
Semana Santa: Reparar, restaurar, restituir
Para Contar
Es indiscutible que el voto de Miguel Ángel Yunes Márquez fue determinante para que se aprobara la reforma judicial.
Por supuesto que no fue gratis, en la política, en México y en cualquier parte del mundo, la negociación es moneda de cambio y este caso no fue la excepción. ¿Qué salió muy caro su voto? Fue la forma como se alcanzó la mayoría calificada necesaria para aprobar la reforma constitucional.
La importancia de la reforma tampoco está a discusión, estamos próximos a la renovación del poder judicial, que tanta falta hace para acabar con sus vicios, con el nepotismo y la corrupción. De ahí que el voto de Yunes valía a cambio de librarlo de las averiguaciones que tenía en contra.
No hay que olvidar que Yunes había llegado al Senado con la camiseta de Acción Nacional y en los momentos de la discusión de la reforma, el PRIAN había cerrado filas. Se percibía más factible que alguien del tricolor cediera y se sumara a la mayoría arlamentaria.
Sin embargo, el malicioso de Alejandro Moreno prácticamente secuestró a sus compañeros para que nadie se fuera a pasar del otro lado. Incluso, tuvo a la mano los suplentes para de inmediato relevar al compañero que le diera la espalda.
Marko Cortés, quien en ese momento todavía dirigía a los azules, daba por hecho que ninguno lo traicionaría y no tomó ninguna medida extraordinaria para evitar la traición.
Cuando descubrió que Yunes había negociado por su cuenta, ya era demasiado tarde. Y Miguel Ángel aguantó todos los calificativos del panismo y de mucha gente de la derecha. Se lo querían comer vivo. Con el descrédito sobre sus hombros, siguió adelante.
Votó a favor de la reforma y eludió los tribunales de su estado, aunque no el desagrado de veracruzanos encabezados por Rocío Nahle. Entendieron que no había de otra para aprobar la que quizás sea la reforma legislativa más importante del sexenio, porque representa la renovación de uno de los tres poderes de la Unión, indispensable y respuesta al mandato que dio el pueblo en las elecciones presidenciales.
Yunes Márquez supuso que también podía aspirar a la camiseta guinda, sobre todo al ver la aversión de la bancada azul; para nada querían tenerlo cerca y menos en sus filas.
El grupo parlamentario de Morena en el Senado lo cobijó y el coordinador de los morenistas Adán Augusto López Hernández le dio el visto bueno para ir por la afiliación guinda.
Nada más que en Veracruz brincaron de inmediato y formalizaron su molestia e inconformidad ante las instancias del partido, que finalmente tuvieron que rechazar su inscripción.
De cualquier manera, va a seguir en la bancada de Morena. Desde el primer día que se hizo pública la afiliación, la senadora Andrea Chávez Treviño (asediada justa o injustamente en las redes sociales), al responder a pregunta directa de la reportera de la Jornada Andrea Becerril de qué pasaría si no era aceptado en el partido, respondió de inmediato sin titubear, segura, firme, que se quedaría en el grupo parlamentario.
No es el primer legislador que forma parte de una bancada y no es militante del partido que le abrió el espacio. Los hay en todos los grupos, en calidad de independientes.
Así que Miguel Ángel Yunes Márquez puede estar tranquilo, sus compañeros senadores y senadoras no lo van a desamparar y va a mantenerse como presidente de la Comisión de Hacienda, una de las más importantes comisiones del poder legislativo.
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