Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
CIUDAD DE MÉXICO, 24 de noviembre de 2017.- Se ha llamado gasto federalizado, al total de los recursos trasferidos a estados y municipios, se incluye a las participaciones que son recursos de libre disponibilidad, propios pata los estados, así como las transferencias condicionadas, que son las aportaciones del ramo 33, así como los recursos de los convenios de descentralización y reasignación, lo mismo que los subsidios entre los que destacan los recursos para protección social en salud, o sea el seguro popular.
El monto de estos recursos equivale a un poco más de la tercera parte del presupuesto para 2018, destacando en esta sumatoria las participaciones con alrededor del 15 por ciento, las aportaciones del ramo 33 con un poco mas del 13 por ciento, y el resto significa cerca del 6 por ciento.
La mayor parte del gasto se concentrado en un poco más de 700, entre poderes, dependencias, entidades, organismos, fondos y fideicomisos, esto es en el poder central.
A partir de la aprobación de la Ley de Fiscalización y Rendición de Cuentas, la ASF ya puede fiscalizar además de los recursos federales, que incluyen a las aportaciones que son transferidas a las entidades federativas y a los municipios a través del FAIS y FORTAMUN entre otros fondos, a las participaciones de recursos federales coordinados, que surgen antes de la creación de la propia Ley de Coordinación Fiscal de 1980, derivados de los Convenios de Adhesión al Sistema Nacional de Coordinación Fiscal.
Hasta el año pasado solo se fiscalizaban las aportaciones, convenios y subsidios, y los congresos locales los recursos propios, incluidas las transferencias no condicionadas. A partir de este las participaciones, cuya naturaleza jurídica es la de recursos propios, lo cual implica un desafío para la entidad fiscalizadora, por ejemplo, con los reintegros, la penalización por ejemplo del uso de recursos propios que incluye a las participaciones, para reintegros de las observaciones en el gasto en materia de educación básica.
Lo más relevante en este punto es empezar por el principio, vaya redundancia y revisar un tema en que muchos estados fallan, que es en la aplicación correcta delas fórmulas de distribución de participaciones estado – municipio, aprobadas por los congresos locales y lo pagado efectivamente a los municipios. Ya he comentado de muchos en que no se les paga a tiempo como dice la Ley de Coordinación Fiscal, ni completas, lo que ha dado origen a algunas controversias.
En el caso de las aportaciones, tienen destinos que muchas veces están fuera de la realidad, como se ha señalado incluso en los términos de referencia que aparecen en los Informes de Resultados de la Revisión de las Cuentas Públicas que hace la Auditoria. A eso se debe la prevalencia de recurrencia en las observaciones, la cual es de muchos años y en los mismos conceptos, por la mayoría de los estados, lo cual significa que hay que revisar su clasificación. Un ejemplo es lo que acaba de plantearse en el Congreso de poder usar recursos del Fondo de Fortalecimiento de la Infraestructura Municipal (FISM), en la reconstrucción de los numerosos municipios afectados por los terremotos en Chiapas, Oaxaca, Morelos, Puebla y Veracruz, principalmente, no son muchos recursos, pero se optimizaría su aprovechamiento.
Esta revisión de revisión de los propios Fondos de Aportaciones, tanto en las dependencias federales, que diseñan los fondos, como las que los ejercen en coordinación con estados y municipios, debe realizarse aprovechando la vasta experiencia que tiene la Auditoria en la revisión de estas materias. Los auditores del gasto federalizado son gente especializada en los fondos, durante muchos años.
Clave para mejorarlo es que la Auditoria salga a caminar el País, y se fortalezca el Sistema Nacional de Fiscalización, una buena aportación. [email protected]