
Con Trump: no es campañita; entre la CIA y Boinas Verdes
OAXACA, Oax. 17 de noviembre de 2020.- El padecimiento de la Covid 19 en estos momentos es una vivencia particularmente única. Durante su convalecencia genera en el paciente una intensa preocupación y agobio personal, no solo por el futuro de la salud e integridad personal sino por su posible transmisión a otras personas o a los familiares, con las posibles y temidas consecuencias.
En estos días, padecer Covid 19 se torna aún más angustiante porque la pandemia se está recrudeciendo debido:
a. Al inicio de la temporada alta de las enfermedades de las vías respiratorias
b. Al profuso rebrote de contagios del Covid 19
c. A la concurrencia de la influenza, el H1N1, el dengue, su variante hemorrágica, etcétera
d. A la posibilidad de variantes más peligrosas de Covid 19, como se comenta en Europa
e. A la inconsciencia, irresponsabilidad y actitud antihumana de quienes no usan cubrebocas ni cuidan los protocolos para no contagiarse
La Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos, la institución más reconocida en el mundo por sus investigaciones de enfermedades virales, señaló que a inicios de noviembre de este año, la cifra oficial de transmisiones a nivel mundial superó los 47 millones de personas, 2 millones de personas fallecidas, y un promedio de 400 mil transmisiones diarias. Asimismo, indicó que las 10 naciones con mayores contagios son: EUA, India, Brasil, Rusia, Francia, España, Argentina, Colombia, Reino Unido y México.
Durante los 20 días de confinamiento obligado por quien suscribe lo siguiente, la vigilancia y cuidado del desenvolvimiento de otros padecimientos crónicos, además de los síntomas propios de la Covid, fueron obligados; pero, lo imprescindible fue la atención extremadamente cuidadosa de la transmisión del Coronavirus en Doña Ofelia Acevedo, madre de quien escribe esto, y a quien nunca se habría esperado ni querido transmitir este virus. Con la gran benevolencia del Gran Creador, el padecimiento en ambas, fueron síntomas tranquilos, administrables.
Durante las tres semanas del padecimiento debieron suspenderse labores legislativas, empresariales, familiares y personales; había que concentrarse totalmente en la recuperación de la hermosa octogenaria, Doña Ofelia Acevedo, y en la salud propia.
Enfermar del nuevo virus, situación única y especial porque aún no hay un antivirus (la cual estará listo a mediados o finales del 2021, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, OMS) conduce a los pacientes a reflexionar sobre temas que no medita cotidianamente: sobre la integridad personal, sobre lo vivido, lo realizado hasta ahora, los propósitos por cumplir, las humildes e ínfimas contribuciones a quienes más queremos, así como las aportaciones a nuestra generación.
Cuando el malestar lo permite, estos momentos se vuelven ideales para leer e informarse sobre el desenvolvimiento de la humanidad con otras pandemias y emergencias de gran intensidad; sobre cómo ha logrado sobrevivir como especie, y sobreponerse a estos retos de gran magnitud.
Admitirlo y expresarlo no es fácil, pero nuestra actual sociedad contemporánea tiene recursos menos eficaces para sortear o enfrentar esta pandemia; su psicología es más frágil, es una sociedad más des-espiritualizada, más desvalida de creencias, de fe, de religiosidad.
En el mundo antiguo y épocas no tan lejanas, ante la adversidad encontrábamos en la fe, en nuestras creencias la forma de mantenernos más fuertes y resilientes; nuestra actitud y mentalidad estaba mejor resguardada, mas vigorizada. Estas fortalezas, en gran medida, coadyuvaron a superar esas grandes pruebas de sobrevivencia de otras épocas.
Por lo anterior, se plantea la necesidad de fortalecer la fe, volver a creer en la grandeza humana, reflexionar en las creencias del hombre, procurar reencuentros con su Gran Creador, reconstruir su religiosidad no importando cuál sea esta, siempre que esta se enfoque en formar mejores seres humanos.
Este es el momento oportuno para la construcción de una mejor especie humana, un ser que crea y tenga mayor fe en sí mismo, un humano que no tenga temores por sus creencias y religiosidad, un humanismo que atraviese la espiritualidad y la fe en su Creador…