Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
Justo a ocho días de la jornada electoral del 5 de junio; en el corazón del poder del narcotráfico en México –en el Triángulo Dorado, feudo del Cártel de “El Chapo” –, el presidente mexicano confirmó que el domingo próximo viviremos una “narco-elección”.
¿La del 5 de junio será “narco-elección”?
Sí, por increible que parezca y por absurdo que resulte.
Y es que, en efecto, el pasado 27 de mayo, López Obrador recorrió el llamado “Triángulo Dorado”, esa peculiar región del noroeste país en donde convergen los estados de Durango, Sinaloa y Chihuahua y que –como lo sabe el mundo entero–, es asiento el “Cártel de El Chapo”.
Oficialmente, el mandatario supervisó la construcción de las carreteras Badiraguato-Parral y Durango-Culiacán, pero lo cierto es que se trató de una visita a la “casa grande” del crimen organizado en donde Obrador no solo ratificó su “alianza-naca” sino que insistió en desmitificar a criminales y matarifes, a quienes pidió no ver como “monstruos”.
Curiosamente el mensaje de López se produjo a pocos kilómetros de Durango, una de las seis entidades del país en donde se renovará el gobierno estatal y en la que existe una fuerte resistencia ciudadana para entregar el voto a favor del partido oficial, Morena.
Es decir, que el pasado viernes, el presidente les dijo a los votantes de Durango y del resto de entidades donde habrá elecciones, que no se asusten por la presencia del crimen organizado en las elecciones, ya que los criminales son hombres buenos, trabajadores y seres humanos que merecen respeto.
Pero vamos por partes.
Como se dijo, Obrador recorrió el “Triángulo Dorado”; “la casa grande” del mayor cártel criminal; el de “El Chapo”. El presidente encabezó un acto público en el municipio Guadalupe y Calvo, de Chihuahua, fronterizo con Durango.
Llegó al lugar a bordo de un helicóptero y en medio de un fuerte operativo de seguridad. Sin embargo, los reporteros de la cobertura presidencial debieron viajar por la carretera Badiraguato-Parral, en donde fueron detenidos por un reten de criminales disfrazados de militares.
Es decir, retenes del crimen organizado cuidaron el evento del presidente, en medio del “Triángulo Dorado”.
Curiosamente, en el evento López pidió cambiar el mote a esa región del país y propuso llamarla “triángulo de la gente buena y trabajadora” o “región de la buena vecindad”.
Luego pidio no considerar como “monstruos” a los delincuentes, debido a que muchos han tomado ese camino para salir de la pobreza y sostuvo que la mayoría de quienes caen en manos del crimen no tienen oportunidades y continúan teniendo un lado humano.
Así lo dijo: “Allí hay algo de consideración, de afecto, en el ser humano. Entonces por eso tenemos que buscar la reinserción, (y evitar) la generalización, de no considerarlos monstruos, que ya no pueden ser recuperados”, indicó.
También reconoció que su estrategia –de Abrazos y no balazos–, puede tomar más tiempo del deseado, pero es mejor iniciar con el cambio, en lugar de optar por políticas que priorizan el uso de la fuerza, las cárceles y las medidas coercitivas.
Así lo explicó: “El ser humano no es malo por naturaleza, no nacimos malos, son las circunstancias las que llevan a muchos a tomar ese camino de las conductas antisociales. Porque no hay esperanza, no hay expectativas de poder salir de la pobreza”, remarcó.
Sin embargo, en abierta contradiccion con los hechos –incluso contrario a lo ocurrido en esa visita, en donde el crimen organizado montó retenes para cuidar al presidente–, López Obrador comentó que uno de los factores que ayuda a que su plan tenga resultados es que el gobierno no se asocia con la delincuencia.
Y por eso obligan las preguntas.
¿Cómo entender la visita presidencial a “la casa grande” del crimen organizado a ocho días de la elección?
¿Por qué la frontera con Durango?
¿Por qué la insistencia en desmitificar a los criminales y pretender que la sociedad los vea como un grupo social bondadoso y trabajador?
¿Por qué el presidente mismo, su equipo logístico, la Sedena, La Marina y la Guardia Nacional dejan la protección del jefe del Estado mexicano en manos de retenes del crimen organizado?
La respuesta es clara.
A ocho días de la elección del 5 de junio, López Obrador acudió a “la casa grande” del crimen organizado a refrendar su alianza y a ratificar que veremos una “narco-elección”.
Y es que apenas el pasado 2 de mayo, el propio presidente dijo que el 5 de junio su partido, Morena, le daría “una paliza” a la oposición.
Al día siguiente, en el Itinerario Político del 3 de mayo, titulado: “Será del ´narco` la Paliza electoral”, dije que la verdadera paliza sería “del narco”.
Por eso, en cada una de las seis entidades donde habrá elecciones, repasamos la participación criminal en el proceso electoral ya en marcha.
Así concluyó aquella entrega del Itinerario Político.
“¿Qué sabe el presidente para pronosticar “una paliza”? ¿Por qué se atreve a tales pronósticos, cuando, en rigor debiera guardar silencio?
“¿Qué trampas prepara AMLO desde Palacio, contra los opositores? ¿Por qué el presidente mexicano, el que exigió que los gobiernos sacaran las manos de las elecciones, hoy mete las manos en los procesos electorales?
“¿Por qué nadie, en las instituciones del Estado mexicano, es capaz de sancionar al jefe del gobierno quien de nueva cuenta violenta los tiempos y las formas electorales?”. (Fin de la cita)
Volví al tema en el Itinerario Político del 20 de mayo titulado “5 de junio: traición y narco-eleccion”, en donde expuse el repentino activismo electoral de las bandas del crimen organizado en casos como Durango.
Así lo dije: “en Durango el ganador podría ser el crimen organizado, ya que de manera inesperada –y sin ninguna lógica político electoral–, la candidata de Morena, Marina Vitela se disparó en las encuestas y alcanzó al candidato aliancista del PRI, PAN y PRD, Esteban Villegas, quien había arrancado la contienda prácticamente sin oposición.
“La única explicación al explosivo crecimiento de la aspirante de Morena es la participación del crimen organizado en pueblos y colonias populares, en donde prometen beneficios económicos a cambio de votos.
“Y si en Durango se mantiene la oferta de compra de votos como hasta hoy, en esa entidad veremos un nuevo “narco-gobierno”, que se sumará a los de Michoacán, Sinaloa, Sonora, San Luis Potosí, Baja California y Nuevo León, entre otros”. (Fin de la cita)
Sí, López Obrador acudió al “Triángulo Dorado” a supervisar la “narco-elección” del 5 de junio.
Al tiempo.