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En el último cuarto de siglo, los edificios y la infraestructura relacionada con la actividad cultural ha dominado el paisaje arquitectónico oaxaqueño, afirmó el arquitecto Felipe Leal, miembro de El Colegio Nacional, durante una mesa más del ciclo Arquitecturas de las ciudades de México, dedicada a la capital de Oaxaca.
Realizada de manera presencial en el Aula Mayor de El Colegio Nacional y transmitida a través de sus redes sociales, la sesión contó con la participación de los arquitectos Enrique Lastra, Daniel López Salgado y Mercedes Rizo Chongo, directora del Centro Histórico de Oaxaca, así como de Alejandro de Ávila, fundador y responsable del Jardín Etnobotánico de Oaxaca.
En Oaxaca, dijo el colegiado, “lo que resalta es la cantidad de centros culturales, a diferencia de lo que sucede en otras ciudades; en Monterrey, por ejemplo, vamos a encontrar edificios de oficinas, universidades, recintos para la producción y aquí lo que domina más bien son los recintos y espacios para la cultura; todos los centros culturales, toda la obra tan noble y digna de Francisco Toledo”.
Archivos, centros culturales, museos y espacios para la educación, muestran el “potencial de Oaxaca y su máxima riqueza, que es justamente su cultura. Todos los recintos que se han hecho generalmente durante las dos últimas décadas y media, empieza con Santo Domingo, pero son cerca de 25 años donde toda la infraestructura cultural se ha ido reforzando con diferentes arquitecturas que han considerado el clima, lo local, las tradiciones y está expresado con este clima tan benéfico y fantástico que tiene la ciudad”.
Felipe Leal recordó que la ciudad de Oaxaca es la localidad más extensa y poblada del estado, “se encuentra ubicada en medio de un conjunto de tres valles fluviales, rodeada por varias elevaciones sobresaliendo al norte el cerro de San Felipe del Agua, donde se localiza el Parque Nacional Benito Juárez; al sur el cerro de Monte Albán; al este el cerro de San Antonio de la Cal y al oeste los cerros del Crestón y del Fortín”.
De fuerte actividad sísmica, está condición, explicó, dio lugar a una serie de consideraciones sobre los procesos constructivos que derivaron en el espesor de los muros, la altura de los pórticos y los entrepisos. “Oaxaca fue fundada por guerreros mexicas, se dice, enviados por el emperador Ahuizotl, hacia 1486; en 1532 por Cédula Real, recibió del rey Carlos I de España el título de La muy noble y leal ciudad de Antequera”.
El trazado de Oaxaca, recordó Leal, fue realizado por Alonso García Bravo, el mismo que hizo el de la Ciudad de México y del puerto de Veracruz. Mientras que esa tonalidad verde de sus edificios se debe a que “el primer obispo de Oaxaca, Francisco López Zarate, descubrió yacimientos cercanos de cantera verde que, al empezar a explotar y trabajar para hacer las casas, las construcciones, los templos y las iglesias, colocó este color característico de la población”, lo que le ganó el mote de “la verde Antequera”.
Después de hablar de las diferentes etapas históricas de la ciudad de Oaxaca, la arquitecta Mercedes Rizo Chongo, quien se desempeña como directora del centro histórico, lamentó que exista “un deterioro del patrimonio edificado” y que problemas como los altos costos del suelo urbano de muchos inmuebles, la disminución paulatina del uso de la vivienda y la expulsión de sus habitantes por el cambio de patrones culturales, afecten de manera más constante a la ciudad.
“También el aumento del turismo es considerable, principalmente hacia las zonas centro y norte, lo que ocasiona que los habitantes locales, queriendo aprovechar la derrama económica de sus visitantes, realicen alteraciones significativas al patrimonio. Últimamente han proliferado las terrazas para usos comerciales como restaurantes, bares, y cafés, también el comercio ambulante es uno de los problemas mayores que tenemos en la ciudad”, dijo.
Durante el gobierno de Emilio Pimentel, en las primeras décadas del siglo XX, señaló, “se consolidó la modernidad en la ciudad con la construcción de sistemas de drenaje profundo, la ampliación de la red eléctrica, el alcantarillado público y el telégrafo, así como el mejoramiento de la distribución del agua, se construyó el Teatro Mier y Terán, hoy Teatro Macedonio Alcalá, de arquitectura ecléctica”.
Sin embargo, un hito para la ciudad fue el sismo de 1931, que “marca un parteaguas para la conformación de la ciudad. Mucha gente salió de la ciudad y eso ocasionó que la arquitectura tuviera un proceso de transformación hacia nuevos modelos y nuevas formas de construir, lo que propició la visión de un nuevo progreso modernizador posrevolucionario”.
Hito para Oaxaca
Otro parteaguas para la conformación actual de la ciudad, señaló el arquitecto Daniel López Salgado, fue la restauración del ex Convento de Santo Domingo de Guzmán, iniciada entre 1994 y 1995, en especial a partir de que se tomó la decisión de que habría de convertirse en un centro cultural.
El arquitecto, quien ha trabajado en espacios como el Museo de la Filatelia, aseveró que, desde su fundación virreinal, Oaxaca “era una ciudad compacta, sin crecimiento, donde las cosas se veían homogéneas, compactas, prácticamente con los mismos sistemas constructivos que se habían vuelto ya ancestrales al paso de los siglos”. Durante su intervención, Salgado repasó los ejemplos más significativos de la arquitectura oaxaqueña desde sus orígenes hasta la actualidad.
Alejandro de Ávila, director fundador del Jardín Etnobotánico de Oaxaca, recordó que después de cien años bajo dominio militar, Santo Domingo es recuperado por sugerencia del artista plástico Francisco Toledo.
“Toledo había hecho la sugerencia de que quizás era tiempo de que se reubicara el cuartel. Carlos Salinas de Gortari tomó al vuelo la propuesta. Inteligente como era, el maestro nos convocó a varias personas en Oaxaca: ¿qué vamos a hacer con este espacio?, los artistas tenían la idea de crear talleres en la parte baja del cuartel, y el espacio externo utilizarlo para cultivar plantas para producir papel de arte y como área de exhibición para esculturas, a mi me pareció que no era suficiente y presenté esta propuesta, en agosto de 1993, de un jardín etnobotánico”.
Ávila resaltó la diversidad botánica y cultural del estado: “Oaxaca descuella entre las entidades de México por ser la más diversa en plantas vasculares, pero lo mismo podríamos decir de los animales, de los hongos, de los microorganismos. Oaxaca es diversidad, es su diversidad equivalente a la de todo un continente, como en el caso de Europa, o comparable a la del subcontinente Indio”.
Agregó que lo que es “particularmente significativo” en Oaxaca es la presencia de endemismo, hecho que también se manifiesta en la presencia de lenguas y familias lingüísticas exclusivas del territorio: “Muchas lenguas, muchas familias son exclusivas de Oaxaca; Oaxaca se cuece aparte, Oaxaca es diversidad en la dimensión biológica y en la dimensión cultural”.
En su oportunidad, el arquitecto Enrique Lastra, quien trabajó junto con Juan Urquiaga en el rescate de Santo Domingo de Guzmán, habló de cinco proyectos arquitectónicos que le ha tocado realizar en Oaxaca y resaltó la “presencia de los materiales constructivos de los que se ha hecho Oaxaca: el adobe como material base, complementado con elementos de ladrillo y desplantados de un elemento pétreo, que son las canteras oaxaqueñas”.
“Los materiales tradicionales que se hicieron en Oaxaca en los últimos 500 años están vivos y son vigentes; aquí se muestran ciertas maneras de trabajarlos, sea con concreto, con piedra, etcétera”, destacó el especialista.
Las reflexiones de la mesa dedicada a Oaxaca, dentro del ciclo Arquitecturas de las ciudades de México, se encuentran disponibles en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx.