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NUEVO SAN ANDRÉS, Oax., 20 de marzo de 2017.- La Caravana de Observación Civil y Solidaridad con Nuevo San Andrés constató el olvido en que mantienen las autoridades, tanto de Chiapas como de Oaxaca, este poblado de la región Chimalapas.
El pueblo está en rodeado de cerros ya pelones, deforestados. Las casas están dispersas en todo un pequeño llano. Unas 100 personas de 20 familias tzotziles provenientes de los Altos de Chiapas integran desde hace 10 años la comunidad de Nuevo San Andrés, quienes viven prácticamente secuestrados y con el temor de ser atacados por el Ejército Chamula.
Poseen un aula de primaria recién construida, es la única de concreto, el resto es de madera. Durante mucho tiempo los niños no tuvieron acceso a educación.
Ni las autoridades de Oaxaca ni de Chiapas han llevado una tienda comunitaria, ni una clínica de salud, mucho menos médicos o enfermeras provisionales.
Prácticamente no existen en los registros oficiales tanto de Oaxaca como de Chiapas para recibir beneficios de los servicios públicos básicos.
“Estamos prácticamente abandonados por los gobiernos estatal y federal. No tenemos acceso a salud, los niños están enfermos, no tenemos ni una pastilla. No recibimos ni una despensa del gobierno. Apenas nos dieron educación y ahora se complica porque nos tienen amenazados y desde hace más de 15 días casi no salimos por miedo a ser atacaos otra vez; la comida se está agotando, los productos básicos, porque tenemos que bajar hasta Cintalapa, que es el pueblo más cercano para ir por víveres, pero con las amenazas ya ni bajamos, aquí estamos casi secuestrados”, denunció desesperado Ramiro Luis Pérez, agente municipal.
Los habitantes de esta comunidad no salen desde el 24 de febrero, el día que fueron atacados nueve habitantes de Nuevo San Andrés cuando regresaban de Cintalapa con víveres.
En el camino, los atacaron integrantes del Ejército Chamula, que supuestamente dirige el chiapaneco Miguel López, y desde entonces están amenazados se ser arrasados un día para que Chiapas recupere la zona, por lo que han solicitado que el gobierno federal y estatal les brinde seguridad con un destacamento militar y de policías estatales, pero sólo han obtenido silencio.
“No nos mandan seguridad, por más que ya denunciamos el ataque que sufrimos. Yo fui uno de los atacados, ese día no puede escapar y me golpearon, me amarraron y me arrastraron por el camino y me tuvieron secuestrado; me amenazaron de que me matarían si no me voy de pueblo, que matarán a todos si no abandonamos, pero cómo nos vamos a ir si compramos estas tierras, yo por 15 mil pesos hace 8 años. Nos engañaron, nos dijeron que no eran de nadie y caímos”, narró Lorenzo Gómez Gómez, secretario municipal, quien mostró sus heridas en el rostro.
Las mujeres del pueblo, alrededor de 50, expresaron a los integrantes de la Caravana de Observación Civil y Solidaridad con Nuevo San Andrés que arribó el sábado a la comunidad, el miedo que tienen de que sean atacados un día, además de exponer de la situación de dos embarazas y más de una docena de niños enfermos, así como la falta de víveres.
Antecedente
A finales de 2010, el municipio de Cintalapa, mediante el líder tzotzil llamado Elías Hernández Hernández, convocó a indígenas tzotziles de Los Altos de Chiapas, específicamente de San Andrés Larráinzar, para invadir el lugar y formar un nuevo asentamiento que denominaron Nuevo San Andrés.
A principios del 2015 llegó a Nuevo San Andrés el tzotzil Miguel López López, originario de San Andrés Larráinzar, con personas vinculadas al grupo paramilitar que se hace llamar Ejército Chamula y de forma violenta retiró del predio al antiguo líder Elías Hernández y tomó el control del asentamiento.
Posteriormente, en una asamblea, expulsaron del asentamiento a Miguel López y a sus seguidores, consistentes en unas cinco familias, y nombraron como nuevo agente o representante a Ramiro Ruiz Pérez.
Los pobladores de Nuevo San Andrés tuvieron contacto y diálogo con los pobladores de las localidades de José López Portillo y de Río Frío, ambas pertenecientes a Santa María Chimalapa, y posterioremente aceptaron y reconocieron que viven dentro de terrenos de Los Chimalapas.
A finales de 2015, el municipio de Santa María Chimalapa reconoció el asentamiento de Nuevo San Andrés como su localidad; este acto provocó que fueran citados, regañados, presionados y hostigados por funcionarios del gobierno de Chiapas y Cintalapa.
Ahora son considerados traidores a Chiapas y fueron amenazados por el Ejército Chamula de ser atacados, ya que esta organización busca recuperar el predio.
Mientras tanto, solicitaron medidas cautelares al gobierno de Oaxaca pero se les negó argumentando que no existen las condiciones para enviar a la fuerza pública.