Exige Congreso al Ejecutivo atender problemática del agua en Juchitán
OAXACA, Oax. 6 de junio de 2014 (Quadratín).-En un documento signado por el obispo Pedro Vásquez Villalobos, sacerdotes, agentes de pastoral y religiosos de la de la iglesia Católica se pronunciaron en contra del megaproyecto de construcción de la hidroeléctrica “Paso de la Reina” en la costa Oaxaca.
Además criticaron las “graves descalificaciones” del gobierno federal hacia ellos, consideraron que eso pone en grave riesgo su labor.
A través de un manifiesto, exponen que los pueblos mixtecos, chatinos, afromexicanos y mestizos son los dueños legítimos de estas tierras y territorios y han resistido a través de su organización, su solidaridad, formas propias de participar, de consultar y generar acuerdos para el bien común.
“Por otra parte, vemos también con preocupación que el Gobierno Federal, a través de un documento que comenzó a circular en las comunidades de la costa de Oaxaca, donde la Coordinación de Proyectos Estratégicos de la Comisión Federal de Electricidad lanzó graves descalificaciones contra nuestro trabajo señalándonos de ajenos a la región y acusándonos de desinformar y confundir a la opinión pública”, exponen.
Agregaron que este tipo de ataques “construyen un entorno adverso para los defensores y defensoras de derechos humanos, agentes de pastoral y las comunidades de la Diócesis y colocó en un grave riesgo su labor”.
Expusieron que el obispo, los sacerdotes, religiosas, religiosos y agentes de pastoral, viven en los pueblos de las parroquias que se les encomiendan y donde llegan a conocer la realidad.
“Nos duelen las injusticias, los abusos, la explotación de los más débiles, nuestra misión es trabajar por el plan Salvador de Dios que alcanza a toda su creación”, agregaron.
Refirieron que como iglesia Católica, “es un imperativo ético, social, económico, ambiental y sobre todo religioso, muy urgente: la defensa de la vida y de la naturaleza”.
Como integrantes de la Diócesis de Puerto Escondido reiteraron su misión de evangelizar a los pueblos; profundizar la esencia pastoral en las poblaciones más frágiles “y amenazadas por el desarrollo depredador y apoyarlas en sus esfuerzos para lograr una equitativa distribución de la tierra, del agua y de los espacios urbanos”.
Asimismo, buscar un modelo de desarrollo alternativo integral y solidario basado en una ética que incluya la responsabilidad por una auténtica ecología natural y humana que se fundamenta en el evangelio de la justicia.