Cortinas de humo
CIUDAD DE MÉXICO, 26 de mayo de 2020.- El populismo región 4 de Venezuela con Hugo Chávez y Nicolás Maduro ha sido una venta de expectativas demagógicas; en octubre del 2013 Maduro anunció la creación de un Viceministerio para la Suprema Felicidad del Pueblo, pero al final esa oficina quedó en una instancia burocrática sólo para atender solicitudes ciudadanas de ayudas.
De las seis funciones de ese Viceministerio, dos son de ventanilla de informes: atender, gestionar y solucionar los casos que sean remitidos al viceministro y atender y orientar a los ciudadanos y ciudadanas que acuden al Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento a la Gestión del Gobierno en busca de ayuda en áreas como salud, discapacidad, asesoría legal, asignación de becas, ayudas por abandono, desalojo o cualquier otro ámbito de sus competencias.
Otra función es la de desahogar expedientes sin resolver. También tiene la función de procurar solucionar -sin asegurarlo del todo- los problemas planteados al presidente de la república o al Ministerio” pero apegadas esas gestiones a los principios de legalidad, igualdad imparcialidad y celeridad. Y: coordinar los operativos de carácter social. Además, llevar registro de casos.
En este sentido, el Viceministerio venezolano para la Suprema Felicidad del Pueblo es una oficina burocrática sólo de gestiones de gestiones y para mantener bajo su dominio veintiséis oficinas de fundaciones y organismos que tienen que ver con la cultura, todos ellos bajo la consigna oficial en su página web de aquí amamos a Chávez. En este sentido, el papel de Viceministerio con labores de organización política de estructuras de movilización social para el chavismo con recursos públicos busca promover sedes socio-políticas, así como el seguimiento a actores nacionales e internacionales de interés para la gestión del gobierno.
La felicidad, por lo tanto, no es una condición de clase social ni de nivel de bienestar. El diccionario de la Real Academia Española señala tres acepciones a felicidad:
Las sociedades de los países subdesarrollados o con niveles de pobreza y marginación mayoritaria en realidad no son infelices, sino que padecen desigualdad en la distribución de la riqueza producida. El mito del milagro económico del desarrollo estabilizador 1958-1970 logró tasas de PIB de 6 %, pero la distribución de la riqueza fue concentradora en los sectores sociales altos: de 1958 a 1970 el ingreso del 10 % de las familias más pobres bajó de 2.2 % a 1.3 %, en tanto que el 10 % más rico bajó de 49.3 % a 41.9 %, lo que reveló acción redistribuidora del Estado a favor de las clases medias.
Pero, aun así, en términos oficiales, en 2018 el 80 % de las familias pobres a desarrollo medio se repartían el 50 % del ingreso, en tanto que el otro 50 % se quedaba en el 20 % de las familias ricas.
En este sentido, el populismo y el neoliberalismo no modificaron la estructura desigual de la concentración de la riqueza y del ingreso.
En 1981 el economista Enrique Padilla Aragón publicó su libro México: hacia el crecimiento con distribución del ingreso (Siglo XXI Editores) y ahí dejó claro que los años del milagro económico mexicano sólo profundizaron la desigualdad y beneficiaron la riqueza, Pero afirmó que sí era posible el crecimiento con distribución del ingreso y delineó cinco sugerencias que deben estar en el centro de cualquier nueva política económica para la justicia social:
Para Padilla Aragón el nuevo modelo daría resultados en diez años.
En este sentido, el debate debe ser sobre la redistribución de la riqueza y no la felicidad.
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Política para dummies: La política marca la diferencia entre demagogia y realidad.
@carlosramirezh