Diferencias entre un estúpido y un idiota
La elección oaxaqueña. Biodiversidad política o grilla tipo quesillo
“Han llegado al Parlamento no por sus méritos personales, sino por el demérito de las instituciones”. Vocerío español.
OAXACA, Oax. 20 de diciembre de 2015.- Oaxaca lleva ya una cuarta parte del tiempo real de su proceso electoral 2015-16, ajustado a la medida de su cultura política, más cercana a aquella que justamente Aristóteles constreñía al parloteo de la plebe, o, en términos del historiador local Iturribarría, al ejercicio de los aspiracionismos bastardos de sus oportunistas. El imaginario popular concluiría con aquello de “mucho ruido y pocas nueces”.
A nivel local la grilla llevada al extremo por los prófugos de las lecturas los ha llevado a regodearse en el lodo de sus ambiciones hasta el paroxismo, prostituyéndose y haciendo lo propio incluso hasta con la propia grilla. En el desayuno “negocian” con mengano, en el almuerzo con zutano, en la comida “acuerdan” con otro, en la merienda le dan la vuelta, para la cena continúan “aliándose” con otros distintos y se van ellos mismos a la cama hecho bolas. Una especie de divertida obra cómico-mágico-musical para el espectador o la articulista acostumbrados a seguirles la corriente.
Es la guelaguetza de traiciones la danza tradicional de los grillos oaxaqueños, afortunadamente la ciudadanía ni los ve ni los oye, pero, ante ello, desgraciadamente han dejado lo local para grillar a sus contrapartes nacionales, es por ello que se cobijan en funcionarios de partido y del gobierno federal con quienes conjuntan sus grillas respectivas, reproduciéndose con ellos, entre desconocidos, pero con la necesidad de prohijar intereses mezquinos para cobrar egos así como obras, facturas y vendetas, donde lo que menos importa son las cosas de Estado nacional y oaxaqueño, una especie de prostitución política tolerada.
Por todo ello vemos hoy más que nunca el más bajo nivel de la clase grillesca, que antes al menos tenía reglas. Hoy pululan como zombies con iniciativa, ocupando cargos y peor aún opinando cual neófitos, las parejas y un hatajo de desvergonzados integrantes de la rebelión de las masas, sin ciencia ni arte, a no ser aquel de las fechorías.
A todo lo anterior lo están conociendo ya a nivel nacional como la “grilla tipo quesillo oaxaqueño”, la hecha bolas, inasible, la que no le encuentras ni el inicio ni el fin, porque no tiene punta.
A la mala fama local y nacional de algunos profesores filomarchosos y aulofóbicos se sumaron los grilloquesilleros oaxaqueños, que por lo regular no representan nada bueno y sí casi todo lo malo. Con todo respeto para el noble producto del trabajo del hombre y de la mujer, el quesillo, esa delicia culinaria y sustento de familas.
Al momento de inicio del proceso de superación de la no buena fama de algunos (no todos) integrantes del sistema educativo oaxaqueño, como un drama se nos revelan sus productos, los grilloquesilleros oaxaqueños, biblofóbicos la mayoría de sus integrantes, parte de la rebelión de las masas amorfas de las que nos prevenía el gran Ortega y Gasset. Los que sólo están interesados -en su ignorancia- por llevarse todo a su paso.
Y es en ese tiempo oaxaqueño en el que estamos estacionados, en un proceso electoral que lo mismo puede salvar a Oaxaca que terminar de hundirlo.
De aquí la importancia de la ciudadanía informada y que debe estar consciente de su papel protagónico en este proceso que parcialmente culmina al depositar su voto el próximo domingo 5 de junio. Fecha crucial para el nuevo tiempo oaxaqueño o para que lo rebase la historia.
La ciudadanía oaxaqueña debe alejarse sin duda de ese hatajo de grillos que todo lo enreda para escribir su propia historia, la que le garantice de una vez por todas un mejor futuro a sus hijos, a la gente de bien que siempre ha sido parte fundamental de la cosmovisión oaxaqueña.
La historia, sin embargo, se escribe día a día y capítulo a capítulo y depende de la mayoría de sus protagonistas, la ciudadanía y su población en general que sea un devenir exitoso o, como bien dijo Marx, una repetida como drama.
Hoy hay distintos proyectos por Oaxaca, alguno seguramente de futuro y la mayoría estacionados en el pasado, incluso en la paleohistoria. He aquí el debate actual y la lucha por las distintas cosmovisiones del y para el estado.
Aunque son los menos, para Oaxaca hay proyectos jóvenes, con energía, con arrojo, con preparación, por lo mismo acostumbrados a la democracia, a la competencia y al trabajo. También los hay, en su mayoría, “proyectos” de más de lo mismo, proyectos que no son tales, por viejos y hasta rancios y, por lo tanto, lejanos a la cultura democrática, encabezados por el odio, el arrebato de querer eliminar al otro, ganar por default, sin competencia por la probada incompetencia. Oaxaca sabrá por qué proyecto inclinarse.
Para mayor abundamiento, el proceso electoral hoy corre en distintas vías, tan plural como lo es la biodiversidad oaxaqueña, de la que no escapa la política biodiversa. De entrada hoy compiten una decena de partidos que lo mismo lo harán individualmente o en coaliciones y, sumados a ellos, quizá alguna candidatura independiente para seguir revolviendo el “quesillo político”.