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Oaxaca llena sus calles con la alegría de los carnavales
Oaxaca, Oax., 27 de noviembre de 2011 (Quadratín).- Ante la tristísima realidad que vive México por la violencia, es necesario dejar a un lado egoísmos para que sociedad y gobierno unan esfuerzos para fortalecer la educación y la cultura, sostuvo María Isabel Grañén Porrúa, promotora del Centro Académico y Cultural San Pablo, junto con la Fundación Alfredo Harp Helú.
Sin egoísmos, es tiempo de que sociedad y gobierno trabajen juntos para impulsar la educación y la cultura, creo que este es el camino, la educación y la cultura son una necesidad espiritual, todos tenemos sed de cultura, debiéramos estar escuchando música, leyendo poesía, ya estamos cansados de la violencia, es una realidad tristísima de este país, tenemos que trabajar todos juntos, que los frutos son a largo plazo, así es, como los proyectos de reforestación
pero es la semilla que estamos sembrando y que alguien en el futuro lo va a disfrutar.
Tras la inauguración del espacio cultural situado sobre la calle de Fiallo y A venida Independencia, en el centro histórico de la capital oaxaqueña, Grañén Porrúa manifestó su alegría por la apertura del mismo, que de estar en ruinas, en el olvido, ahora está vivo para dar acceso a todo el público a libros, exposiciones, conciertos, cursos, conferencias, con especial acento en las tradiciones y lenguas mesoamericanas.
La suma de voluntades, aseveró, ha permitido la realización de diversos proyectos sociales en Oaxaca impulsados desde la sociedad civil. El futuro es precisamente de la sociedad, que nosotros impulsemos a los gobiernos a hacer obras que la misma sociedad quiere, nosotros hacemos alianzas con otras organizaciones civiles, con los gobiernos, creo que es la mejor manera de trabajar es cuando uno se da la mano con otra, estamos abiertos a cualquier sector de la población.
El edificio que data de la época colonial fue el primer monasterio dominico construido en esta ciudad, pero, debido a los daños que le ocasionó un fuerte temblor hacia el siglo XVII, fue abandonado para construir el Convento de Santo Domingo de Guzmán.
A lo largo de su historia el inmueble fue en un tiempo sede el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, en el siglo XIX, y antes de ser adquirido por la Fundación Alfredo Harp Helú, en 2005, albergó el hotel San Pablo. Nadie sospechó durante siglos que en su interior se encontraban vestigios de la cultura prehispánica: vasijas, entierros, basamentos de un posible edificio, del siglo V antes de Cristo.