Economía en sentido contrario: Banamex
¡Espiaban a AMLO: hoy fisgonean para AMLO!
El intríngulis resulta de risa loca.
Y es que la nueva cortina de humo –el distractor de la semana–, se llama espionaje.
Y no, aquí nunca estaremos de acuerdo en el “fisgoneo” oficial, propio de las tiranías que cancelan derechos y libertades fundamentales.
Sin embargo, para el gobierno de López Obrador el espionaje es “el espantajo de moda”; la zanahoria utilizada para justificar, por los medios que sea necesario, la mentirosa consulta popular del próximo 1 de agosto.
Es decir, que el viejo escándalo del espionaje hoy fue llevado a tema de Estado, como “estrategia engañabobos”, para legitimar el grosero engaño de consulta popular, prevista para el primer domingo de agosto.
¿Y por qué se trata de una “estratagema engañabobos”?
Primero, porque el texto de la pregunta –para la consulta–, elaborada por la Suprema Corte, nunca habla de llevar a juicio a los expresidentes.
Y, segundo, porque resulta no sólo ridículo sino de risa loca que los expertos en espionaje político y periodístico; los mismos que durante años observaron de manera ilegal a López Obrador, hoy están entre los políticos preferidos de Palacio; de López Obrador.
En pocas palabras, queda claro que el espantajo del espionaje no sólo es un engaño para justificar la supuesta o real perversidad de los gobiernos neoliberales –los gobiernos de antaño–, sino que el plebiscito “lopista” también tiene un objetivo de propaganda a favor de AMLO.
Pero lo más simpático, como también saben, es que al igual que la mayoría de los gobiernos populistas del mundo, el de López “fisgonea” con los mismos vigilantes que lo escudriñaron a él por décadas.
Sí, maquiavélico, Obrador sigue la conseja política clásica: “Si no puedes con el enemigo, únete al enemigo”.
De esa manera, de golpe y porrazo, la revelación de los “fisgones oficiales” se convirtió en prueba de “los pecados” del pasado, en especial de los gobiernos de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña.
Incluso, en una de sus boberías mañaneras, Obrador “se tiró al piso” para colocarse como ejemplo de que desde el malévolo gobierno de Carlos Salinas, se escudriñaba su activismo político y social.
Por eso, obliga preguntar.
¿Quién era el secretario de Gobernación en el gobierno de Miguel de la Madrid y quien operó la caída del sistema electoral a favor de Salinas en 1988?
¿Quién era el brazo derecho del poderoso regente del DF, Manuel Camacho, el hombre mas cercano a Carlos Salinas?
En efecto, en el primer caso, el titular de Gobernación en la gestión de De la Madrid y secretario de Educación con Salinas se llama Manuel Bartlett, el mismo que hoy se desempeña como director de la poderosa CFE, conocida como un eficiente centro de espionaje
A su vez, el brazo derecho de Manuel Camacho –el ex poderoso regente del DF–, se llama Marcelo Ebrard, hoy canciller y preferido de Palacio.
En pocas palabras, resulta que los intríngulis del tiempo colocaron a los espías de López como los hombres más cercanos al hoy presidente Obrador y, por tanto, expertos en espiar a opositores y críticos del gobierno de AMLO.
¿Lo dudan?
Primero debemos recordar que, durante la gestión de Marcelo Ebrard, como jefe de gobierno del extinto DF, era secreto a voces que el ex brazo derecho de Manuel Camacho montó un sofisticado equipo de espionaje que heredó a sus sucesores en el gobierno de la capital del país.
Por eso, el hoy canciller es experto en espionaje, igual que lo fue Manuel Bartlett, el ex titular de Gobernación con Miguel de la Madrid y actual director de la CFE.
En síntesis, resulta que sea en los llamados “gobiernos neoliberales”, o en la gestión de AMLO, todos han espiado y siguen espiando a opositores y periodistas.
Y lo confirma un reciente reportaje del diario español El País, que documenta la forma en que el gobierno de AMLO contrató un costoso equipo de escuchas telefónicas que lo mismo vigila a opositores, que fisgonea a periodistas y escudriña a empresarios.
Al final, Obrador resultó peor que los presidentes a los que pretende enjuiciar.
¿Por qué?
Porque López tiene como sus más cercanos a quienes lo espiaron en el pasado; expertos en espiar en el presente.
Por eso nadie le cree el espantajo de que el actual gobierno no espía.
Al tiempo.