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CAMPECHE, Camp., 7 de agosto de 2017.- Era la medianoche del domingo y Alito aún revisaba cada detalle del mensaje de su segundo Informe de Gobierno, que rendiría 12 horas después.
Cenaba en la plaza de San Francisco, como cualquier otro vecino, pero minutos antes ya había ensayado cada palabra, cada frase de su discurso.
Personalmente había seleccionado hasta las imágenes y el nivel del volumen de la musicalización de su pieza oratoria.
Por eso no fue casual que el mediodía de este lunes, ante las más de dos mil 500 personas que colmaron la sede alterna del Poder Legislativo de Campeche, el gobernador Alejandro Moreno haya elogiado con naturalidad e inteligencia a quienes tenía que elogiar.
Cercanísimo al presidente Enrique Peña, para quien opera sutilmente desde siempre, Alito aupó en su mensaje a Miguel Ángel Osorio, Enrique de la Madrid, José Antonio Meade, José Narro, Aurelio Nuño… y Enrique Ochoa.
Para todos ellos, reconocimientos por igual, ahí, precisamente frente a otros 12 gobernadores –incluidos Miguel Ángel Mancera y Silvano Aureoles, quienes pujan desde el PRD por Los Pinos–, y el panista Rafael Moreno, quien parece ya más perfilado que Ricardo Anaya y Margarita Zavala.
En cambio, el robusto mandatario de Campeche ya ni por asomo se distrajo en cartuchos que lucen más que quemados: el maloliente José Calzada, el frío Luis Videgaray o el socavonado Carlos Ruiz Sacristán, por ejemplo.
Entre la multitud pero en primera fila, dos sábanas más que miadas asentaban con la cabeza y las cómplices sonrisas la alocución del ex diputado y ex senador: Carlos Aceves y José Murat, piezas clave también en la Asamblea que viene.
Fue pues la tarde de Alito, que ni Franklin pudo estropear.
Al final quedó la sensación –“realidad, no percepción”, frase que le gusta a Alito– de que Alejandro Moreno y Campeche quisieron alzar la voz para hacer sentir que del mazo tricolor aún están muchas cosas por definirse, pero ya perfiladas…
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