes deben decidir sobre ellos. Porque la atención de las comunidades marginadas no puede quedar supeditada a temas políticos o a tiempos electorales.
* Representante legal de Afodepo A.C.
Foto.Ambientación