
¡Fortnite, hermano, ya eres mexicano!
Los puertos mexicanos están cerrando un año de récords. Solo hasta el mes de octubre el nivel de contenedores que transitaba por los distintos puertos del país había incrementado más de un 21% comparado con las cifras que cerraron 2020,
Esto hace presagiar un buen momento para el sector del transporte en el país centroamericano que ve cómo su geografía estratégica tiene mucho que ver con la saturación de otros puertos y la búsqueda de conexiones que, desde México, están más que establecidas tanto para la importación como para la exportación.
Son muchas las empresas que están apostando por contratar rutas de transporte terrestre que lleve las mercancías hasta los puertos o, bien, que las recoja en los puertos y las lleve a destino, ya sea en el propio país o en la red de comercio que tiene tanto hacia Norteamérica como Sudamérica.
Y es aquí donde entra, sin duda, la labor de las empresas mexicanas en su apuesta por digitalizar y por modernizar las flotas de transporte que transitan por sus carreteras tanto a nivel interno como internacional.
El rastreo de vehículos GPS ha supuesto una diferencia abismal no solo en la forma de entender el transporte sino también en la forma en la que las empresas planifican rutas, cargas y demás logística.
Gracias a las nuevas herramientas tecnológicas, las cabinas de transporte se han convertido en gestores de datos que, bien analizados desde las centrales empresariales, han permitido no solo mejorar y optimizar las rutas y el trabajo de los conductores sino ahorrar en costes al poder tomar decisiones casi al momento.
El rastreo de flota sirve, obviamente, para conocer en cada momento por dónde está cada vehículo, garantizando que no se ha salido del itinerario previsto. Pero, sobre todo, también sirve para conocer las incidencias que puede haber en los trayectos, permitiendo cambiar de ruta en caso de incidencias metereológicas, accidentes, más tráfico del habitual o, incluso, para garantizar la seguridad y descanso de los conductores al ver el tiempo que llevan al volante y las distancias con las áreas de descanso con las que se encontrará.
Especial importancia cobra, si cabe, el sector del transporte alimentario que comunica todo el continente y que transita, obligatoriamente, por las carreteras mexicanas. Gracias a la monitorización no solo se garantiza la cadena de frío que necesita la carga sino también sirve de aliado a un sector crucial que está en pleno crecimiento en según qué zonas del país, ofreciendo trabajo y una economía que puede acabar siendo emergente en esa zona de Centroamérica.
Y todo este tránsito y esfuerzo por mejorar gracias al GPS, a las cámaras, a la monitorización, a la lectura de datos, se está viendo volcado en los resultados de los principales puertos de salida del país hacia continentes y países lejanos que, cada vez, confían más en las posibilidades del transporte mexicano. Un nuevo paradigma en el que apostar no solo a nivel empresarial sino gubernamental para abrir nuevas rutas, acuerdos comerciales y, con ello, exportaciones desde su geografía.