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Periodistas del New York Times podrán utilizar IA de forma legal
Oaxaca, Oax. 2 de noviembre de 2011 (Quadratín).- A pesar de estar en pleno siglo 21, la participación de la mujer en la vida política de este país se ve afectada y reducida por las inercias de las dirigencias de los partidos políticos, la deficiencia de regulación legal de su vida interna en aspectos de equidad de género y la idiosincrasia de los militantes, aspectos determinantes. Es preocupante ver que en la mayoría de los países de América Latina, incluyendo México, las mujeres no ocupan cargos de presidentas y primeras ministras de estado.
Aun cuando presumimos que somos un país que pondera la democracia y transparencia en los procesos electorales, en las listas para elegir a precandidatos y candidatos de diputados y senadores, las mujeres no encabezan las mismas; las fórmulas para hacer valer la equidad de género se cumplen a medias y, cuando se llegan a cumplir, en algunos casos, las cúpulas del poder no ceden tan fácilmente y se valen de fórmulas como la de las juanitas.
Está probado que hay mujeres dirigentes partidistas en nuestra nación con capacidad política de consenso, plena legitimidad, credibilidad y aceptación en la sociedad, con gran trayectoria, que durante mucho tiempo se han dedicado a ser gestoras en sus comunidades y han representado digna y honestamente a sus municipios, distritos y estados, las que no han podido llegar a ocupar la silla presidencial por falta de apoyo en sus partidos y de la sociedad; muchas veces, cuando estas mujeres llegan al Congreso, tienen que enfrentar grandes retos para ocupar comisiones más importantes que les permitan tener más capacidad de decisión e injerencia en ejes rectores de la economía, educación, ciencia, tecnología, seguridad o justicia de este país.
¿Cuántas décadas más tendrán que transcurrir para que pueda llegar a ser primera mandataria de esta nación mexicana una mujer y que no sólo quede en discurso el tema de la igualdad de género? Hay que ser convincentes al cumplir con las cuotas de género y no aplicar esa disposición para llenar un mero requisito de procedibilidad para el registro de una lista.
Es importante que el gobierno siga impulsando políticas públicas que empoderen a la mujer en temas como la educación, trabajo, salud, una vida libre de violencia, en materia de derechos reproductivos e igualdad en oportunidades laborales, entre otros.
Causa desesperanza, que hasta la fecha, el papel de la mujer en el Gobierno y Congreso se vea reducida a unas cuantas áreas y comisiones. Sería importante difundir una estadística de cuántas mujeres síndicas, regidoras presidentas municipales, diputadas, senadoras, gobernadoras y secretarias de Estado hay en México.
Asimismo informar cuántas mujeres presiden comisiones en el Congreso y que comisiones presiden. No puede ser que en el 2011 algunas mentalidades machistas consideren que el papel de la mujer en la vida productiva de este país es menor y menos trascendente, cuando las mujeres en muchos estados y municipios, por ser mayoría,definimos las elecciones.
Hay que luchar por la transformación cultural en la sociedad e instituciones para que las mujeres sigan ganando más espacios en la vida política, institucional y empresarial de México. Se necesitan más dirigentes femeninas en todos los ámbitos, pero para tal efecto, las mujeres tienen que seguir trabajando más en pro de las mismas mujeres a efecto de cambiar y afianzar las mentalidades de las nuevas generaciones. No hay que esperar a que las comisiones de género del IFE, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Congreso, partidos, asociaciones políticas, inmujeres, fundaciones u ongs, lo hagan solos. La sociedad debe coadyuvar y comprometerse socialmente en este proceso.