Cortinas de humo
José Julio Aquino | Fundamentos
OAXACA, Oax., 13 de mayo de 2018.- Me distinguen notables juristas con la inclusión en uno de los llamados chats de generación, dicho espacio fue convocado para la anécdota universitaria, para el intercambio académico se sostuvo en un tiempo y más enfáticamente se dijo, para acercarnos en la distancia y en el tiempo y, acrecentar lazos emotivos de amistad.
Lo heterogéneo del grupo de profesionistas, no ha privado qué, poco a poco, la intensidad del proceso electoral les contagie y, en los últimos meses, además de mantener la vocación inicial, no hay día en que el récord de comunicación en ese letrado (salvo excepciones como la personal) grupo se comenten las novedades del acontecer electoral.
Saludo con agrado dicho ejercicio, ya que, con sus letradas opiniones y elocuentes comentarios, abonan a la vida electoral de nuestro país, desde este espacio un saludo fraterno a mis ilustres hermanos de Alma Mater.
Tan relevante es este año para México que, en todos los espacios se hacen análisis del proceso electoral, eso es bueno, tenemos ya un pueblo analítico, informado desde los espacios donde se redactan los mensajes que se quiere, se difundan e incidan en la decisión de la gente.
Aceptando sin conceder que la información sea verídica, eso no será determinante en el resultado de la elección, pues aún este proceso va a estar definido por los votos de hambre y los votos de odio no van a lograr parar maquinarias hechas para salir a votar en el llamado día “D”.
Lamentable, pero, en México el 53.8% de la población vive en la pobreza, según datos de la Comisión Nacional para la Evaluación (Coneval) mientras siga habiendo un alto porcentaje de mexicanos mayores de edad sobreviviendo con menos de 50 pesos diarios, va a seguir ganando quien maneje mejor el voto del hambre con estrategias de abarrote y a tortilla con agua.
El voto de odio, por más que se desgarren las vestiduras, su propio pasado no les permite ser objetivos, pues en su mayoría son aquellos que han vivido en la ilusión de la vida pequeño burguesa que vende el capitalismo, imperialismo hoy llamado mundo globalizado.
Por eso, una de las razones de acudir a votar y llamar a hacerlo es sugiriendo “el primero de julio antes de ir a votar, pasa a cargar gasolina, así vas a decidir por quien votar”, quienes así orientan ahora su voto lo hacen en el odio a quien les limitó sus bienestares pero como el propio odio es, elimina la posibilidad de raciocinio y dejan de ver que en México el porcentaje de ciudadanos con vehículo propio se reduce a un total del 30% de la población esto según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de estos mexicanos un gran porcentaje son personas que han sostenido en el pasado y aún lo sostienen, al sistema que gobierna el país.
Es decir, gran parte del 53.8% de la población es susceptible de ser orientado a votar por lo que reciba y del 30% con vehículo (que además es menor al total de mexicanos en pobreza) tiene su voto a favor de aquellos a quienes debe la posibilidad de tener ese coche o camioneta o al menos motocicleta, confrontado esto, se comprueba que, no son las encuestas, ni las plazas llenas las que ganan elecciones.
De ello damos cuenta en México con la elección que le ganó Carlos Salinas a Cuauhtémoc Cárdenas y la del 2006. Hillary Diane Rodham Clinton fue derrotada por Donald Trump en Estados Unidos de Norte América, cuando todas las encuestas daban por ganadora a la primera; en materia de Consultas, Inglaterra se separó de la Unión Europea, a pesar de que las encuestas daban como resultado casi dos a uno de que el Reino Unido se mantendría dentro de la Comunidad Económica más sólida de todo Europa.
Por tanto, sigo afirmando que, la apuesta está en que los procesos electorales se definen el propio día de la elección, reflexiones que sólo son Fundamentos.