Diferencias entre un estúpido y un idiota
Uso de Razón
CIUDAD DE MÉXICO, 3 de noviembre de 2016.- La Agencia Francesa de Prensa (AFP) informa que las apuestas en favor del triunfo de Donald Trump han crecido cinco a uno respecto a las que se hacen por Hillary Clinton.
En términos generales, las encuestas siguen dando ventaja a la candidata demócrata, aunque por un margen mucho más estrecho que hace una o dos semanas.
Algunos apostadores, citados por AFP, recuerdan que los sondeos no son confiables y ponen como ejemplo lo ocurrido en torno al Brexit: “el 23 de junio, día del escrutinio sobre el futuro del Reino Unido en la Unión Europea, una última encuesta pronosticaba un 55 por ciento de votos en favor de mantenerse en la UE, cuando finalmente ganó la salida con un 51.9 por ciento”.
O para decirlo con mexicana sabiduría: “caballo que alcanza gana”.
Sin embargo, Trump todavía no alcanza a Hillary en votos electorales, aunque probablemente sí lo haya hecho en sufragios individuales.
La moneda está en el aire.
Y en el aire está, ni más ni menos, que buena parte del futuro de la civilización occidental. De sus valores, quiero decir: tolerancia, pluralidad, respeto a la diversidad cultural, derechos humanos.
Como explicaba ayer en estas páginas Enrique Quintana, el riesgo de un triunfo de Donald Trump no es tanto para México como para el mundo.
Las economías de México y Estados Unidos han avanzado en su integración hasta un punto que haría muy costoso para el (hipotético) gobierno de Trump desmontar un tratado como el firmado por Carlos Salinas y George Bush (padre), y luego ratificado por el Congreso del vecino del norte, gracias al empeño que puso en ello el recién elegido presidente William Clinton.
Pueden sumarse capítulos al TLC, pues se trata de un acuerdo signado hace más de 20 años y los ajustes se van a dar con Trump o con Hillary.
Y con respecto a las amenazas, algunas podrán cumplirse a medias, como es el caso de las deportaciones.
No hay que olvidar, por cierto, que los peores momentos en la relación fronteriza, con redadas y expulsiones masivas de mexicanos e introducción deliberada de armas al territorio nacional, se han dado en el gobierno de Barack Obama.
Trump no va a poder requisar las remesas de los migrantes como ha prometido, porque esa acción no resiste un amparo ante la Corte.
El mayor peligro de un triunfo de Trump será para nuestra civilización y valores que hasta ahora el pueblo de los Estados Unidos –como país líder de Occidente– ha forjado, conquistado y defendido.
Así me lo escribió el lector Enrique Ernesto Acevedo, en respuesta a mi columna de ayer (‘Por Dios, qué mala candidata’):
“Para mí el gran peligro no es Trump en sí mismo. Esa gente que lo sigue ya es un peligro. Son gente con muchos resentimientos contra los políticos tradicionales. Y son gente con resentimiento contra la misma gente: contra los migrantes, contra los de otras etnias, contra los de otras religiones. Y muchos de ellos con resentimientos hasta con los de su mismo origen”.
Hay una foto tomada por Robert Capa, en la que un soldado estadunidense nada con decisión, pese al agotamiento físico por la carga del uniforme y armas que lleva, y el alto oleaje en la costa de Normandía, rumbo a la playa de Omaha.
Ese soldado norteamericano iba a salvar a Europa y a los valores de la civilización occidental amenazados por el avance militar de la “superioridad aria” alentada por Hitler.
Contra lo que dicen los apostadores, esperemos que ése sea el Estados Unidos que triunfe el martes.