Educación para el desarrollo
Oaxaca, Oax. 25 de junio de 2013 (Quadratín).- El 7 de julio se llevarán a cabo las elecciones en el estado de Oaxaca para elegir a las autoridades municipales y diputados locales. En esta fecha, los ciudadanos que siguen creyendo en la democracia electoral o democracia representativa (que cada día son menos, por cierto), irán a las urnas a votar por el candidato de su preferencia.
Y cuando digo por el candidato de su preferencia, estoy diciendo, por el candidato que la mafia política de los partidos determinó que fuera y por el que logre distribuir más recursos (despensas, playeras, dinero, etc.), y comprometer contubernios y acciones de mejoras.
El desprestigio de la democracia electoral, proviene precisamente del desprestigio de los partidos políticos, que han perdido identidad suficiente como para ser diferenciados, y que realizan las mismas prácticas cupulares de manipulación y chantajes, sin principios e ideologías, que anulan la vocación democrática de sus afiliados y de la sociedad.
Ya no hay partidos políticos, hay aparatos electorales que buscan el poder para que sus propietarios o líderes puedan seguir viviendo del presupuesto público desde los puestos de elección popular.
Y estas prácticas, precisamente, son las que han hecho que la democracia electoral no funcione debidamente siendo gobierno, es decir, no está permitiendo alcanzar los objetivos de emancipación, justicia social y bienestar humano de la sociedad.
Porque la democracia en su sentido último significa lograr una mejor distribución de la riqueza y del poder, y en México se ha acentuado la concentración de la riqueza de una manera escandalosa en unas cuantas manos y extendido la pobreza como nunca antes.
¿Qué hacer entonces para que la democracia electoral funcione como gobierno, obligándolo a proveer democracia económica, social y cultural? Pienso que los ciudadanos debemos sacudirnos la apatía por la política, y participar desde nuestra colonia, trabajo o municipio, para reinventarla, para reinventar la democracia; si no hacemos esto, vamos a seguir permitiendo que unos cuántos vivales oportunistas se enriquezcan cada tres o seis años desde los puestos públicos. Es decir, pasar de la democracia formal o representativa a la democracia directa o participativa.
En Juchitán de Zaragoza, tengo la esperanza de que podemos impulsar la democracia participativa a través de la reconstrucción de la sociedad desde el municipio, que es el gobierno más cercano al pueblo, con el candidato de la Coalición unidos por el desarrollo: PAN, PRD y PT, Saúl Vicente Vázquez, quien ha demostrado en su práctica política ser un hombre de convicción y acción democrática y de izquierda, que, estoy seguro, impulsará nuevas relaciones sociales para organizar y movilizar a la sociedad por el bien común.
¿Se imaginan la fuerza de la sociedad civil, junto con la fuerza de la COCEI toda, demandando al unísono a los gobiernos estatal y federal la disminución de las desigualdades sociales, la pobreza y la marginación en Juchitán?
Necesitamos, entonces, despertar la conciencia de la sociedad y organizarla, para consolidar la democracia y dar la batalla contra las desigualdades provocadas por el poder de los ricos y sus lacayos administradores en el gobierno federal y estatal.
Es necesaria, urgente y posible otra manera de hacer política, construir respuestas o acciones alternativas potentes mediante un pacto social, con los actores políticos juchitecos, para ajustarnos todos al orden, a la legalidad, la paz y el progreso que Juchitán requiere para su bienestar.
Para todo esto necesitamos un nuevo tipo de gobernantes, funcionarios con principios morales, con vocación democrática y compromiso de servicio a la comunidad. Y ese es Saúl Vicente Vázquez, candidato a la presidencia municipal de mi ciudad natal.
Guidxiguie quichi, Lulá,
24 gubidxa lu beeu bigadxe,
iza 2013.
Foto: Archivo