“…que le están degollando a su paloma”
El gran Charles Chaplin decía que nada es permanente en este mundo:
“Ni siquiera nuestros problemas”; nuestros problemas con la T de
cuarta.
De los 92 millones de ciudadanos que aparecen en la lista nominal,
este domingo 10 de abril acudió a las urnas por Revocación de Mandato
únicamente el 18 por ciento, en su mayoría beneficiados con algún
programa social.
Lo anterior quiere decir que la fuerza de Morena luego de tres años de
gobierno se redujo en 15 millones (la mitad de quienes votaron por
Obrador en 2018).
Para que la consulta fuera vinculante, en diez horas de votación los
seguidores del mesías debieron haber obtenido el mínimo de votos que
la autoridad electoral fijó.
Pero no.
De nada sirvieron los llamados gubernamentales a las urnas, los
carteles con la imagen de López Obrador por todas partes, el
millonario uso de dinero público con fines partidistas, los reproches
presidenciales al INE, los desfiguros del secretario de Gobernación,
la obediencia ciega de congresistas y ministros de la Suprema Corte,
el papelazo del comandante de la Guardia Nacional poniendo a
disposición de morena sus aviones y mucho menos la actuación como
“chafirete” del dirigente morenista con la complacencia de
gobernadores en media república.
Todos sabemos que el presidente fue electo para un periodo de seis
años y que nadie le pidió que se fuera.
Por más cansado que dice estar, deberá terminar en 2024 lo que buscó
por más de 18 años.
Ya después se podrá ir a donde da vuelta el aire, muy cerca, por
cierto, de la zona arqueológica de Palenque, Chiapas.
Deje le digo que, para que fuera válida, la consulta debió contar con
el 40 por ciento de los ciudadanos que aparecen en la lista nominal.
Un reporte del INE revela que la asistencia fue menor al 3 por ciento.
Como la fuerza de los morenistas es ahora menor a 15 millones, la
consulta valió un carajo.
“No me vengan con que la ley es la ley”, reprochaba el predicador.
Lástima, presidente, ya lo sabe: la ley es la ley…