Día 31. Por qué la Constitución de 1917 eludió voto popular judicial
Oaxaca, Oax., 2 de julio de 2010 (Quadratín).- Dentro de la estrategia de recursos y acciones que se diseñaron para la batalla por Oaxaca desde los Pinos, un papel clave es el que representa el panista Javier Corral.
Corral ejemplifica de la mejor manera, a lo que hoy ha quedada reducida la congruencia ética e ideológica que fuera por años el principal activo de Acción Nacional: a una simple simulación vacía y acomodaticia que se especializa en el juego rudo de la descalificación disfrazada de mustia conciencia democrática.
A la generación de panistas a la que pertenece Corral, se les podría definir como macielinos, ideológicamente pragmáticos y moralmente mustios, es decir, mucho golpe de pecho, muy puros en el púlpito, pero traen escondido un rosario de demonios en la sotana.
Durante ya un rato se ha autopromovido como un defensor de la libertad de expresión, sin embargo, como bien le han recordado cada vez que quiere echar sermones, sus inocultables vínculos con el salinismo son bien conocidos, dejando claro que lo suyo es la carambola de tres bandas, es decir, sacar buen rédito de la causa políticamente correcta, pero sin morderse la lengua por sus pecados pasados.
Hace unos días, en un cuadro que lo pinta de cuerpo entero, cual buen legionario calderonista, no tuvo empacho en ir a levantarle la mano a la muratista Irma Piñeyro, quien disfrazada con las siglas del PANAL anduvo paseándose por los municipios en la vacilada de su campaña; Corral en la conferencia de prensa nada dijo ni recordó de las protestas y pataleos que en el 2008 hizo cuando renunció a su cargo en el comité nacional del PAN, precisamente protestando por la alianza que su partido estaba teniendo con la maestra elbaesterca.
Hasta aquí no habría mucho más que destacar, el problema es que desde que lo mandara Calderón a dirigir la campaña del faraón Cué, Corral se convirtió en el prefecto de la guardería panista en Oaxaca haciendo puros destrozos y jugando con fuego, no cesando en sus convocatorias a la violencia social y a la confrontación como recurso electoral, claro como él no se queda a apagar los enconos que anda avivando, pues a todo dar.
Pero no solo eso, este acólito de Calderón, está haciendo puré todo lo que huela a legalidad, animado con la idea de llevar al triunfo a como dé lugar al tontejo del faraón Cué, que acepta sin chistar las órdenes de estos gurús; Corral, está empeñado en que después del 4 de julio se haga polvo la credibilidad de las instituciones que no favorezcan los intereses que defiende.
Habría que ponerle un alto, ya estuvo bueno de que todos quieran sacar raja política de Oaxaquita; y es que si bien a Corral es al que vemos hacer, él solo representa la verdadera cara del calderonismo: política y políticos sin límites para defender sus causas, poseedores de una moral política de papel, pero eso sí, con kilómetros de irresponsabilidad política y social.
Pero más allá de sus exabruptos de pederastia política, lo verdaderamente peligroso de este personaje es que está aplicando en sus tácticas, discursos y acciones todas las técnicas que seguramente bien aprendió en Mi lucha de Adolfo Hitler, su libro de cabecera, de quien, por cierto, tiene un parecido bastante notable, sólo recórtenle el bigotito y bájenle 10 centímetros de estatura y ahí tienen un retrato hablado o la reencarnación del Führer, quien condujo a la peor masacre que hasta hoy la humanidad ha conocido.
Tiro de precisión: Las última revelaciones del periódico Reforma, órgano de propaganda del Partido Acción Nacional, sobre presuntas asignaciones de obras del candidato priísta, Eviel Pérez Magaña, sin presentar ninguna documentación como prueba, no son más que una muestra de la desesperación que ha invadido a este partido, que a pesar de todos los intentos que ha realizado por desestabilizar el estado y por dañar y manchar la imagen de cuanta gente se le opone o no comparte los juegos perversos de Calderón, no lo ha logrado.
En este contexto, no cabe duda que, como bien lo apuntan algunos analistas, las elecciones del domingo serán un referéndum a las políticas públicas de Felipe Calderón, las cuales han fracasado en materia de empleo, en materia de seguridad pública, han fracasado en materia de desarrollo social, han fracasado en política exterior, bueno, han fracasado hasta en sus relaciones
personales.
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