Coahuila y la paz
● López Obrador podría deteriorar aún más la relación con Biden por resultados oficiales que se alargarían hasta enero. Luis Videgaray en la orfandad, sin Jared Kushner poderoso.
CIUDAD DE MÉXICO, 8 de noviembre de 2020.- ¿Qué sabe Donald Trump de Andrés Manuel López Obrador que lo obliga a una vergonzosa fidelidad, sin importarle comprometer el futuro de la relación bilateral con Joe Biden..?
Lo cierto es que por más terquedad en su posición, tendrá que reconstruir esa relación con el principal socio comercial, con el país origen de la mayor fuente de remesas en dólares, el flujo fronterizo más importante y muchísimas más implicaciones. No lo dude, nos va a salir carísima la postura de Andrés Manuel.
Ya con la victoria en la bolsa a inicios del 2018, el entonces candidato de Morena de pronto se convenció de la conveniente amistad de Trump, como continuidad de la relación de Luis Videgaray Caso con la Casa Blanca, vía el yerno Jared Kushner -ahora caído en desgracia por la derrota de su suegro- que involucró a Enrique Peña Nieto.
Pero esa amistad fue mucho más lucrativa para el presidente norteamericano, quien obtuvo lo que quiso del mexicano. A la vez, Videgaray se mantuvo bajo esa cobija como manto de impunidad en la Cuarta Transformación por su relación con la Casa Blanca.
Todavía la semana pasada, López Obrador se resistió a tocar al ex Secretario de Relaciones Exteriores y dio una orden en entrelíneas en la conferencia mañanera a la Fiscalía de Alejandro Gertz Manero para que frenara la orden de aprehensión contra Videgaray, a pesar de que un juez NO regresó la solicitud a la FGR, como aseguró el presidente.
Extrañamente, a horas de los dichos presidenciales, la fiscalía se desistió de la orden de aprehensión por cohecho, asociación delictuosa, traición a la patria y delitos electorales por el caso Odebrecht, porque dijo que “van a perfeccionarla”.
En esos momento había un optimismo fantasioso sobre la posible reelección de Trump, ahora es otra historia y cambian las condiciones para el presidente mexicano, para Videgaray que queda en la orfandad y para Peña Nieto.
El show puede servir para la revancha social y desviar la atención de los negativos por haberse aferrado al candidato republicano populista, mentiroso, racista y misógino que odia a los mexicanos, y a todo tipo de migrantes.
Este fin de semana Andrés Manuel fue la personificación de la complicidad que se niega a ver lo evidente, a diferencia de decenas de mandatarios en todo el mundo, inclusive los latinoamericanos de izquierda: Nicolás Maduro, Miguel Díaz-Canel de Cuba, Luis Arce de Bolivia, ALberto Fernández de Argentina, Daniel Ortega de Nicaragua y más.
Además la declaración presidencial en Tabasco podría obligarlo a mantener esa postura hasta el 8 de enero, último día en que los estados de EEUU deben certificar sus resultados, ya que algunos todavía no terminan el conteo y otros podrían pedir recuento de votos, como es su derecho.
De mantener el apoyo a Trump hasta el resultado oficial, Andrés Manuel vivirá el asedio de medios nacionales e internacionales y estará bajo sospecha de presiones por el considerado el peor presidente de Estados Unidos, y los negativos que eso implica.
El control de daños con Biden y Kamala Harris será un largo y penoso camino, mientras tanto, el presidente mexicano tendrá que considerarlo como uno más de sus adversarios, solo que este será el hombre más poderoso del mundo.
Con esa postura asume toda la responsabilidad de una travesía que inició con el servilismo de poner a disposición de la racista política migratoria de Trump a 25 mil elementos de la Guardia Nacional de Luis Rodríguez Bucio y terminó ayer con la victoria del demócrata Joe Biden y Harris.
Esta vez no hubo la conveniente consulta que se utiliza para lavarse las manos sobre lo que se quiere pero se utiliza para culpar al ‘pueblo bueno’.
Y no hubo consulta ciudadana, ni siquiera patito, por la natural animadversión de todo México al presidente Trump, por lo tanto, someter a la opinión pública la visita del tabasqueño a la Casa Blanca, en la última milla de la carrera electoral, para apoyar al candidato republicano, hubiera resultado en un NO rotundo, aún cuando se argumentara otro motivo, como la firma de acuerdos.
En este tema López Obrador no podrá decir que cumplió el mandato del pueblo, si acaso se convenció de la estrategia de Marcelo Ebrard Casaubón en la que subyace una agenda de futurismo presidencial con proyección internacional propia.
Vienen tiempos difíciles para México, basta ver la euforia por la derrota del presidente que no pudo reelegirse. Pocos han acumulado tanto odio y han dividido a su país con una grieta de profunda insidia, mentiras y populismo. Estoy hablando de Estados Unidos, no se confunda.