Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
CIUDAD DE MÉXICO, 26 de julio de 2019.- La realidad es que a las autoridades penitenciarias, tanto federales como estatales, no les interesan las personas privadas de su realidad.
A la salida de Francisco Garduño, un hombre volcado a los derechos humanos, alguien que siempre hablaba de la dignidad de los presos, esto se ha vuelto todavía peor.
Y si hablamos de mujeres, hay que bajar y bajar y bajar en la calificación de este desinterés. Es como si estuviesen muertas.
He hablado sobre las omisiones en las cárceles donde están recluidas mujeres ante autoridades estatales, de cara al encargado del Órgano Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social, responsable del CEFERESO 16, la prisión más moderna exclusiva para mujeres, y solamente he conseguido bostezos.
Ellas, las mujeres encarceladas, son peor que parias.
Ellas, las mujeres encarceladas, son en mayoría inocentes.
Al ser detenida una mujer, sufre el peor abandono. Comenzando por su familia. Está totalmente sola. No hay ninguna persona dispuesta a ayudarla. Para empeorar su situación, todas las mujeres detenidas por delitos relacionados con narcotráfico fueron torturadas, y sus denuncias no fueron escuchadas.
El setenta por ciento de todas las mujeres encarceladas en el país han sido abandonadas por todos.
Tengo años trabajando con ellas. He escuchado las historias más estremecedoras, incluyendo aquellas de trabajadoras sexuales que fueron detenidas junto a sus clientes, totalmente ignorantes de cualquier actividad que estos desarrollasen. Y son muchas. Que llevan hasta cinco años detenidas esperando sentencia.
Como la mayoría de las presas no tienen dinero para pagar un abogado, están en espera de ser sentenciadas muchos años. Un gran porcentaje de ellas, de acuerdo con el nuevo sistema de justicia penal, prefieren incluso declararse culpables porque en los hechos ya han cubierto la pena máxima por la pudiesen ser condenadas. Esto, siendo inocentes.
Una organización de la sociedad civil “Equis Justicia para las Mujeres” está pidiendo indulto para 2 mil 658 presas que están pagando condena por delitos relacionados con narcotráfico.
Sería una maravilla, un acto de la más profunda justicia social, que así fuese. Porque no se trata de criminales, y hablo porque las conozco, porque llevo años dando cursos para ayudarlas a escribir su vida en un ejercicio de profunda introspección, sino de mujeres que supuestamente cometieron delitos por sus relaciones con criminales.
Las mujeres son utilizadas. Punto.
La directora de esta organización, Equis Justicia, Ana Pecova, dice que más del 40 por ciento de estas mujeres “son víctimas de tortura sexual”. Yo he escuchado testimonios terribles de víctimas de elementos de la SEMAR al ser detenidas el sexenio pasado.
De acuerdo con la señora Pecova: “Estas mujeres no representan un peligro para la sociedad”.
Las presas en cárceles federales o estatales sufren el peor abandono. Ni siquiera existe un ginecólogo para atenderlas. Para todos, también para quienes las ven como un estorbo, como si estuviesen muertas, su liberación sería la mejor opción.
Es un asunto de género. De opresión de género. De profunda desigualdad social por ser mujeres, siempre víctimas de alguien…
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