El gran terremoto del 19 de septiembre

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Apunte diario sobre letras hipnóticas

El 19 de septiembre es una fecha trascendental en la historia de México debido a los grandes terremotos que han sacudido la ciudad a lo largo de los años. Uno de los eventos más notorios ocurrió en 1985, cuando un terremoto de magnitud 8.1 en la escala de Richter sacudió la Ciudad de México a las 7:19 a.m. Este desastre natural tuvo un impacto devastador en la sociedad y la cultura mexicanas.

El 19 de septiembre de 1985, México fue víctima de un sismo con magnitud de 8.1 grados.

Ante la parálisis y reacción tardía de los gobiernos federal y de la capital del país, la población civil se organizó para solidarizarse con sus hermanos en desgracia.

Sin herramientas ni maquinaria, los ciudadanos removieron con sus manos los escombros para rescatar a las víctimas, auxiliar a los heridos y resguardar o dar cobijo a los sobrevivientes que perdieron a sus familiares.

A las 7:19 horas de aquella fatídica mañana, la Ciudad de México se detuvo por unos momentos. A la fuerte sacudida de un movimiento oscilatorio y trepidatorio sucedió el derrumbe de construcciones y el levantamiento de pavimento en diversas zonas.

Por varias horas la ciudad quedó incomunicada, sin luz, con el riesgo de explosiones por fugas de gas, pero de inmediato la sociedad civil comenzó a organizarse y pronto se formaron cuadrillas de rescate: de ahí surgió el grupo Topos. Además, los servicios de emergencias como bomberos, socorristas y policías actuaron por su cuenta ante la falta de coordinación o estrategias de las autoridades, que mantuvieron su inacción y falta de comunicación por horas.

Bajo estas condiciones adversas, la gente se puso a ayudar a los vecinos a remover escombros, a improvisar camillas y medios de trasporte para llevar a los heridos a los hospitales, creando además sus propias redes de comunicación. De la organización y solidaridad de los mexicanos surgió el concepto de sociedad civil.

De esa experiencia traumática surgió la necesidad de crear un Sistema Nacional de Protección Civil para prevención y seguridad de los ciudadanos y para aminorar los daños por desastres naturales, no solo por sismos sino también por huracanes, reblandecimientos o desgajamientos de tierra, inundaciones o desbordamientos de ríos que cada año impactan a México.

Además del sistema de alerta sísmica, se establecieron programas para crear la cultura de la prevención en escuelas y centros de trabajo y ensayar, mediante simulacros, las acciones en caso de un terremoto.

Acordeón
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El terremoto de 1985 dejó a su paso una gran cantidad de destrucción, incluyendo la caída de edificios, la pérdida de vidas humanas y una gran cantidad de personas sin hogar. La respuesta inmediata de la sociedad fue ejemplar, con miles de voluntarios y rescatistas trabajando incansablemente para ayudar a las víctimas. Este espíritu de solidaridad y unidad se convirtió en un símbolo de la resiliencia mexicana.

Desde entonces, el 19 de septiembre se conmemora como un día de recordación y solidaridad en México. La tragedia dejó una huella profunda en la conciencia colectiva, y se convirtió en un punto de inflexión en la historia del país, marcando el inicio de un mayor enfoque en la prevención y la preparación para desastres naturales.

En la cultura mexicana, el 19 de septiembre se ha convertido en un día de reflexión sobre la importancia de la solidaridad, la resiliencia y la unidad en tiempos de adversidad. Las lecciones aprendidas de este trágico evento han influido en la manera en que la sociedad mexicana aborda la gestión de desastres y la protección civil.

El terremoto del 19 de septiembre de 1985, que ocurrió a las 7:19 a.m., dejó una profunda marca en la sociedad y la cultura mexicanas, destacando la importancia de la solidaridad y la preparación ante desastres naturales.

¿El Porque de tanta destrucción ?

El terremoto del 19 de septiembre de 1985 causó tanto desastre en la Ciudad de México y otras ciudades principalmente debido a una combinación de factores sísmicos, geográficos y de construcción:

1. Ubicación geográfica: La Ciudad de México se encuentra en una zona altamente sísmica, construida sobre una cuenca lacustre. Esto significa que la ciudad está asentada sobre suelos blandos y húmedos, lo que amplifica las ondas sísmicas y aumenta la destrucción durante un terremoto.
2. Magnitud del terremoto: El terremoto de 1985 tuvo una magnitud de 8.1 en la escala de Richter, lo que lo convierte en un evento sísmico de gran magnitud. Cuanto mayor es la magnitud, mayor es la energía liberada y, por lo tanto, los efectos destructivos.
3. Profundidad del epicentro: El epicentro del terremoto se ubicó a una profundidad relativamente baja, lo que significa que las ondas sísmicas tuvieron menos distancia que recorrer antes de llegar a la superficie, lo que también contribuyó a su intensidad.
4. Densidad de población: La Ciudad de México es una de las ciudades más densamente pobladas del mundo. La alta concentración de edificios y personas aumenta la vulnerabilidad ante un terremoto, ya que hay más estructuras y personas en riesgo.
5. Construcción de edificios: En ese momento, muchos edificios en la Ciudad de México no estaban construidos con estándares sísmicos adecuados. La falta de refuerzos sísmicos y la mala calidad de la construcción contribuyeron a que numerosos edificios colapsaran.

En conjunto, estos factores hicieron que el terremoto de 1985 fuera especialmente devastador. Como resultado de esta tragedia, se implementaron regulaciones más estrictas de construcción en la ciudad y se mejoraron los sistemas de alerta temprana para terremotos en México, con el objetivo de reducir el impacto de futuros sismos.

¿Cuál fue la mortandad?

La cifra oficial de mortalidad declarada debido al terremoto del 19 de septiembre de 1985 en la Ciudad de México y otras áreas afectadas fue inicialmente reportada en un rango amplio debido a la magnitud de la tragedia y la dificultad en la recopilación de datos precisos en las primeras etapas. Sin embargo, con el tiempo, se llegó a un estimado más preciso.

La cifra oficial de muertes confirmadas como resultado del terremoto de 1985 se sitúa en alrededor de 10,000 personas. Esta cifra incluye a aquellos que fallecieron directamente debido al colapso de edificios, daños estructurales y otros efectos inmediatos del terremoto. Es importante señalar que esta tragedia también dejó a miles de personas heridas y a muchas más sin hogar.

Además de las muertes confirmadas, se estima que un número significativo de personas desaparecieron o quedaron sepultadas bajo los escombros, y en algunos casos, es posible que nunca se haya registrado su destino de manera precisa. Por lo tanto, la cifra total de pérdidas humanas podría ser mayor que la cifra oficial.

El terremoto de 1985 dejó una profunda impresión en la memoria colectiva de México y llevó a importantes cambios en la planificación urbana, la construcción de edificios y la gestión de desastres en el país.

¿Cuántos edificios y construcciones colapsaron?

El terremoto del 19 de septiembre de 1985 en la Ciudad de México causó el colapso de un gran número de edificios. Se estima que alrededor de 400 edificios colapsaron total o parcialmente como resultado del terremoto. Estos edificios incluían tanto estructuras residenciales como comerciales y de oficinas.

El colapso de estos edificios fue uno de los aspectos más devastadores del terremoto, ya que resultó en un gran número de víctimas y personas atrapadas bajo los escombros. La magnitud del colapso de edificios subrayó la necesidad de mejorar los estándares de construcción sísmica en la Ciudad de México y en otras áreas propensas a terremotos en México.

Después del terremoto de 1985, se llevaron a cabo reformas significativas en las regulaciones de construcción en México, con el objetivo de garantizar que los edificios se construyeran con medidas de seguridad sísmica adecuadas para reducir el riesgo de colapsos en futuros terremotos.

¿Que aprendió México de esta desgracia natural?

El terremoto del 19 de septiembre de 1985 en México fue una tragedia que dejó profundas lecciones y motivó importantes medidas para la prevención de desastres similares en el futuro. Algunas de las lecciones aprendidas y las previsiones tomadas incluyen:

1. Fortalecimiento de normas de construcción: Tras el terremoto, se implementaron regulaciones más estrictas en cuanto a la construcción de edificios, especialmente en zonas sísmicas. Se establecieron estándares de construcción sísmica más rigurosos para garantizar que los edificios fueran más resistentes a los terremotos.
2. Planificación urbana:

Se mejoró la planificación urbana para reducir la densidad de población en áreas altamente vulnerables a sismos. Se promovió una planificación más segura de la infraestructura y se evitaron construcciones en áreas de alto riesgo sísmico.

3. Refuerzo de estructuras existentes:

Se llevaron a cabo programas de reforzamiento sísmico de edificios y estructuras existentes que no cumplían con los estándares de construcción sísmica. Esto ayudó a aumentar la resistencia de edificios antiguos.

4. Sistemas de alerta temprana:

Se implementaron sistemas de alerta temprana para terremotos, lo que permitía a la población recibir advertencias segundos antes de que un terremoto llegara a su ubicación. Esto dio tiempo a las personas para buscar refugio y reducir el riesgo de lesiones.

5. Educación y concienciación:

Se llevaron a cabo campañas de educación pública sobre cómo actuar durante un terremoto y la importancia de la preparación ante desastres. Se promovió la formación de brigadas de rescate y primeros auxilios.

6. Ejercicios de simulacro:

Se realizaron ejercicios regulares de simulacro de terremotos en escuelas, empresas y comunidades para garantizar que la población estuviera preparada para reaccionar adecuadamente en caso de un sismo.

Se creo el sistema nacional de protección civil

Estas medidas y lecciones aprendidas a partir del terremoto de 1985 han contribuido significativamente a mejorar la capacidad de México para hacer frente a futuros desastres naturales, especialmente terremotos. La prevención, la planificación y la preparación son fundamentales para reducir el riesgo y minimizar el impacto de eventos sísmicos y otros desastres.

Los Topos

Los «Topos» son un grupo de rescatistas voluntarios mexicanos que se formaron como respuesta al terremoto del 19 de septiembre de 1985 en la Ciudad de México. El nombre «Topos» se deriva del término español para «topo» o «toupe,» haciendo referencia a su habilidad para cavar y entrar en los escombros en busca de sobrevivientes.

El nacimiento de los Topos como un grupo de rescatistas se debió en gran parte a la necesidad urgente de buscar y rescatar personas atrapadas bajo los edificios colapsados después del terremoto. Muchos de los miembros fundadores eran civiles que se unieron espontáneamente al esfuerzo de rescate, a menudo utilizando sus propias herramientas y conocimientos en construcción y demolición para acceder a áreas de difícil acceso.

Estos valientes voluntarios realizaron un trabajo crucial en el rescate de sobrevivientes y la recuperación de cuerpos durante las semanas posteriores al terremoto. Su dedicación y espíritu de solidaridad conmovieron a la nación y dejaron una impresión duradera en la memoria colectiva de México.

El legado de los Topos como rescatistas voluntarios perdura hasta el día de hoy. Han brindado ayuda en numerosos desastres naturales no solo en México, sino también en otros países afectados por terremotos y desastres similares. Su compromiso con la ayuda humanitaria y la búsqueda y rescate sigue siendo un ejemplo de heroísmo y solidaridad en tiempos de crisis.

Es importante señalar que en una breve columna resulta complicado relatar un evento de semejante naturaleza

Expresamos nuestro luto y dolor por el evento

Creemos que tenemos un México más preparado y unido ante la adversidad

Con profundo respeto

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Con afecto

Arturo DVUZ

Caso de sismo , póngase a salvo