Economía en sentido contrario: Banamex
Una y otra vez te he dicho que me hubiera hecho feliz ser tu padre y tu madre y volverte a nacer, acunarte más de lo que la vida me alcanzó y tuve que irme de ti físicamente en lo cotidiano, aunque bien sabes que nunca de los nunca de tu corazón y del acompañamiento por las mañanas cuando apenas empezaba a tejer la esperanza para que pronto volviéramos a lo nuestro, lejos y fuera de la insidia, del rencor que corrompe las almas, al espacio en donde el perdón, la comunicación y la vida conviven quedito, despacio, como penetra la luz en los ojos, poco a poco hasta llenar inundando con la sabia del amor lo que somos, lo que queremos ser.
Crecimos y caminamos juntos desde entonces y hace poco, muy poco, llegaste a la mayoría de edad que las leyes vigentes en nuestro contrato social hoy día nos señala, en que cursas también la vieja tradición familiar de prepararte para acompañar a las nuevas generaciones en su formación como mujeres y hombres libres, como mi vieja me formó, en que mi viejo compartió las madrugadas y las mañas solariegas en la casa familiar a pesar de su supuesta oposición por dedicarme a los libros , a transitar en las letras y en la universalidad como hace tiempo ya lo haces y ahora mismo acudes cuando el fundamentalismo te lo permite a abrevar de esa vieja tradición familiar: Coadyuvar en la preparación de mujeres y hombres que forjen a las generaciones venideras en la pluralidad, en la tolerancia, en el respeto a los diferentes.
Sabes también, aunque hubiera preferido después que viertas mis cenizas en el ojo de agua que desde niño me acompañó, supieras de mi paso en pos de la utopía que forjé junto a mis viejos, a mis maestros, a mis anarcos bajo banderas que fui un acendradopromotor de no votar en el sistema llamado democracia para elegir a los administradores del interés público, después de tratar de ser consecuente aun a costa de la vida misma, hoy sin arriar nuestras banderas de libertad y de justicia, de democracia desde abajo y de la izquierda te convoco a ejercer nuestro derecho de elegir a quienes serán y deben mandar obedeciendo.
Respeto y reconozco a los viejos y nuevos militantes de la lucha por otra vía para lograr nuestro anhelo, a su abstinencia y ayuno para no votar, hoy te reitero que a pesar de la edad y el cobro de facturas de la vida que he llevado no he dejado como una opción si no resulta nuestra lucha por medio de la educación insisto de mujeres y hombres libres esa otra opción jamás olvidada, sin embargo te encomio, te emplazo a que agotes hasta donde alcance tu conciencia esta vía civilizada de elegir a quienes nos representen, a quienes tienen que mandar obedeciendo para que toda la solvencia que el sufragio emitido nos da, exigir demandar, interpelar y en su caso apelar a la revocación del mandato.
El domingo temprano emprendo el camino que me lleve hacia ti para acompañarnos en la encomienda de un México y un Oaxaca mejores donde todas y todos tengamos cabida, donde el pensar diferente sea respetado y escuchado, aunque no se coincida necesariamente, para agotar hasta la última instancia una forma en que se conduzca el interés público, para que los sueños y requerimientos de todas y todos en especial de los que menos tienen los hagamos posibles.
Que todas y todos podamos convivir y coexistir en democracia, en pleno uso de nuestras facultades y aspiraciones sin que ello signifique que sea solo un sueño porque de ese sueño participamos muchas y muchos de nosotros, porque somos miles y millones de soñadores que podemos hacer de esos sueños una realidad factible, deseable y real.
Vamos a votar muy de mañana, apenas abran la casilla que nos corresponde y sentir que hemos dado un paso trascendente por la democracia y por todas y por todos, lejos y a distancia de los compradores de sueños y manipuladores de la representación de los más, porque es una quimera y unan aberración que necesitemos intermediarios y de los que nos roban nuestros sueños, de quienes una y otra vez quieren continuar suplantando la voluntad de las ciudadanas y ciudadanos, de quienes aún siguen irredentamente apostando a la voluntad de las mayorías y al respeto de las minorías porque en la inclusión está la esperanza de una convivencia mejor.
Te reitero que seguiré por ti, por los muertos que me antecedieron, por los viejos camaradas que aun resisten, por aquellos jóvenes que traen en sus párpados el cambio pintado, por los que jamás se han dado por vencidos, por todas y todos que día con día están en la brega por el cambio verdadero donde el éxito no sea una salida falsa para huir de rodillas, por las y los camaradas como tu viejo que aun ahora seguimos en la brega: Hasta la victoria, te amo Biniza Lashidúa.
Gerardo Garfias Ruiz